Un cuarto de siglo con la mirada puesta en la infancia

Cuando se cumplen 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, en el mundo siguen muriendo aún 17.000 criaturas al día, pero hay un gran camino recorrido: esa cifra era el doble en el año 1990

HIGIENE. Una chica lava las manos de su hermano menor, Safa, de 3 años, en el campo de refugiados sirios de Domiz (Irak).

HIGIENE. Una chica lava las manos de su hermano menor, Safa, de 3 años, en el campo de refugiados sirios de Domiz (Irak).

CARME ESCALES

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Como una gran luz sobre las niñas y niños del planeta, la Convención sobre los Derechos del Niño se desplegaba, hace 25 años, para iluminar el camino de nacimientos, supervivencia y salud de los menores de 18 años, asegurando y fortaleciendo así el futuro en todos aquellos países que se acogieran a los 54 artículos de compromiso que recoge el documento.

La Convención sobre los Derechos del Niño es el mandato que la Organización de las Naciones Unidas (ONU) elaboró como libro de ruta que tienen todas las naciones que la firmaran como instrumento para cumplir el compromiso de protección infantil. Es el tratado más ratificado de la historia; se acogieron a él 193 países. «Unicef tiene el mandato de la ONU de velar por el cumplimiento de todos los derechos que la convención recoge», explica la presidenta de Unicef Comitè Catalunya, Anna Folch. ¿Cómo lo hacen? «Movilizamos recursos para financiar los programas de acciones que garantizan y acompañan esos derechos de los menores, en países en vías de desarrollo, y damos respuesta a las emergencias humanitarias que afectan a niños y niñas y a sus familias», puntualiza Folch.

Los límites del antes y el después de la Convención sobre los Derechos del Niño los dibujan las cifras de todo lo que se ha conseguido. De las 90 muertes por cada 1.000 nacidos en 1990, se ha pasado a los 46 fallecimientos por cada 1.000 nacimientos, en el 2013. La cifra absoluta de muertes de niños menores de 5 años se ha reducido de 12,7 a 6,3 millones: se han salvado 17.000 vidas al día. Cien millones de niños y niñas han sobrevivido en las últimas dos décadas.

«Campañas de vacunación, que evitan más de dos millones de muertes infantiles cada año, y el simple uso de mosquiteras ha reducido en el 20% la mortalidad infantil por causa de la malaria», detalla Folch. «Durante estos 25 años de la convención, hemos vivido una absoluta revolución silenciosa en la mejora de la vida de niños y adolescentes», añade la presidenta de Unicef Comitè Catalunya.

IMPACTO EN CATALUNYA

En Catalunya, ese foco de luz sobre la infancia en el pasado cuarto de siglo se puede ver reflejado en «la ley de la infancia, el Pacto por la Infancia o la Comisión Parlamentara de la Infancia», enumera Folch.

Pero la crisis económica ha escrito también su repercusión directa en las niñas y niños de muchos hogares catalanes en los que la falta de trabajo de los padres o sus precarias condiciones laborales estrangulan también la salvaguarda de los derechos de sus hijos. «En los recientes estudios sociales publicados, la pobreza, la exclusión y las desigualdades infantiles han aumentado y cada vez son más intensas», destacan en Unicef. Por ello, desde esta institución, que es la mano de la ONU que acompaña a los gobiernos y entidades en la tarea de asegurar los derechos de la infancia, se ha propuesto al Govern de Catalunya la creación de una prestación para familias con niños en situación de pobreza. «Las prestaciones monetarias son una pieza fundamental en la lucha contra la pobreza y la exclusión entre los niños. Y, en concreto, la medida que proponemos son el pago de 100 euros al mes para todos los menores que viven en hogares por debajo del umbral de la pobreza en Catalunya, situado en el 2014 en los 1.650 euros al mes para una familia de dos adultos y dos niños. Eso permitiría reducir en un 20% la tasa de pobreza infantil, aquí, y aproximarla a la media de la Unión Europea», desgrana Folch. La petición del Unicef se construye sobre la premisa de los países que han logrado reducir la pobreza infantil, a pesar de la recesión económica contemporánea, un dato que «demuestra que con las políticas adecuadas, podemos revertir la situación», esgrimen en Unicef.

