PREOCUPACIÓN EN LA FAMILIA MÉDICA

Los enfermos sin covid-19 tienen miedo de ir al hospital

Una de las salas de espera de paciencias del Clínic, de Barcelona, el pasado martes.

Una de las salas de espera de paciencias del Clínic, de Barcelona, el pasado martes. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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“Raúl, creo que esto empieza a normalizarse: acaba de llegar a urgencias un padre con su hijo, que se ha tragado un chicle”. El doctor Jordi Delàs entró, el pasado viernes, en el despacho del doctor Raúl Muñiz, director médico del Hospital Sagrat Cor, de Barcelona, perteneciente al Grupo Quirónsalud, que en sus numerosos centros (General de Catalunya, Teknon, Quirón, Dexeus, El Pilar y Sabadell) ha tratado a uno de cada cinco catalanes que han sufrido coronavirus, con esta noticia de alcance y, por supuesto, relatada con la ironía que merece estar muy  preocupados porque, por culpa del coronavirus, la gente, los pacientes, nosotros, hemos dejado de acudir a los hospitales, sea a urgencias, a cualquier consulta programada (inclusos control del corazón) o, incluso, para operarnos.

Los médicos y los hospitales parecen estar superando mucho mejor que la población y, por supuesto, que los pacientes, esta mortal pandemia. A día de hoy, los hospitales, todos, están ya adaptados, preparados y organizados para atender, sin ningún tipo de temor, a los contagiados de coronavirus y a los pacientes de siempre, pues todos han organizado dobles circuitos, separados, que no tienen relación e, incluso, implantado un esmerado servicio de atención al paciente, programando milimétricamente las visitas (incluso enviando mensajes a través del móvil “no llegue tarde”, “espérese 10 minutos”) y demostrando a la población que, en estos momentos, no hay lugar más seguro que un hospital.

"Los pacientes han desaparecido. Tengo la sensación de que la gente cree que nuestras paredes están infectadas y, no, nos hemos rehecho con fuerza"

Adela Chimeno

— Directora médica del Hospital Universitario Dexeus

Los grandes centros, sus responsables médicos y sus especialistas están, en estos momentos, seriamente preocupados porque, día a día, comprueban, asustados, temblorosos y, sobre todo, inquietos, que los pacientes son reacios a acudir, no ya solo a urgencias (cosa que hacíamos con una facilidad asombrosa, demasiado cuentan) sino, incluso, a las visitas y/o controles médicos programados y hasta somos capaces de llamar, por nuestra cuenta, a las enfermeras de los cirujanos para tratar de aplazar, hasta dentro de unos meses, la intervención quirúrgica que tenemos programada desde hace meses.

Datos muy significativos

Los datos, cierto, en un momento en que estábamos confinados son muy significativos (según los doctores, “preocupantes, muy preocupantes”), ya que, por ejemplo, en el Clínic, en abril del 2019 se produjeron 160 visitas médicas, 50 de traumatología y 35 cirugías y este año han sido 60, 12 y 13; en el Sagrat Cor, de 150 urgencias en un día cualquiera de abril del 2019, se han pasado a 50 este año; en el Hospital General de Catalunya, de 35.759 visitas presenciales en abril del 2019 se ha pasado a 858 este año, es decir, casi 38.000 menos y en el Hospital Universitari Dexeus, de 300 urgencias diarias a 50.

“Eso sí, ahora, de los pacientes que nos llegan a urgencias, si vemos 50, 35 acaban ingresados”, explica el doctor Muñiz que, en efecto, al margen de la broma que le lanzó su colega Delàs, está, como todos los galenos consultados por El Periódico de Catalunya, “seriamente preocupado por el impacto tan tremendo que ha dejado el coronavirus en nuestra población, es decir, entre los pacientes, que le han cogido un miedo terrible a venir al hospital cuando, cierto, sí, no lo oculto, antes igual venían demasiado, o muy pronto, o por cualquier cosa”.

"Antes íbamos a urgencias por cualquier cosa, pero es que, ahora, hemos dejado de ir incluso por algo grave, muy serio"

Raúl Muñiz

— Director médico del Sagrat Cor

Los hospitales, las urgencias y los doctores prefieren, desde luego, la antigua versión de la situación, es decir, que la población confíe en sus servicios y sigan (o vuelvan a pensar) que, cuando uno se encuentra mal o tiene un problema que puede agravarse, debe acudir al médico, al hospital, a urgencias. “Puede que esta pandemia haya demostrado, de ahí la broma del chicle, que, sí, que antes acudíamos a urgencias por cualquier tontería, pero es que, ahora, podemos estar muriéndonos de lo que puede ser un infarto, o una hemorragia intestinal, o un horrible y dolorosísimo cólico nefrítico, y creemos que lo vamos a superar en casa porque tememos infectarnos del covid-19 en el hospital, cuando se ha convertido en el lugar más seguro del mundo”, insiste el doctor Muñiz.

