La invasión de las máquinas de caprichos

Una gran máquina ofrece productos en la estación de metro de Universitat, en BCN.

Una gran máquina ofrece productos en la estación de metro de Universitat, en BCN.

TERESA PÉREZ / BARCELONA

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Sirven para un fregado y para un barrido. Suministran desayunos, comidas, meriendas y cenas y, por supuesto, tentempiés. Son las máquinas de venta automática, conocidas en el sector como 'vending'' y consideradas máquinas de impulso, de satisfacción de caprichos. Y funcionan las 24 horas del día todo el año.

Hay unas 600.000 en toda España, 100.000 de ellas en Catalunya, según fuentes del sector. Cada mes se instalan en todas las autonomías casi 700 aparatos si se tienen en cuenta los últimos datos que maneja la entidad Proveedores de Vending Asociados (PVA), que revelan que hasta junio de este año la venta de máquinas aumentó en 4.000 unidades, un 4% más que en el mismo periodo del año anterior. En el 2014 se vendieron 14.500 unidades.

La mayoría se instalan en medianas y grandes empresas, pero también están presentes en aeropuertos, bares y centros comerciales y la nueva tendencia es ubicarlas en la calle o empotradas en el escaparate de tiendas convencionales. El precio oscila entre 2.500 y 11.000 euros, estima Ramón Menéndez, director comercial de Eureka Vending.

TABACO, A LA BAJA

La mayoría de estos artilugios son de café, que en todas sus variantes es el producto estrella. A través de este sistema y, según un portavoz de PVA, se vende el 22% del café del sector de la hostelería, 10.500 toneladas al año que manan a través de 180.000 puntos de venta. En el lado opuesto están las de tabaco, que siguen en declive.

Veinte millones de españoles usan a diario la venta automática. Aunque las más habituales son las máquinas de bebidas frías y calientes, a estas se han sumado nuevas opciones como el suministro de pelotas de pádel y tenis, flores, material quirúrgico, comida para animales, hielo e incluso cebos para pescar... Así como otras máquinas que son minisupermercados con los artículos más demandados en los comercios tradicionales. Sin olvidar las ya veteranas de preservativos.

También hay pescaderías automáticas y carnicerías que venden pollos asados y pinchos morunos. Y caprichos gastronómicos como patatas fritas, palomitas, emparedados, yogures y dulces. «La industria del vending es muy dinámica y cada día se incorporan nuevos productos», según la Associació Catalana de Vending, a la que pertenecen un centenar de firmas.

Los fabricantes de los productos tienen claro que al ser una venta por impulso, deben hacer atractivo el diseño de los envases. Los operadores de las máquinas por su parte colocan el artículo con más margen comercial a la altura de la vista, es decir, en la cuarta o quinta bandeja, un truco al que también recurren los supermercados. Las primeras marcas son las que acaparan las ventas, las blancas no tienen éxito.

CHICLES EN BOLITAS

La primera expendedora automática que llegó a España fue una de venta de chicles, que se instaló en estaciones de metro, y que por una peseta lanzaba bolitas de colorines. De esto hace más de medio siglo. Desde entonces han variado las máquinas y también lo han hecho los productos, que empiezan a ser más saludables.

El agua gana la partida al refresco y la bollería industrial compite con la fruta y la leche frescas. Carme Vidal, catedrática de Nutrición de la Universitat de Barcelona, apunta que en el sector hay un poco de todo desde el punto de vista nutricional, pero se ha diversificado y cita como ejemplo las máquinas instaladas en el campus universitario que expenden productos 'light', sin gluten y bebidas sin azúcar.

No todo está inventado en venta automática, todavía falta mucho para alcanzar el nivel de Japón, «donde se pueden comprar hasta móviles», afirma un portavoz de la Asociación Nacional Española de Distribuidores Automáticos (Aneda). El 70% de las operaciones en este país son ventas automáticas, por algo hay una máquina por cada 24 habitantes. O Canadá, donde desde el año pasado se vende marihuana para fines terapéuticos. En Europa, Alemania, Reino Unido, Italia y Francia están a la cabeza que la utilización de este sistema alternativo de distribución.