pederastia en las escuelas

Benítez declara que los Maristas taparon sus abusos durante 25 años

Joaquim Benítez, a su llegada a la Audiencia de Barcelona

Joaquim Benítez, a su llegada a la Audiencia de Barcelona / periodico

J. G. Albalat / Guillem Sánchez

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"No tenía miedo de ser descubierto porque me sentía amparado por los Maristas", reconoció este martes el exprofesor de gimnasia del colegio Sants-Les Corts Joaquim Benítez, que se enfrenta a 22 años de prisión por abusar sexualmente de cuatro alumnos. Y es que en 1986, años antes de que ocurrieran los hechos que se están juzgando, la cúpula de la orden religiosa tuvo conocimiento de que el pederasta confeso había realizado tocamientos a un estudiante y no hicieron nada contra él. No lo despidieron y continuó ejerciendo de profesor durante  25 años. Así lo relató el pederasta confeso a preguntas de su defensa en la vista que se está celebrando en la Audiencia de Barcelona. Con estas palabras, el procesado corroboró las denuncias de exalumnos de que la congregación podía haber encubierto abusos. 

El exprofesor se negó a responder a las preguntas de la fiscalía y las acusaciones particulares, y solo contestó a su abogado. Pero admitió que realizó felaciones en un despacho a dos de los estudiantes que lo han denunciado. "A T. lo engañé y le hice una felación", dijo de una de las víctimas. Afirmó incluso que en una ocasión otro profesor (ya fallecido) abrió la puerta y le descubrió. También reconoció que abusó de la misma manera de M. G. Sin embargo, negó que hubiera sexo anal con el primero de ellos, tal y como este relató ante el tribunal. El acusado demintió, además, que abusara de otros dos alumnos. La defensa, ante esta confesión, modificó sus conclusiones (pedía la absolución) y aceptó para Benítez hasta ocho años de prisión. El fiscal solo aumentó la indemnización para el exalumno T. de 30.000 a 50.000 euros, sin cambiar nada de su escrito de acusación.

El exdocente admite que otro profesor entró en el despacho y lo pilló abusando de un menor

Pero el momento más importante del juicio -no tanto a nivel jurídico para este proceso concreto sino por la corroboración de la versión de algunas víctimas de abusos - fue cuando Benítez admitió que en mayo de1986 el padre de un estudiante se quejó a la dirección de que él había abusado de su hijo. Al cabo de dos días, el entonces profesor y el progenitor de este muchacho se reunieron con la dirección del colegio. La familia del niño estaba dispuesta a presentar una denuncia. El máximo  responsable de la escuela únicamente recriminó la actitud al ahora procesado, diciéndole que lo que había hecho era "bastante feo". El exprofesor, en cambio, calificó el abuso de "impulso esporádico"

La orden lo niega

El director de la escuela, según detalló el acusado, puso en conocimiento de la cúpula de los Maristas esta situación. "Yo me fui de vacaciones al Empordà. Estaba convencido que me llamarían para expulsarme, pero no fue así", aseguró Benítez. El rumor era que la orden religiosa le castigaría con tres meses sin sueldo, pero eso tampoco ocurrió. Cuando volvió en septiembre, simplemente le dijeron: "No vuelvas a hacerlo. Primera advertencia. A la segunda te vas", recalcó. "Por eso no tenía miedo", incidió. El acusado se fue del colegio en el 2011 de forma voluntaria y tras otra queja de un padre sobre abusos sexuales. Los Maristas, que nunca le despidieron, aseguraron ayer por la tarde en un comunicado que "ningún director ni responsable del colegio Maristas de Sants ni de la institución marista recibió ninguna queja sobre conductas inapropiadas relacionadas con Joaquim Benítez" y que la primera queja la recibieron "en el 2011" y lo denunciaron a la fiscalía de menores.

Esta confesión, según fuentes judiciales, podría abrir la puerta a que las 17 personas que han denunciado también al exprofesor pero que han visto archivados sus casos por la prescripción del delito puedan ahora acudir a la vía civil para reclamar la responsabilidad de la orden religiosa. Ese supuesto encubrimiento, además, confirma la sospecha de otros muchachos que explicaron a los Mossos que habían sido objeto de abusos por parte de otros exdocentes. Se llegaron a presentar 43 denuncias contra 12 exprofesores de tres colegios maristas.

En el proceso contra Benítez por los cuatro casos de abusos sexuales figura la orden religiosa solo como responsable civil subsidiaria (se hará cargo de las indemnizaciones si no lo hace el procesado), pero únicamente por ser propietaria del colegio donde ocurrieron los hechos. Eso sí, una acusación particular reformó ayer su calificación inicial y reclamó que esa responsabilidad sea directa. Es decir, que paguen las indemnizaciones los Maristas. 

"Recuerda lo que me promestiste"

El pederasta confeso cumplió con lo prometido a Manuel Barbero. El padre de la primera víctima que denunció los abusos en el colegio de los Maristas de Sants-Les Corts se topó por la mañana en las cercanías de la Audiencia de Barcelona con Benítez. Cuando el progenitor del muchacho vio al procesado, que se dirigía al juicio que se celebra contra él, le gritó: "Joaquim". El acusado se ha giró, se levantó un poco el pasamontañas que llevaba y se acercó a Barbero. Éste le dijo: "Recuerda, Joaquim, que me prometiste que dirías toda la verdad sobre el papel de los Maristas". La respuesta llegó de inmediato: "Lo voy a hacer".

En ese breve momento en mitad de la calle, Benítez alargó la mano para dársela a Barbero. El padre de la víctima le dijo que no lo hiciera. Aún así, el pederasta mantuvo unos segundos la mano, pero no llegó a poder estrechársela a Barbero, que la rechazó. Tras ello, el procesado siguió su camino hacia el Palacio de Justicia.

Las secuelas

En la sesión del juicio los psicólogos y forenses describieron las secuelas que les han quedado a las víctimas de Benítez, sobre todo a los que les hizo felaciones. Una de ellas, por ejemplo, optó por marcharse de Barcelona por las dificultades que tenía para relacionarse con su entorno. "Le dio oxígeno", concretó una psicóloga que lo trató. Este testigo ratificó la versión de la fiscalía acerca del afectados, al detallar los abusos practicados por el acusado y que, como consecuencia de ellos, el muchacho sufre, entre otras secuelas, "problemas con figuras de autoridad", así como "dificultades para tener un grado de cercanía con los hombres, incluso con aquellos que conoce". Está previsto que el juicio finalice este miércoles con los informes del fiscal, de las acusaciones y de la defensa.

Narcisista sin trastorno mental

Los dos forenses y el psicólogo que examinaron a <strong>Joaquim Benítez</strong> apuntaron en el juicio que el procesado tiene un perfil "narcisista" con  "rasgos egocéntricos"  y con "relaciones sociales muy buenas" que no encajan con una "psicopatía" como trastorno de la personalidad, ni con los criterios de la pedofilia. Precisaron que las acciones realizadas por el exprofesor del colegio de los Maristas son "actos sexuales con menores", pero que no se enmarcan en el perfil de la pedofilia porque no son "actos impulsivos que no puedan evitarse", tampoco producen "alteraciones en su vida persona" en caso de no realizarse, a la vez que no existe una "ansiedad previa".