El director médico del Sagrat Cor asegura haber ido el otro día a una pollería donde la dependienta llevaba mascarilla de protección, pero su compañero del mostrador cortaba el pollo portando una visera, sí, “pero levantada hacia arriba”, lo que hacía que trabajase sobre la pieza sin protección alguna y fue en ese instante cuando pensó ‘mira, la gente no tiene miedo a ir a un sitio donde no se están haciendo bien las cosas y ha decidido no ir a un sitio, el hospital, donde todo está controlado y, encima, le van a salvar la vida”.

El 50% retrasa la operación

Muñiz va mucho más lejos al explicar que esta semana, cuando todos los hospitales tratan de adquirir, insisto, con miles de precauciones, nuevos escenarios y circuitos, la velocidad de crucero, volviendo a abrir las visitas externas, controles, cirugías y demás, se encuentran con situaciones esperpénticas. “Hemos vuelto a programar operaciones de todo tipo, desde cataratas a prótesis de cadera, y, cuando llamamos al paciente, el 50% no quieren venir, dicen que mejor dentro de unos meses. ¡Y el 50% que dicen que sí es porque hacemos que les llame su cirujano!, si les llama la enfermera o secretaria del departamento, le dicen que no”.

"Hay pacientes que, por miedo, lo pasaron horriblemente mal en casa hasta que decidieron acudir a urgencias"

Ernest Bragulat

— Jefe de Urgencias del Clínic

“Yo, la verdad, es que no sé donde se han metido nuestros pacientes, han desaparecido, le han cogido miedo a ir al hospital, a ver a su médico, a pasar su control en cardiología, deben pensar que las paredes de nuestros hospitales están infectadas de covid-19 y no es así porque todos los hospitales nos hemos rehecho con fuerza”, explica Adela Chimeno, directora médica del Hospital Universitari Dexeus. “Vale, de acuerdo, podría interpretarse, compro esa idea, que antes acudíamos a urgencias, al hospital, por cualquier cosa, pero es que ahora ni siquiera vienen los que venían de forma banal, ni los que están a punto de morirse y creen que se curarán en casa, solos. Insisto, la diferencia es muy bestia, de 300 a 50 visitas, como para encontrarle otra explicación que no sea el miedo a nuestros centros”.

“Yo estoy convencido”, explica el doctor Ernest Bragulat, jefe de Urgencias del Clínic, de Barcelona, “que hay gente, pacientes, que lo han pasado muy mal, horriblemente mal, en casa. Gente con dolor de pecho, que estaba sufriendo un amago de infarto, o algo así, y que hasta el cuarto o quinto día no se han acercado al hospital y se han salvado de milagro. O gente con dolores abdominales, apendicitis en fase aguda y otro tipo de enfermedades, no sé, pequeños ictus, cólicos, que han ido pensando ‘bueno, haber si se me pasa y no tengo que ir al hospital’ y, cuando han venido, ya estaba todo muy evolucionado y ha sido muy complicado sacarlo adelante”.

Hospitales muy seguros

Bragulat conoce, sabe, ha oído, de niños que tenían programadas operaciones de apendicitis, normales y corrientes, que, cuando ha llegado la hora de ir al hospital, el que sea, para operarle, la familia ha preferido dejarlo para más adelante y el niño ha terminado ingresado con una peritonitis. El responsable de Urgencia del Clínic reconoce que “hemos de hacer un llamamiento a la población para que sepa que los hospitales son el lugar más seguro del mundo y que sigan confiando como confiaban antes de la aparición del coronavirus. No por nosotros, que le hemos dado la vuelta al calcetín y no solo nos hemos enfrentado a esta pandemia como hemos podido, aprendiendo de ella y, creo, somos aún mejores, sino por ellos. Entiendo que no es fácil, pero la gente no puede pretender curarse en casa de algo serio, de algo doloroso, de algo por lo que necesitas ir a un hospital. Vale, de acuerdo, dejemos de venir por tonterías, pero sigamos confiando en los hospitales”.

"Nosotros había días que atendíamos a 180 niños en urgencias; ahora, hay días que hemos atendido ¡a dos!"

Marta Guzmán

— Directora médica del Hospital General de Catalunya

Como explica Bragulat, no solo los hospitales han aprendido y se han trasformado sino que algunos, como el Hospital General de Catalunya, ha logrado la Applus Certification Hospital Seguro de Covid. “Todos los hospitales son seguros, por supuesto, ¡vaya que sí!”, señala Marta Guzmán, directora médica del General de Catalunya, “pero nosotros estamos muy orgullosos de esa certificación aunque, al parecer, de momento no es suficiente para que los pacientes, que han desaparecido con esta pandemia, todos, vuelvan a confiar en los hospitales”.

“Solo le pondré un ejemplo que, lógicamente, demuestra el miedo de los padres, que es, también, un miedo muy peligroso. Nosotros solíamos tener unas 180 urgencias pediátricas al día y, en estos meses, ha habido días de dos ¡dos! Los padres han aguantado con sus hijos, más o menos enfermos, en casa”, explica Guzmán. “Ya no le cuento, gente relativamente joven que han llegado al hospital con infartos evolucionados durante más de dos días, o pancreatitis agudas que no era, desde luego, una indigestión como sospechaba el paciente, no”.

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