NUEVA INFRAESTRUCTURA

La tuneladora, a 150 metros de la T1 del aeropuerto

La nueva infraestructura ferroviaria conectará Sants-Estació y la T-1 en apenas 19 minutos, pasando antes por la T-2

Luis Benavides

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Una mastodóntica tuneladora de 2.230 toneladas se encuentra a apenas 150 metros de su meta, la Terminal 1. La máquina lleva ya unos ocho meses abriéndose camino a unos 28 metros de profundidad máxima, tragando miles de centímetros cúbicos de tierra. En concreto, la tuneladora ha retirado unos 268.955 metros cúbicos, con los que se podrían llenar aproximadamente 238 piscinas olímpicas.

Los responsables de la obra manejan más datos sobre el periplo de esta gigantesca máquina por el subsuelo metropolitano y los materiales empleados. Los 62 millones de kilos de acero que se han utilizado en esta obra equivalen a seis veces el peso de la Torre Eiffel.

Curiosidades al margen, la nueva infraestructura, que realiza la Unión Temporal de Empresas (UTE) compuesta por Copcisa, Ferrovial-Agroman y Sacyr, conectará Sants-Estació y la T-1 en apenas 19 minutos, pasando antes por la T-2. El nuevo trazado será una plataforma ferroviaria de doble vía que comenzará en la línea ferroviaria R2 Sur, la que va de Barcelon a Vilanova i la Geltrú (Garraf), y concluirá en la estación prevista debajo de la terminal principal, inaugurada en el 2009 y que ahora opera un 70% de los vuelos. En total, el trayecto tendrá una longitud de 4,5 kilómetros, de los cuales 3,4 discurrirán por túnel.

24 horas excavando

El número medio de trabajadores en esta obra es de 230, mientras que el máximo ha sido de 450, según los datos proporcionados por Adif (Administrador de Infraestructuras Ferroviarias). Al túnel se accede ahora mismo desde el llamado pozo de instalaciones, situado a un kilómetro escaso de la Academia de Tenis Sánchez-Casal de Sant Boi, entre las autopistas C-32 y C-31. En este punto se encuentran las plantas de cal, mortero y hormigón, entre otros materiales. 

Bajo tierra, trabajadores y técnicos de esta faraónica obra subterránea trabajan sin descanso. O mejor dicho, cubren las 24 horas del día por turnos. “Bajo tierra no importa si está lloviendo fuera. Aquí siempre es de noche”, comenta uno de los pilotos de la tuneladora, quien también explica que no conviene apagar totalmente la máquina. Desde la cabina, algo así como el cerebro de esta bestia devoradora de tierras, controla la dirección de la perforación y una pila de parámetros siendo la presión en cabeza y en los empujes uno de los más importantes para evitar que se produzcan peligrosos socavones o baches en la superficie.

Una súper oruga

Resulta tentador usar el símil de la oruga –un insecto que come de manera insaciable gracias a dos fuertes mandíbulas- para describir su funcionamiento, pero sería ridículo teniendo en cuenta que este ‘bicho’ metálico con cabeza giratoria equipada con instrumentos de corte mide 100 metros de largo por 10,6 metros de diámetro. Como la oruga, su ritmo es relativamente lento. El máximo avance de la tuneladora fue de 43,2 metros en 24 horas; siendo la velocidad media de 1,6 metros por hora aproximadamente y contando el tiempo necesario para excavar y colocar las dovelas, unas piezas que forman la estructura circular de hormigón.  

Las montañas de tierra engullidas por la tuneladora pasan un tiempo en unos enormes contenedores con cal –que permite eliminar parte de la humedad- y pueden servir para poco más que rellenar antiguas canteras y devolverles así su morfología original.

En dos fases

La tuneladora que se aproxima a la T-1 –Adif calcula que en una semana o 10 días podría acabar su recorrido- es única en Catalunya. Llegó por piezas de una obra en Móstoles y cuando acabe su misión será otra vez desmontada. Armar la tuneladora requiere unos cuatro meses; y desarmarla, otros cuatro.

Con la excavación del túnel finaliza la primera fase. La segunda, a falta de licitar las obras, comenzará en el 2019 e incluirá el montaje de vías de la catenaria, las instalaciones de seguridad y la adecuación de las diferentes estaciones, así como finalizar un tramo de 700 metros -los que separan el pozo de servicios y la R2 Sur-, adecuar las diferentes estaciones, entre otras cosas. Con todo, la nueva conexión debería estar terminada en el 2021, año en que se comenzarán a realizar pruebas.

Este esperado tramo ferroviario de 4,5 kilómetros llega con más de ocho años de retraso desde el primer anuncio, pero ahora sí falta poco para ver la luz al final del tunel. Tan poco como 150 metros.