Tercer aniversario

Los yihadistas 'inspirados', la amenaza más activa 3 años después del 17-A

Dos agentes y una furgoneta de los Mossos en medio de la Rambla el 18 de agosto del 2017

Dos agentes y una furgoneta de los Mossos en medio de la Rambla el 18 de agosto del 2017

Guillem Sànchez / Juan José Fernández

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Hasta que Youness Abouyaaqoub irrumpió en La Rambla el 17 de agosto del 2017, el terrorismo yihadista se percibía en Barcelona como una amenaza lejana, un temor del que se hablaba una y otra vez desde la matanza de la revista 'Charlie Hebdo' y que parecía concernir sobre todo al resto de Europa. El asesinato de 16 personas perpetrado por jóvenes en Ripoll fanatizados por su imán lo convirtió en algo dolorosamente real en la capital catalana y en Cambrils. Tres años después, el grado de alerta que valora el riesgo de sufrir un atentado sigue en el nivel de 4 sobre 5. No ha bajado de ahí desde que se decretó tras el ataque a la publicación satírica francesa. Sin embargo, la pandemia de covid-19 o el contexto político en Catalunya parecen haberlo alejado del centro de las preocupaciones ciudadanas. Policías y expertos avisan de que la prevención debe mantenerse alta. Aunque la forma de la amenaza ha mutado y se concentra, según remarcan, en el perfil de los llamados 'inspirados' o 'actores solitarios'.

El 'inspirado', según la Comissaria General d'Informació de los Mossos d’Esquadra, es una persona que se ha radicalizado sin necesidad de ningún catalizador. Es decir, ningún reclutador lo ha seducido para convertirlo en un yihadista. "Puede ser de origen árabe u occidental y, por diversos motivos, consumir la abundante propaganda que el Estado Islámico difunde en internet y acabar protagonizando un ataque". Estos 'actores solitarios', como se les conoce en el Cuerpo Nacional de Policía o la Guardia Civil, ni siquiera han establecido contacto con DAESH. "Actúan por su cuenta y con lo que tienen a su alcance: un coche, un cuchillo…". Los últimos siete ataques ocurridos en Europa este 2020 –cuatro en el Reino Unido y tres en Francia– han sido protagonizados por este perfil terrorista, el más complicado de detectar. 

"No tenemos forma de saber qué tipo de información consume la gente en la intimidad de su domicilio", admiten fuentes de los Mossos. Las mismas que, en sentido contrario, también llaman a no asustarse ante una realidad de la que, actualmente, no consta ningún peligro inminente en Catalunya. La policía catalana tiene en marcha, como antes del 17-A, los PRODERAEV (Procediment de Detecció de Radicalisme i Extremisme Violent), que consisten en formar agentes locales, maestros o funcionarios de prisiones –entre otros– para que alerten de síntomas de radicalización detectados en su entorno. Que este tipo de perfiles sean actualmente la amenaza más plausible se debe sobre todo al contexto gepolítico. "La presión que ha ejercido la comunidad internacional sobre el Estado Islámico ha provocado que deba centrarse en defenderse y le resulte más complicado coordinar grandes ataques".

Camuflados en la red

Mossos y Policía Nacional coinciden en señalar que el contexto de confinamiento provocado por la pandemia durante los últimos meses ha crecido el riesgo de exposición a la propaganda yihadista de la red. El DAESH, según agentes de la Comisaría General de Información de CNP, ha contado a sus seguidores que el coronavirus es un castigo de Alá y ha animado a los comprometidos –se graban en vídeo jurando fidelidad al califato- a salir a atacar en la calle, donde hubiera muchos miembros de las fuerzas de seguridad.

Durante el confinamiento, además, explican los policías nacionales consultados, se ha detectado que algunos de los consumidores de esta propaganda destinada a sumar adeptos para la causa islamista se camuflan en internet usando VPN (Virtual Private Network) anonimizadoras, que conectan los dispositivos sin que se vea su identificador, o IP. La Policía también confirma que en los últimos meses ha crecido el tráfico del yihadismo en internet. 

El criminólogo David Garriga adiverte sobre la misma cuestión: "El Daesh se ha alimentado del aislamiento social del confinamiento y del posterior distanciamiento en la nueva normalidad. Controla el espacio virtual y lo explota tácticamente, la vía de captación 'online' puede favorecer este tipo de terroristas 'inspirados'". 