EMERGENCIAS EN EL MUNDO

El desafío de la Convención sobre los Derechos del Niño en los 41 países más industrializados del mundo, en los que se calcula que 76 millones de niños se encuentran en el umbral de la pobreza, no aparca, sin embargo, cinco grandes emergencias en el planeta. Cinco graves crisis humanitarias agravan la situación de la infancia más vulnerable y ponen en riesgo la vida de millones de niños en el mundo. La actual crisis del ébola que se sufre en África occidental y central; la intensa amenaza de hambruna en Sudán del Sur; el conflicto bélico de Irak; la guerra de Siria, que ha superado ya los cuatro años de duración, y el conflicto en Gaza mantienen las alarmas de sos encendidas en estos momentos, reclamando asistencia de urgencia también para sus seres más vulnerables: los niños.

A los conflictos bélicos y la mortífera amenaza del ébola, hay que sumar los desplazamientos forzados a los que se ven obligados quienes se ven envueltos por las bombas y disparos en los conflictos bélicos. «Por primera vez desde la segunda guerra mundial, informa Unicef, el mundo ha superado los 50 millones de personas refugiadas, desplazadas internas o que piden asilo. Esta realidad se traduce en millones de niños que necesitan atención, vacunas y medidas de prevención que evitan enfermedades mortales o contagiosas, seguimiento de su estado nutricional y provisión de suplementos nutricionales o tratamiento por desnutrición cuando lo requieran, además del acceso a agua limpia y segura o saneamiento para evitar focos infecciosos, entre otras actuaciones que requieren urgencia».

En resumen, la vida de millones de niños en el mundo continúa estando en riesgo. «No podemos afirmar que los derechos de los niños se respetan cuando todavía hay 17.000 de ellos, menores de 5 años, que fallecen cada día en algún lugar del mundo», declaran en Unicef. Según datos de este organismo, «se calcula que entre 1990 y el 2013 murieron en todo el mundo, por causas evitables, 223 millones de niños y niñas, antes de su quinto cumpleaños. Además, otros 168 millones de niños de 5 a 17 años fueron sometidos a trabajo infantil en el 2012: trabajar en lugar de aprender y jugar», puntualizan.

'Ahora no podemos parar' no es solo una expresión colectiva de Unicef, para tomar aire y seguir trabajando para continuar reduciendo todo aquello que amenaza vida, salud y progreso de niñas y niños de todo el mundo. Aprovechando el balance que los 25 años de la creación de la Convención sobre los Derechos del Niños obliga a hacer, Unicef se sirve de su ese convencimiento, 'Ahora no podemos parar', como título de la campaña que ha lanzado a la sociedad para sensibilizarla sobre las necesidades de la infancia en todo el planeta y recoger fondos para llevar a cabo los programas de actuación que permitan acercarse cada día un poco más al gran reto de acabar con la mortalidad infantil.

«Ahora que sobreviven más niños que nunca en toda la historia de la humanidad, no podemos parar de salvar vidas», expresa Anna Folch, que ha sido durante cinco años voluntaria directiva en la Junta de Unicef Catalunya y, desde hace más de un año, presidenta de dicha junta. Desde su experiencia personal participando en campañas y asistiendo a entidades sociales y asesorando para el buen cumplimiento de la convención que protege a los niños, Folch valora cada aportación recogida. «Cada una de ellas dará forma tangible a un cambio real en los niños más vulnerables. Y eso me aporta más energía para seguir luchado por estos objetivos que benefician a los niños de todo el mundo», concluye la presidenta del Unicef Comitè Catalunya.