MACRORREDADA

Segunda macrooperación en el Raval de Barcelona con 50 detenidos de 35 narcopisos

Operativo policial contra el tráfico de drogas en el barrio del Raval de Barcelona.

Operativo policial conjunta de los Mossos, Policia Nacional y Guardia Urbana, contra el tráfico de drogas en el barrio del Raval de Barcelona. / periodico

Guillem Sánchez

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Segunda tromba policial en el barrio del Raval de Barcelona para sofocar el fenómeno de los narcopisos, domicilios ocupados y usados por los traficantes para el menudeo de la droga, tras el despliegue de la operación Bacar, librada en octubre del pasado año en el mismo vecindario contra la mafia dominicana. La macrooperación de este jueves, activada a las 16.00 horas de la tarde, ha reunido a un millar de agentes de los Mossos d’Esquadra, el Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Urbana que han registrado un total de 35 narcopisos y han detenido a 50 personas, la inmensa mayoría de ellas de origen paquistaní.

El balance, que podría aumentar en las próximas horas, también ha incluido la detección de 2 kilogramos de cocaína, 3 kg de heroína y 2.180 pastillas. Además de Ciutat Vella, epicentro de la investigación, los agentes han derribado puertas de pisos de los distritos de Horta, Eixample, Sants-Montjuïc y Sant Andreu. La Policía Nacional ha identificado a un total de 105 ciudadanos extranjeros. 

El operativo de esta tarde supera en número de entradas y registros el que se desplegó aquel 29 de octubre del 2018 contra los camellos dominicanos que se habían adueñado de los narcopisos del Raval. Ha sido un segundo mazazo contra el narcotráfico y los responsables policiales confían en que resulte de gran ayuda para pacificar el barrio. Ha comenzado a plena luz del día y a pocas horas de que llegue oficialmente el verano, una época en la que el flujo turístico se desborda en puntos céntricos de la ciudad y que, en consecuencia, anima la actividad delincuencial en la zona: tanto de carteristas como de narcos

Matriz paquistaní

El grueso del operativo se centra en un entramado criminal de origen paquistaní. En el Raval, la población de Pakistán representa un 20% de los habitantes, según datos del Ayuntamiento de Barcelona publicados a finales del 2018. Uno de ellos, miembro de una familia que cuenta con "más de 200 parientes" en el vecindario y gestiona la mayoría de carnicerías halal del centro, miraba el despliege policial esta tarde apoyado contra la pared de la calle de Riereta. "No voy a mentir, claro que conozco paisanos que trafican, los hay de todas las edades. De mi familia, nadie. La mayoría está aquí para trabajar. Pero son muchos los que acaban vendiendo droga, sobre todo cocaína, y los más jóvenes, marihuana. Se la ofrecen a turistas, que quieren comprar para salir de fiesta", zanja, antes de despedirse con una sonrisa cuando se le pide un nombre para la noticia.  

Tal como explicó EL PERIÓDICO, la lucha entre lateros paquistanís por el control de espacios como la Rambla, la plaza Reial o sus aledaños, que había desencadenado violentos enfrentamientos zanjados a machetazos, escondía un negocio mucho más lucrativo que la cerveza: un mercado negro de la droga. Los lateros, además de bebidas, ofrecen cocaína, marihuana o viagra a los turistas. Y si están interesados, los acompañan a pisos de la organización en los que se lleva a cabo la compraventa aprovechando el principio constitucional de inviolabilidad de los domicilios. El operativo 'Suricat' de este jueves ataca los distintos eslabones y grupos que trafican por las zonas más turísticas del casco antiguo. Los registros, con orden judicial que permite irrumpir en el interior de las casas, han escudriñado tanto pisos que se usan para almacenar drogas o venderlas como establecimientos comerciales vinculados al menudeo. La mayoría de sustancias que movía este engranaje eran para consumo recreativo aunque también se han clausurado algunos puntos de heroína para toxicómanos. La mayoría de la heroína que acaba en Barcelona viaja escondida en las maletas de ciudadanos paquistanís

Más registros que Bacar

La intervención se produce ocho meses después de la operación Bacar, que se saldó con el registro de 26 domicilios y la detención de 55 personas –durante los días posteriores, esta cifra ascendería hasta la setentena–. El mazazo del 29 de octubre del 2018, coordinado desde la División de Investigación Criminal (DIC), se libró contra la mafia dominicana, que se había impuesto en el Raval aplicando la ley del terror con narcotraficantes de otras procedencias. Que los narcopisos hubieran quedado en sus manos había elevado el grado de violencia en las calles y había consolidó una plaga que devolvió el consumo de heroína a diversos calles del Raval. Los traficantes ofrecían a los toxicómanos un espacio dentro de las casas ocupadas para que pudieran inyectarse la droga. El fenómeno destrozó la convivencia en comunidades vecinales enteras.

Tras la operación Bacar, sin embargo, el resto de traficantes ubicados en el Raval ha ido recuperando el espacio que cedieron a golpe de machete. El modelo de narcopiso, conscientes estos últimos de que atraer a toxicómanos llamaba la atención policial, ha ido mutando estos meses hasta funcionar de nuevo como pisos de menudeo sin salas de venopunción clandestinas. La mayoría de las últimas operaciones policiales que se han llevado a cabo desde Bacar, una quincena solo en el 2019, han sido contra domicilios en los que se suministraban sustancias estupefacientes a turistas que las compran para el ocio nocturno de la ciudad. 

La operación de este jueves responde a la observación policial que se inició tras Bacar. La Unitat de Investigació de Ciutat Vella ha ido recogiendo datos a lo largo de este tiempo para acreditar que estos grupos paquistanís, que encarnaban un entramado criminal, se había quedado con el nicho de mercado negro del que los traficantes dominicanos habían sido expulsados. 

El dispositivo ha dejado atónitos a centenares de ciudadanos, en especial a los turistas, que a las cuatro de la tarde paseaban por la rambla del Raval y asistían con ojos como platos al desembarco de antidisturbios bajo la banda sonora de un helicóptero de los Mossos. El Cuerpo Nacional de Policía (CNP) ha montado un punto de control de extranjería en la zona del paseo más cercana a Drassanes.  

Desde 2017, cuando se detectó el estallido del fenómeno de los narcopisos en el corazón de Barcelona, las fuerzas de seguridad han desmantelado 182 de estos pisos de la droga en la capital catalana y han practicado un total de 245 detencionesToni Sánchez, jefe de la comisaría de Ciutat Vella, ha asegurado que la epidemia de heroína, que en su día acabó en manos de clanes de origen dominicano y que ahora trataban de reanimar camellos paquistanís, ya ha pasado a "mejor vida".