44 grados a la sombra

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Julia Camacho

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Abanicos por doquier, grupos más numerosos bajo cualquier árbol, gente andando pegada a la pared para aprovechar la mínima sombra de los edificios, colas en las fuentes públicas, teléfonos saturados con memes sobre el infierno… El calor ha esperado hasta agosto para hacerse fuerte en el centro de España, especialmente en los valles del Guadalquivir y del Guadiana, donde se han activado las alertas meteorológicas por altas temperaturas hasta al menos el domingo, aunque en algunas provincias del sur el calor sofocante se prolongará al martes. Hasta 39 provincias han estado este jueves en alerta roja o naranja por temperaturas de entre 36 y 44 grados, según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). El pronóstico es desalentador: no será hasta el sábado, según estas previsiones, cuando comience un descenso “lento y progresivo”.

La peor parte se la han llevado Andalucía y parte de Extremadura, donde los termómetros han alcanzado a los 43,8 grados en pleno corazón de Córdoba y en la localidad jienense de Andújar. En Mérida, el registro máximo ha sido de 41,9 grados, según la red Meteoclimátic. A pleno sol, los termómetros digitales aumentaban estas cifras en dos o tres grados más, para pasmo de los escasos viandantes que a medio día se atrevían a lanzarse a la calle. Por no haber, en algunos puntos de Badajoz no había ni tráfico. En el valle del Ebro y en Galicia el panorama no ha sido más refrescante, y se han reproducido las máximas de 40 grados.

La caída del sol, al igual que ya ocurriera el miércoles, no ha supuesto un descenso significativo del calor, de ahí que en muchas capitales la gente se tirara en tromba a las terrazas para mitigar en compañía la falta de aire fresco. Y es que en el cuadrante suroeste del país conciliar el sueño se antojaba misión imposible con unos tropicales 25 grados.

En Murcia, aunque las temperaturas no alcanzaron máximas asfixiantes, se ha producido la primera víctima de esta ola de calor. Un obrero de mediana edad de la denominada “autovía del bancal”, junto a las obras del AVE a su paso por Torregüera, se sintió indispuesto ya el primero de agosto, e ingresó en coma en un centro sanitario donde falleció este jueves. La Consejería de Salud confirmó que el fallecimiento se debió a un golpe de calor.

Las olas de calor son un fenómeno asociado a nuestro verano, y raro es aquel en el que no se producen. Según las estadísticas de los organismos oficiales, de los últimos 43 veranos, solo en 11 no se ha registrado una ola de calor. De ellos, tres en lo que llevamos de siglo XXI. Eso sí, según los datos de la Aemet, la del 2018 es la ola más tardía de los últimos periodos, cuando los primeros sofocos llegaron a comienzos de junio, como ocurrió en el 2017 o el 2013. Porque en junio se detectaron temperaturas entre 1 y 2 grados por debajo de los valores medios normales, una graduación que lleva a considerarlo un mes “frío” para esos parámetros habituales. Sin embargo, “no se puede afirmar que, al empezar más tarde, el calor también se irá más avanzado el otoño”, apunta Luis Fernando López-Cotín, delegado de la Aemet en Andalucía.

Los meteorólogos explican que estos días coinciden una serie de circunstancias que provocan esa ‘tormenta perfecta’ de calor: hay cielos poco nubosos, que favorecen “la fuerte insolación propia de las fechas en las que nos encontramos”; una situación de estabilidad que permite un elevado calentamiento de la masa de aire, que además se queda estancada durante varios días sobre la península y, por último, la llegada de aire cálido de origen africano.

¿Y por qué no se había producido antes? Debido a la presencia de un potente “anticiclón de bloqueo” en el norte y centro de Europa e incluso Asia que se ha mantenido durante los meses de junio y julio, alterando los registros térmicos en esos países. Así, subrayan, a la vez que provocaba temperaturas altas y tiempo inusualmente seco en regiones como Reino Unido (38,5 grados), Francia (hasta 37 grados) Grecia o Suecia, donde los 23 grados usuales en estas fechas superaron unos inéditos 30 grados y dejaron una de las peores sequías conocidas, ese anticiclón favorecía la llegada hasta España de depresiones en altura (danas) que causaron la inestabilidad en el sur del continente, traducido en llamativas tormentas en el norte peninsular y temperaturas más suaves.

Estas temperaturas tan elevadas permiten constatar la realidad del calentamiento global de la Tierra y su efecto en el clima, más allá de momentos atípicos con veranos suaves. Es más, las proyecciones de los científicos de World Weather Attribution, una alianza internacional dedicada a estudios de atribución al cambio climático, auguran que en el futuro las olas de calor podrían ser más extremas y frecuentes en el Sur de Europa.

Cortes de vías y desalojos por dos incendios en Huelva

Las elevadas temperaturas y el viento se conviertieron ayer en los elementos a batir tras declararse <strong>dos incendios en la provincia de Huelva</strong>. Uno de ellos se inició sobre las 15,30 horas en Moguer, cerca de Doñana y en las inmediaciones del fuego que arrasó la zona hace poco más de un año. Las llamas obligaron al desalojo preventivo de una veintena de casas y al corte de una vía comarcal por el humo. Aunque se declaró el nivel 1 de emergencias, los bomberos lograron estabilizarlo al cabo de cinco horas.