DESAPARECIDA DESDE EL 2018

El exnovio de Mònica Borràs confiesa el crimen

Este jueves se procederá al levantamiento del cadáver y a la realización de la autopsia

El asesino confeso de Terrassa sale de su domicilio

El asesino confeso de Terrassa sale de su domicilio. / periodico

Guillem Sànchez

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El exnovio de Mònica Borràs, la mujer desaparecida en Terrassa en agosto del 2018, confesó este miércoles que mató a su expareja. Ayer también fue hallado un cadáver en el jardín de la casa que compartían, en la calle Voltas de la población del Vallès que este jueves ha sido exhumado y será trasladado para practicarle la autopsia.

Según han informado fuentes jurídicas, dos forenses especializados en el tratamiento de huesos se han encargado a lo largo de esta mañana de hoy de desenterrar los restos mortales hallados en el jardín y de protegerlos para que estuvieran en condiciones de practicar la autopsia posteriormente.

Hacia las 15.30 horas de esta tarde, la comitiva judicial ha extraído el cuerpo sepultado de la vivienda y, en un coche fúnebre, el cadáver ha sido trasladado a las dependencias médicas donde los forenses tienen previsto practicarle la autopsia en la próximas horas.

Elementos de construcción

Este jueves se ha conocido que el cadáver fue hallado "bajo elementos de construcción" y según ha informado el Tribunal Superior de Justícia de Catalunya (TSJC) "no había antecedentes judiciales de violencia entre la pareja". También se ha sabido que el Juzgado de Violencia sobre la Mujer de Terrassa tiene abierta una causa contra el sospechoso.

 Jaume Badiella,  informático de 54 años, confesó el crimen en el momento en que los Mossos y la comitiva judicial se disponían a buscar el cuerpo enterrado mediante un georradar. Este jueves se procederá al levantamiento del cadáver y la realización de la autopsia, que permitirá confirmar que el cuerpo es el de Borràs, cuyo rastro se desvaneció el 7 de agosto de hace casi un año.

Había sido el propio Badiella quien denunció la desaparición de la mujer hace diez meses. Los Mossos pidieron entonces la colaboración ciudadana para dar con ella y se inició una campaña por redes sociales. Badiella relató al diario 'El Punt Avui' que Borràs, expareja sentimental pero todavía compañera de piso, se había marchado tras una discusión. Y que, tras aquel portazo, no había vuelto a saber de ella.  

Vida normal

Informático de profesión, Badiella había estudiado en el colegio Tecnos del municipio, según recoge el portal Món Terrassa, y tenía un aspecto de "científico despistado". En la Universitat Autònoma de Barcelona (UAB), además de la especialidad de Informática, se había formado como filólogo. 

Del balcón de su casa, mientras los agentes de la policía catalana escudriañaban el jardín en la tarde del miércoles, seguía colgando una pancarta de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Algunos de sus compañeros en la plataforma independentista seguían atónitos ante el desenlace de la desaparición de Borràs. "Desde el primer día, actuó como si no ocurriera nada, participando en cada acto, llevando una vida tan normal", relataba uno de ellos. 

Borràs y Badiella habían mantenido una relación por momentos "tempestuosa", según su entorno. Ella había acumulado en el pasado diversos litigios derivados de discusiones familiares. Ninguno demasiado grave. Su desaparición se había convertido en un enigma que, para los Mossos, pronto pasó a ser un caso de homicidio sin cadáver.  

La investigación de los Mossos nunca logró hallar ningún rastro de Borràs después de aquella supuesta marcha tras la discusión con Badiella. Y los indicios policiales se fueron concentrando alrededor de una hipótesis que ahora la autopsia podrá confirmar: la mujer nunca salió de casa. Lo que ocurrió, según los Mossos tratarán de probar ahora, es que, presuntamente, él la mató y después la enterró en el jardín de su casa. A partir de ese instante, denunció la desaparición y ocultó el secreto incluso a las personas más próximas, que atribuyeron el nerviosismo que sí mostró con alguno de ellos a que su expareja seguía sin aparecer. 

El juez que dirige la investigación mantiene el secreto de sumario en relación con el caso.