LA CARA B DE LA NAVIDAD

Una mente de Primera

Manuel Gómez, exfutbolista sin familia ni recursos, dribla la soledad de su vejez con su buena cabeza

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icoy36695500 manuel gomez161223220235 / JOAN CORTADELLAS

IMMA FERNÁNDEZ / BARCELONA

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Habla en tercera persona de sí mismo, de Manuel Gómez, un octogenario dicharachero e ingenioso, de pasado futbolista y comercial, que contrataca las patologías físicas -“17 operaciones y un pulmón extirpado”- con el poder de una mente activa y privilegiada. “Sigo vivo porque utilizo mucho la cabeza. Manuel lo aguanta todo porque su cerebro trabaja mucho. Los demás se quejan y toman calmantes; yo, no. Mi mente me permite controlar y aguantar los problemas y resolverlos”. 

Hace tres años que convive en un piso gestionado por Cáritas en Sant Pere Mitjà, cedido por la orden de los Camilos, con otros solitarios de edad avanzada sin recursos. El resuelto Manuel, de 83 años, solo lamenta que el resto de los inquilinos -ocho en su planta y otros seis en la inferior-, con los que comparte cocina y comedor cual piso de estudiantes, no le sigan el paso. Ni a nivel de conversación, a él que como buen comercial que era le va la charla, ni en las actividades. “Me encantaría jugar a las cartas con ellos, al subastado, que seguro que les ganaba, pero no quieren. Alguna vez hago solitarios y me distraigo encajando las 28 piezas del dominó; ¡se quedan todos sorprendidos! Es una lástima que tampoco pueda tener una conversación con ellos, solo hablan cuatro cosas. No están en condiciones. Mira ese que viene, pobrecito, imposible tener una conversación con él”. 

Tampoco los abuelos del centro de día al que acude, cree, juegan en su liga. “La mayoría van, se sientan con la mantita, piden un cojín para estar cómodos y se quedan dormidos. ¡Pues que no vayan! Allí se va a hacer actividades, gimnasia, a participar en las tertulias y a ejercitar la memoria. Yo nunca pido el cojín. ¡No hay que ponerse cómodos! Como yo digo, no hay camas, ¿verdad?, porque no es un sitio para ir a dormir”, razona el espabilado octogenario. 

EXTREMO DEL CELTA DE VIGO

A Manuel la vida le dejó en fuera de juego cuando descubrió que la empresa en la que trabajaba de comercial no pagaba la seguridad social. "Podría tener una pensión de 2.500 y solo recibo una de 365,60 más 107,90 euros de complemento", detalla el anciano, que intenta ser "lo más autónomo posible". Cocina, compra, lava y exige orden en su territorio, controlado por los educadores sociales. 

De la Navidad prefiere no hablar. "Será como cualquier otro día, nada especial". Le entristecen las ausencias. “Mi familia era muy cortita. Mis padres, mi hermano, que murió en un accidente, y yo, que no me casé aunque tuve pareja”. Llegó a Catalunya hace cuatro décadas desde su Galicia natal, donde despuntó como extremo izquierdo del Celta de Vigo –“fui 27 veces internacional”– hasta que las lesiones quebraron su trayectoria. Exsocio del Barça –"el equipo que más bonito juega al fútbol"–, critica a un Ronaldo individualista que "debería tener siempre un balón para él solo". "Correr y dar pelotazos es lo único que sabe hacer. Jamás podría jugar en el Barça", sentencia. Al menudo Manuel le fallan las piernas -"por culpa del fútbol"-, pero la cabeza le mantiene en la Primera División.