Descubren la dieta en sus primeros días de los calamares más consumidos
Científicos del Instituto de Ciencias del Mar (ICM) de Barcelona y del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid (MNCN), ambos del CSIC, han descubierto la dieta en sus primeras fases de la vida de las potas, unos calamares oceánicos de los que se conocen 22 especies y que son los cefalópodos más explotados en todo el mundo para su consumo.
Según la investigación, que publica hoy la revista 'Scientific Reports', estos calamares se alimentan en sus primeros meses de vida de restos orgánicos y partículas fecales, aunque cuando son adultos se convierten en voraces predadores de crustáceos y peces, igual que el resto de cefalópodos.
La investigación podría abrir la puerta a criar en cautividad a estos calamares para su consumo, algo que se ha intentado sin éxito hasta ahora.
Cada año se pescan entre 1,6 y 2,4 millones de toneladas de potas en todo el mundo, lo que representa cerca de la mitad de las capturas totales de cefalópodos, a pesar de que son sólo 22 especies dentro de las 850 especies descritas de cefalópodos.
A pesar de que la biología de los ejemplares adultos está bastante estudiada, la de las paralarvas -llamadas así porque, al contrario que las larvas de muchos otros animales, carecen de una verdadera metamorfosis- sigue siendo, en gran parte, un misterio.
Ahora, el estudio de los científicos del CSIC, con la colaboración del Centro de Investigaciones Biológicas del Noroeste (México), ha revelado que las paralarvas de las potas son detrítivoras, es decir, se alimentan de restos orgánicos y de partículas fecales de zooplancton, antes de pasar a ser voraces depredadores de crustáceos y peces oceánicos.
Roger Villanueva, investigador del ICM-CSIC y líder del proyecto, ha reconocido que ya tenían alguna sospecha de que su dieta podía ser radicalmente diferente porque "los recién nacidos de pota figuran entre los cefalópodos de menor tamaño y su morfología difiere notablemente de la de otras especies".
Para el trabajo se utilizaron ejemplares de paralarvas procedentes de campañas oceanográficas llevadas a cabo en el Pacífico y el Atlántico.
Los biólogos usaron un método de secuenciación del ADN para analizar la dieta de los animales a través del contenido de sus estómagos, además de otros estudios ambientales y ecológicos, con las dificultades que les ha conllevado que el sistema digestivo de las paralarvas de pota es "extremadamente pequeño".
Fernando Á. Fernández-Álvarez, científico del ICM-CSIC y primer autor del estudio, ha explicado que recurrieron a "la microdisección láser, que nos permitió aislar eficazmente el contenido estomacal de paralarvas muy pequeñas, de tan sólo 1 o 2 milímetros de longitud total".
"El uso de técnicas de secuenciación masiva permite obtener mucha información de cada muestra, lo cual fue esencial para el estudio de la dieta de estos organismos", ha añadido Annie Machordom del MNCN-CSIC, coautora del trabajo.
El descubrimiento podría ser un avance de cara a su cultivo, porque hasta ahora todos los intentos han concluido con una mortalidad del 100% de las paralarvas, principalmente debido a que no ingerían ningún alimento vivo ofrecido.
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