Fanatizados a distancia 

"Un fanático no tiene que haber ido a Siria para convertirse en un peligro", explica un mando policial de la lucha antiyihadista. Muy motivados contra los agentes estaban los cuatro yihadistas takfirís, los más radicales, capturados en Baños de Calatrava (Ciudad Real) el pasado 22 de mayo. Se autodenominaban "soldados invisibles". Antes de la pandemia, iban el líder y tres acólitos por las fiestas de los pueblos amonestando a los musulmanes que estuvieran festejando. Con el virus, subieron de escalón.

El caso de juramentado más inquietante de los interceptados esta primavera es el de Mohamed Yassin Amrani, detenido en Barcelona por la Guardia Civil el 8 de mayo. Estaba en un enloquecido punto de ebullición de su radicalización. Había perdido su trabajo de camarero por la pandemia y se encontraba al borde de la indigencia. Rompía el confinamiento por Barcelona buscando objetivos para atentar. Entre sus planes estaba el de degollar a algún espectador en las gradas del Camp Nou durante un Barça-Madrid.

Catalunya atrae buena parte de los esfuerzos de la lucha antiyihadista del Cuerpo Nacional de Policía: ya lleva 6 operaciones desde el inicio de 2019 con 9 de detenidos, que son un tercio de los capturados por ese cuerpo en toda España. La célula de reclutados que interceptó el 8 de julio en Badalona es también un caso clave: El líder es un marroquí que se fue a Siria. Tres de sus prosélitos, muy radicalizados, probaban maniobras de distracción contra la vigilancia policial.

El más frecuente, no el más peligroso

A pesar de que la amenaza actual más acuciante la encarnan estos 'solitarios', tanto los policías como los expertos coinciden en no menospreciar la coordinación del Estado Islámico. "Los atentados de Barcelona y Cambrils ocurrieron en el contexto de un extraordinario ciclo de movilización yihadista dentro de Europa Occidental. El ciclo ha remitido pero la amenaza del terrorismo yihadista persiste. Los atentados perpetrados por actores solitarios son la expresión más frecuente de esa amenaza, pero no la principal, que corresponde a actos de terrorismo detrás de los cuales hay células o redes, especialmente si tienen conexión con organizaciones yihadistas basadas en zonas de conflicto", explica Fernando Reinares, director del Programa sobre Radicalización Violenta y Terrorismo Global, del Real Instituto Elcano. Garriga, en el mismo sentido, recuerda que prevalece "un terrorisme global que, lejos de detenerse, seguirá manipulando, radicalizando y atentando". Las comunicaciones y amenazas terroristas difundidas durante la panemia "son oportunistas" y no indican, necesariamente, "una amenaza inminente", explica el criminólogo. Aún así, el riesgo sigue "latente". 

La lección del 17-A

La coordinación entre los Mossos y los cuerpos estatales es "excelente", según se asegura desde la policía autonómica. "Estamos en el CITCO (Centro de Inteligencia contra el Terrorismo y el Crimen Organizado) y hablamos casi todos los días. Compartimos toda la información y el estado de las investigaciones". La falta de lealtad entre policías fue clamorosa antes de los atentados y también en los días inmediatamente posteriores a estos. La esperada entrada en el CITCO de los Mossos, y la lección aprendida del 17A, parecen haber cambiado un entendimiento clave para la seguridad ciudadana

Anna Teixidor, autora del libro 'Sense por a morir', la investigación más exhaustiva acerca de la radicalizaron los jóvenes de Ripoll, lamenta que tres años después no se hayan tomado todas las precauciones necesarias. "Sobre todo en el aspecto de la prevención social", remarca. "Siguen faltando espacios de asesoramiento a los que puedan recurrir familiares o amigos de jóvenes que presenten síntomas de radicalización, un paso previo a contactar directamente con la policía". En otros países existen entidades civiles que cuentan con este tipo de recursos, preocupa que las administraciones "no están lo bastante encima de este problema" en un contexto de" ascenso del populismo, de la extrema derecha o de la extrema izquierda" que puede impulsar "actitudes totalitarias"

El secretario de Igualtat, Oriol Amorós, por su parte, defiende que la prevención del Govern es la adecuada. Las políticas se centran en tres ejes: "igualdad, contra del rechazo a la diversidad y fomento de la interacción". "El único elemento que tienen en común –los terroristas– es que no quieren la sociedad a la cual pertenecen", explica para recordar la procedencia diversa de algunos de los últimos autores de atentados –que no eran musulmanes– y para subrayar que la prevención debe actuar sobre las barreras económicas que sufren algunos jóvenes –muchos de ellos de origen magrebí– y contra el rechazo que generan algunos de sus "elementos identitarios". 

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