EL DEBATE DE LA MOVILIDAD SOSTENIBLE

Las grandes ciudades apuestan por el 'car sharing' que Barcelona ha frenado

Car sharing Madrid

Car sharing Madrid / periodico

Manuel Vilaseró

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Desde las empresas de movilidad sostenible de Madrid se contemplan con perplejidad las restricciones impuestas en  Barcelona a la moto eléctrica compartida. "Van a copiar para las motocicletas el modelo de regulación del patinete compartido que ha fracasado en Madrid, mientras siguen sin autorizar el ‘car sharing’ con el que llevamos cinco años de éxito y se ha extendido en otras capitales europeas", lamentan.

Uno de los sorprendidos ha sido David Bartolomé, director de desarrollo de negocio de Share Now (antes car2go), la empresa que ideó el modelo de coche compartido flexible (se recoge y deja en cualquier calle). Tras una etapa experimental en la ciudad sueca de Ulm en el 2008 y luego en Hamburgo, la empresa se lanzó a la conquista de otras grandes ciudades. En España aterrizó en el 2014.

Sin color político

Las conversaciones con el entonces alcalde de Barcelona, Xavier Trias, no dieron fruto y con su sucesora, Ada Colau, aún menos. A Ana Botella, en Madrid, le gustó el proyecto y a su sucesora, Manuela Carmena, aún más. José Luis Martínez-Almeida, el actual primer edil, les ha garantizado la continuidad.  

Los pequeños Smart eléctricos de car2go empezaron a circular por el centro de la capital de España en 2015 y cinco años después son ya cuatro las empresas que ofrecen un servicio similar extendido gradualmente a buena parte de la ciudad , con una flota total de casi 3.000 vehículos y alrededor de 800.000 clientes que en sus viajes diarios no emiten ni un solo gramo de CO2.

Es muy difícil pasear por una calle de Madrid sin toparse vehículos aparcados de Wible, Zity, Share Now (car2go) o Free2Move (Emov). Y es también complicado  encontrar grandes ciudades europeas donde no exista una oferta similar.

París, Berlín, Milán... y hasta Wuhan

Una de las últimas capitales en incorporarse ha sido París. Share Now empezó a operar el año pasado en la ciudad donde gobierna la socialista 'verde' Anne Hidalgo. Zity tiene previsto hacerlo este marzo. Liderada por Ferrovial y con participación de Renault será la primera empresa española de ‘car sharing’ en operar fuera de nuestra fronteras.

En Berlín, encabezada por una coalición de izquierdas y ecologistas, y uno de los espejos donde se mira Barcelona en Comú, también operan varias compañías. Amsterdam, Milán, Roma, Milán, Frankfurt, Copenhague, Turín… Eso solo en Europa. Asia es otro terreno fértil y una de las ciudades en incorporase ha sido la china Wuhan, hoy trístemente célebre.

Los operadores recelan

Barcelona es la excepción. El Ayuntamiento ha anunciado en reiteradas ocasiones una autorización que sigue sin hacer efectiva. Ahora la demora a después del verano y con un ambito obligatoriamente metropolitano. "Esperaremos a ver en que consiste esa regulación. Para nosotros lo lógico es que se haga como en Madrid, dando permiso para operar a las empresas que lo pidan y luego ya el cliente opta por la que mejor se adapta a sus necesidades", explica Bartolomé, receloso ante "horrible" precedente de la restrictiva norma para las motos. En Madrid el ‘moto sharing’ funciona como el de los coches (e-cooltra cuenta son 1.500 vehículos).

"Nos cuesta mucho esfuerzo convencer a los inversores para que apuesten por este modelo de movilidad sostenible y si hay incertidumbre regulatoria es imposible. Obtener rentabilidad con una flota de 300 motos es inviable", añade, a modo de ejemplo.

Carlos Blanco, director general de Wible (Kia y Repsol)  considera "la regulación de las motos en Barcelona un atropello a las empresas privadas y a las que se han establecido allí". "Con ese volumen de motos es muy complicado hacer rentable una compañía. Todo lo que sea sobreregulación corta las alas a las empresas que lo están haciendo mejor. En Madrid ya pasó con el tema de los patinetes eléctricos", advierte.    

El fiasco de los patinetes

Carmena adjudicó el servicio a más de 20 empresas divididas entre los diferentes distritos de la ciudad y el resultado ha sido "una ruina y un caos" que ha hecho abandonar a la mayoría. Sólo siguen operando cuatro o cinco que invaden territorios que no tienen adjudicados.

Almedia ha encargado un estudio de reconsideración de toda la movilidad sostenible que estará lista en septiembre y se centrará especialmente en desenredar la madeja del patinete eléctrico.

El coche compartido eléctrico no es ni de lejos una gran negocio. Al contrario. Por el momento ninguna de las cuatro empresas instaladas en Madrid ha dejado atrás los números rojos. Aún son deficitarias pero aguantan porque creen que "este es el futuro y hay que estar ahí". A los fabricantes integrados en estas plataformas (Mercedes, Renault, Kia y Citroën), les sirven, además, de promoción de sus modelos eléctricos.

Es posible que alguna acabe retirándose si los números se mantienen en negativo, como Share Now ha hecho en Londres o Florencia. La falta de una infraestructura de recarga pública de baterías en las ciudades es uno de los hándicaps que lastra su cuenta de resultados. 

Alternativa ante las ZBE

Wible también mirará "con lupa" la regulación cuando salga en Barcelona. "Estamos a la espera. Pero tiene que haber ciertas garantías de que la regulación se mantenga en el tiempo y haga viable el negocio, sino no tiene sentido invertir", advierte su director general.

"La mayoría de ciudades han visto que el ‘car sharing’ es una alternativa limpia al uso del coche privado, algo clave en ciudades preocupadas por la contaminación o las emisiones de CO2.  Las restricciones a los vehículos de combustión nos hacen necesarios. Somos una alternativa para aquellos que no pueden prescindir del todo del coche. Estamos seguros que Barcelona también se apuntará. La pregunta es solo cuando y como", zanja  el directivo de Share Now.