El futuro de una infraestructura

La falta de consenso político enquista la ampliación del aeropuerto de El Prat

La Ricarda, junto al aeropuerto de El Prat.

La Ricarda, junto al aeropuerto de El Prat. / JORDI COTRINA

Aitana Glasser

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El aeropuerto de Barcelona-El Prat registró el año pasado cifra récord de viajeros, 52,6 millones, unos números que sitúan al aeródromo al límite de su capacidad, según Aena, cifrada en 55 millones. Pasan los años y la saturación está cada vez más cerca, pero los posibles proyectos de ampliación para evitar que llegue siguen enquistados debido a la falta de consenso entre administraciones y Aena, a la que se suman las críticas de vecinos y ecologistas.

La intención de Aena es convertir al aeropuerto barcelonés en un ‘hub’ internacional de primer nivel y alcanzar en 2026 los 70 millones de viajeros. Para ello, se han planteado a lo largo de la última década varias posibilidades, que han enfrentado a administraciones, empresas, plataformas ecologistas y vecinos.

La opción más avanzada es la construcción de la terminal satélite ligada a la T1adjudicada el mes pasado a la empresa Prointec. Una solución que permitiría aumentar la capacidad del aeródromo, pero que el presidente de Aena, Maurici Lucena, supedita a otra de las opciones: la ampliación de la tercera pista 500 metros al este.

Hacerlo supondría que en la pista más pegada al mar aterrizaran y despegaran aviones de mayor capacidad -ahora solo se usa para el despegue-, con el consiguiente aumento de pasajeros que eso conllevaría, pero afectaría a espacios naturales del Delta como la laguna de La Ricarda (en El Prat) protegida por la Unión Europea e incluida en la Red Natura 2000, así como el Parc Agrari del Baix Llobregat.

Convertir Girona en la cuarta pista

El proyecto de ampliación de la tercera pista cuenta por ello con la oposición de varios consistorios de la zona, como Castelldefels, Gavà, Sant Boi y El Prat. El de El Prat de Llobregat, con Lluís Mijoler (El Prat En Comú) al frente y con los socialistas en el equipo de gobierno, aprobó a principios de mes y con el apoyo de todos los grupos municipales una declaración institucional en contra de la actuación y en defensa del patrimonio natural del Delta.

En la declaración se pedía al Gobierno que abandonara el proyecto atendiendo a criterios medioambientales y al "sentido común", y advertían que la destrucción de La Ricarda supondría "un desastre natural, agrícola y patrimonial sin paliativos", más aun en un contexto de emergencia climática. Como solución, el escrito proponía otra alternativa también discutida: convertir Girona en la cuarta pista del aeropuerto de El Prat. 

Repartir el peso entre Girona y Reus es, para las asociaciones de vecinos y ecologistas, una manera de "echar balones fuera", asegura Pere Bonet, portavoz de la Plataforma Zeroport. "La propuesta es contraria al discurso medioambiental que se hace desde el Ayuntamiento", defiende Bonet, que apunta a que el objetivo debería ser evitar cualquier tipo de ampliación y reducir vuelos.

Opiniones encontradas

La posición del consistorio se alinea con la de la Generalitat, cuyo 'conseller' de Territori, Damià Calvet, ha insistido en la necesidad de "preservar" el espacio natural del Delta, y también con la del Ayuntamiento de Barcelona. Si bien en un principio Colau se mostraba partidaria de reducir la actividad aeroportuaria, los 'comuns' apoyaron en febrero una proposición de JxCAT para defender su crecimiento, aunque pedían que atendiera a criterios medioambientales. 

Una de las posiciones más discutidas ha sido la del alcalde de Viladecans, Carles Ruiz (PSC), que ha defendido la ampliación del aeródromo y ha ofrecido a Aena la posibilidad de compensar, con terrenos de esta población, las afectaciones a los espacios naturales que provocara la ampliación de la tercera pista, declaraciones de las que se han desmarcado los 'comuns', en el equipo de gobierno. 

Fuentes municipales puntualizan que el consistorio no se ha desmarcado del resto de ayuntamientos socialistas, sino que ha añadido una hipotética solución en caso de que fuera "inevitable" la ampliación de la tercera pista. Una propuesta que, para la Plataforma Zeroport, es una "aberración" en términos ecológicos. "La Ricarda tiene un valor ecológico por sí misma, es el espacio natural más virgen del Delta, y sería un desastre destruirla", defiende Pere Bonet. 

Según el consistorio pratense, las conversaciones están paradas desde que se inició el estado de alarma, por lo que habrá que esperar a que la situación se restablezca para ver qué futuro le depara a La Ricarda. Para la plataforma, la situación de emergencia abre un nuevo escenario también en este ámbito, pues "la crisis que afectará al sector turístico será más pronunciada, lo que hace todavía más absurdo plantear una ampliación del aeropuerto", zanja Bonet.