CONFLICTO EN VIGO

A juicio por "amenazar" a los okupas que viven en su casa para que la dejen

El dueño y su mujer, ambos en paro, llevan más de un mes intentando recuperar la vivienda

Miguel Ferreira, Nuria Rodríguez y su hija, con la denuncia interpuesta por los okupas

Miguel Ferreira, Nuria Rodríguez y su hija, con la denuncia interpuesta por los okupas / periodico

Carlos Ponce

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Situación surrealista la que están viviendo Miguel Ferreira y Nuria Rodríguez,  matrimonio de Vigo (Pontevedra), después de que ambos se quedasen sin trabajo debido a la pandemia. Vecinos de la calle Fátima, en Vigo, cuando se fueron al paro decidieron mudarse a una casa familiar heredada de la que él es el propietario para ahorrarse costes. Pero cuando iban a hacerlo se dieron de bruces con la realidad: esa vivienda, ubicada en Fonte Escura -entre Cabral y Candeán-, estaba "okupada”, informa 'El Faro de Vigo', diario del grupo Prensa Ibérica.

La inquilina es amiga de la esposa de Miguel, y le permitieron vivir ahí porque estaba pasando una situación complicada. Pero cuando le dijeron que se tenía que ir porque ellos pretendían mudarse, la mujer se atrincheró y se negó a abandonar el inmueble. La otra solución que le propusieron fue pagar un alquiler mensual de unos 300 euros, algo que también rechazó. Decidieron poner entonces una denuncia en los juzgados de Vigo, pero todavía no hay ninguna resolución para llevar a cabo el pertinente desahucio.

El caso dio un vuelco cuando la okupa se llevó a vivir con ella a su pareja. Miguel, el propietario, volvió allí el pasado fin de semana a pedirles que abandonaran la casa. Y los okupas llamaron a la policía y decidieron demandar al dueño por “amenazas verbales” al conminarles a que dejasen su casa. Según los inquilinos no deseados, Miguel les dijo que le iba a matar a su perro y les amenazó con quemarles el coche, algo que él niega con rotundidad. “Todo eso es falso, se quieren hacer las víctimas cuando las víctimas somos nosotros”, lamenta.

Fecha solo para las amenazas

Mientras los juzgados todavía no se han pronunciado para desahuciar a los okupas, Miguel ya ha sido citado para un juicio rápido el 24 de octubre por esas supuestas amenazas. “Y yo mientras sigo sin mi casa y sin mis cosas,  fotos muy valiosas para mí… allí tengo toda mi vida”, lamenta desesperado Miguel, que no obstante espera salir airoso de ese juicio “porque todo lo que dicen es falso”.

Según el propietario, además, esos inquilinos que le están haciendo la vida imposible han destrozado la casa tanto por fuera como por dentro. “Tiene las ventanas rotas, los muebles antiguos de mi familia podridos en un desván, todo estropeado… Están arruinando mi pasado y el futuro de mi familia. No sé cuánto más podemos aguantar”, lamenta Miguel.

Hay que tener en cuenta, además, que este vigués se había gastado unos 22.000 euros en reformar esa vivienda pensando en ir a vivir allí tras su jubilación, pero por cuestiones económicas, tras quedarse sin trabajo él y su mujer y con una hija de nueve años, necesitaban mudarse para allí ya ahora. Y les está siendo imposible y no encuentran vías para poder desahuciar cuanto antes a los okupas. Una de ellas, no hay que olvidar, es una amiga de la esposa de Miguel.

Vivir del paro

En un primer momento, cuando le dijeron a la amiga de la esposa de Miguel, que finalmente se acabó convirtiendo en okupa, que debía abandonar la casa porque la necesitaban ellos para vivir, le ofrecieron varias soluciones para que no se quedase sin techo. Entre ellas o que les pagase ese alquiler de 300 euros mensuales por esa misma vivienda u otra renta al mes por el piso en el que ellos viven en la calle Fátima. Pero ambas propuestas fueron rechazadas por la okupa, que decidió mantenerse atrincherada.

Miguel Ferreira y Nuria Rodríguez viven ahora del subsidio por desempleo que cobran ambos y de la ayuda de sus familias. Aunque la vivienda en la que residen en la actualidad en la calle Fátima también es propiedad familiar, conlleva unos gastos demasiado elevados que ahora mismo no pueden mantener, y que en la casa okupada de Fonte Escura no tendrían que afrontar porque, entre otras cosas, por ejemplo, no tendrían que pagar una cuota mensual de comunidad.

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