LA ENTREGA DEL PERSONAL SANITARIO

"El coronavirus ha devuelto la sonrisa a nuestro hospital"

Profesionales sanitarios trabajan en la nueva planta de coronavirus del Hospital Sant Joan de Déu, de Palma.

Profesionales sanitarios trabajan en la nueva planta de coronavirus del Hospital Sant Joan de Déu, de Palma. / periodico

Emilio Pérez de Rozas

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“Espero que todo el mundo interprete mis palabras como toca, como lo que son, una respuesta desde el fondo de nuestros corazones, una respuesta a la incertidumbre que todos llevamos y sentimos dentro pero, sobre todo, una valoración de lo importante que es que demos valor a todo lo conseguido, a todo lo que tenemos. Por eso puedo decir que la aparición de este virus tremendo, destructor, incierto, la aparición del coronavirus ha devuelto la sonrisa a nuestro hospital”.

El doctor Nicolás Flaquer, es el Director Médico del Hospital Sant Joan de Déu, de Palma, centro líder en la rehabilitación, geriatría y cirugía ortopédica de las islas, junto a su instalación de Inca, ambos integrados en la Red Hospitalaria Pública de las Illes Balears. Flaquer, cuyo hospital lleva recibiendo enfermos de covid-19, desde el pasado sábado cuando acabaron de reformar y adaptar una de sus plantas (36 camas), considera que la aparición de esta pandemia “ha hecho que todos valoremos mucho más lo que tenemos, cómo vivimos y el roce con los nuestros; por eso digo que aquí, pese a sentir el riesgo muy de cerca, lo que no significa miedo, sino respeto, estar alerta y sentir la incertidumbre de los afectados y sus familias, han vuelto a aparecer las sonrisas que antes dábamos por sobreentendidas y que son tan importantes en la convivencia. Ahora, cuando nos cruzamos por los pasillos nos guiñamos un ojo, nos sonreímos y nos sentimos más compliques que nunca”.

"No hemos reparado en gastos. No sabemos quién pagará todo esto, ni cuándo, pues solo hemos pensado en la salud de nuestros pacientes"

Joan Carulla

— Director General del Hospital Sant Joan de Déu de Palma e Inca

No es una sensación nueva. Es una sensación recuperada. Como el temor a sufrir una desgracia, a fallar, a no estar a la altura de la situación. “Nicolás tiene razón, mucha razón”, explica Isabel Román, Directora Enfermera del Sant Joan de Déu. “Desde el primer segundo, minuto, día, en que Joan (Carulla, Director Gerente de los dos hospitales, el de Palma y el de Inca), nos reunió a los responsables de las distintas áreas del centro, donde trabajan 500 personas, para decirnos que Juli FusterDirector General del Servicio de Salud de las Illes Balears (IB-Salut), le había pedido ayuda, todo el mundo se puso en marcha. No hubo un solo ‘no’, una sola duda, pese a no ser expertos en la materia, pero hemos tratado de reciclarnos lo más rápidamente posible para ayudar, para poner nuestro granito arena en esta lucha, en esta guerra”.

Poco importa el coste

“Lo único que puedo decir”, añade Carulla para explicar la reacción de los profesionales sanitarios de los dos centros que dirige, “es que se me puso la piel de gallina cuando vi la inmediata predisposición de todo el mundo para, sin pensar en el riesgo, las guardias ininterrumpidas, el cambio de costumbres y trabajo, hacer la transformación en cosa, no de días, sino de horas. Yo sabía de la humanidad de mi gente, la veo cada día, pero esto ha sido, sencillamente, impresionante porque no ha sido nada fácil”. Ni que decir tiene que ni Carulla ni sus jefes han reparado en gastos para adaptar, debidamente, su centro a las necesidades de la emergencia. “Esto ha costado mucho dinero, pero nos importa muy poco. Ya veremos quién lo paga y cuándo se paga. Lo importante era hacerlo en el menor plazo de tiempo posible y se ha hecho pensando en los pacientes. Y funciona”.

Logicamente, Sant Joan de Déu ha dejado de actuar como centro especializado en promover la autonomía de las personas, en lo que se denomina neurorehabilitación. Se han suspendido todas las consultas (se hacen 70.000 al año) y las intervenciones quirúrgicas (se realizan 5.000) y, ahora, se disponen a llenar toda la planta “pues la sensación que tiene Juli Fuster es que este fin de semana se alcanzará, en Mallorca, el vértice de contagiados y debemos estar preparados para todo”, añade Carulla. En ese sentido, el centro de Inca se ha organizado solo como soporte al PCA de la zona “por si es necesario ingresar a alguno de los contagiados que los sanitarios tienen controlados allí”.

"Este virus nos ha hecho valorar lo que tenemos y ha provocado una complicidad tremenda entre todos"

Nicolás Flaquer

— Director Médico del Hospital Sant Joan de Déu de Palma  

“Como explica Nicolás”, continúa contando Román, “han vuelto a aparecer las sonrisas y los guiños, pero también emergen las lágrimas de impotencia de los sanitarios ante una pandemia que nos sorprende cada día". “Y, en ese sentido", sigue narrando la responsable de Enfermeria, "yo, que también estaba aquí entonces, puedo asegurar que esto es mucho más duro que la aparición del SIDA. Y lo es porque, aunque me duela decirlo y espero que se me interprete bien, entonces la información no se generaba de forma inmediata, no había ‘fake news’ y la ausencia en las redes sociales de todos esos médicos, enfermeros y expertos falsos que han inundado internet de consejos inadecuados, nos permitía hacer nuestro trabajo serenamente. Entonces nos creían, ahora todo el mundo tiene un sabio en casa que sabe más que tú de esto o que cree poseer información privilegiada del coronavirus, cuando ni siquiera los médicos que lo estudian poseen certeza alguna”.

Peligro de desinformación

Tanto Carulla como los responsables de las distintas áreas del hospital, como Nicolás Flaquer o Isabel Román, así como el Comité de Ética Asistencial del hospital, están muy preocupados por cómo ayudar a los familiares de los pacientes ingresados a obtener información. “No es fácil, pero lo que más agobia es la incertidumbre, la desinformación”, cuenta Flaquer, que ha contribuido a crear canales de contacto con los familiares, vía móvil, email o, incluso, creando una especie de portavoz del centro que atiende a los familiares. “La gente está muy asustada, tal vez, incluso, demasiado. La información es importante pues, sin información, puedes tomar decisiones erróneas”.

"Es cierto que han vuelto las sonrisas, sí, pero también las lágrimas de impotencia pues, a veces, nos gustaría hacer mucho más por los pacientes"

Isabel Román

— Directora Enfermera del Hospital Sant Joan de Déu de Palma

Román explica que no todo el mundo está pendiente de su familiar. Hay gente que, por temor al contagio, llega a desinteresarse de su evolución. “Nosotros creemos que, incluso, el paciente está deseoso de saber cómo están los suyos. Simplemente decirle que su perrito está bien, que le encuentra a faltar, puede animarle y el ánimo cuenta mucho en el proceso de curación, incluso frente a una enfermedad tan incierta y desconocida como el coronavirus”, añade la Directora Enfermera.

Carulla, Flaquer y Román no descartan, pese a la gran escasez de equipos de protección individual, que es una de las razones por las que los familiares interesados en la evolución de la enfermedad del paciente no pueden acudir al centro, que aquellos enfermos muy graves puedan pasar sus últimas horas con uno de sus seres queridos al lado. “No es fácil, no, pero deberíamos intentarlo”, señalan los tres al unísono.