CERCO A UNO DE LOS MAYORES PROSTÍBULOS DE EUROPA

Prostitución y bombas en la frontera

La investigación de los ataques al club Paradise confirma una guerra entre burdeles

Dispositivo policial en el club Paradise, en La Jonquera, el 23 de diciembre del 2012, cuando se produjo una amenaza de bomba.

Dispositivo policial en el club Paradise, en La Jonquera, el 23 de diciembre del 2012, cuando se produjo una amenaza de bomba.

FERRAN COSCULLUELA / GIRONA

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El sumario de la operación Rockefeller es un viaje a los bajos fondos del sórdido mundo de la prostitución. La investigación para hallar a los responsables de los dos ataques al club Paradise de La Jonquera (Alt Empordà) en diciembre del 2012 -cuando dos individuos arrojaron dos cartuchos de dinamita desde una moto y otros cuatro colocaron después un coche bomba que no llegó a estallar- está poblada de seguimientos y escuchas a peligrosos delincuentes afincados en las comarcas de Girona. Hampones acusados por los Mossos d'Esquadra de dedicarse al narcotráfico, la violencia y la extorsión.

La detención de siete de los supuestos autores de los ataques el pasado noviembre no ha permitido descubrir quién fue el inductor de los atentados, a pesar de que todo apunta a una guerra entre los grandes burdeles de la zona.

La identificación de los responsables contó con una pista afortunada. Tras dejar el fallido coche bomba en el club, los agresores huyeron en un Porsche que incendiaron posteriormente para borrar huellas. Pero se les olvidó una cosa: destruir la botella de líquido inflamable que utilizaron para quemarlo. Ese recipiente, de la marca Carrefour, permitió a la policía localizar a las personas que lo habían adquirido en Figueres unos días antes, expuestos a la mirada de las cámaras de seguridad del centro comercial.

Fue así como se inició el cerco a la presunta organización criminal liderada por Xavier Jaume Peña, nacido en Blanes en 1972 y con un amplio historial delictivo. Según el informe que los Mossos han entregado al Juzgado de Instrucción número 3 de Figueres, «tanto las armas utilizadas, tipo subfusil, como los detonadores, mechas y explosivos, de origen estadounidense y uso exclusivo militar», como el hecho de que dispusieran de los contactos necesarios para acceder a ellos, «muestran el carácter criminal de los investigados y su grado de peligrosidad».Armas y explosivos

El grupo, formado por media docena de personas, empleaba medidas de seguridad para evitar a la policía y supuestamente realizaba entregas de droga. Pese a las cautelas, los agentes descubrieron su conexión con un matrimonio que regenta un bar en Roses y que ya fue detenido por tenencia de armas y explosivos. Unos antecedentes que, a juicio de los Mossos, los sitúa «como las personas de contacto idóneas para cualquier grupo criminal que quiera abastecerse de armamento o material explosivo». Una sospecha que no han podido demostrar.

En ese bar también se detectó la presencia de Florin T., un rumano al que la policía presenta con estas credenciales: «Anteriormente residió en Italia dedicándose a la extorsión, cobro de deudas, palizas por encargo y robos. Una vez aquí se afinca en el Alt Empordà. Pronto logra gran reputación y se le vincula con delitos de trata y explotación sexual de mujeres a nivel internacional, liderando uno de los clanes afincados en la zona». Los Mosssos consideran que Florin T. «podría estar relacionado con los hechos, siendo el nexo entre los autores materiales y los intelectuales». Una suposición que tampoco han conseguido probar por ahora.

El único indicio sobre la identidad del inductor lo ha aportado uno de los siete detenidos, Felipe Espriu, que de forma «voluntaria y espontánea» facilitó información a tres agentes que lo vigilaban en comisaría. «Concretamente apuntaba como presunto autor intelectual al propietario del club Dallas», dice el informe policial. Una afirmación que coincide con uno de los seguimientos a Xavier Jaume, que el 2 de febrero del 2013 (un mes después de los ataques) acudió a ese prostíbulo con un amigo. «La singularidad de la visita destaca por la franja horaria en la que se hizo, a las 16.38 horas, cuando el local estaba cerrado al público», subrayan los investigadores.

Unos indicios que contrastan con la versión de José Moreno, el dueño del Paradise, que declaró a la policía que un amigo suyo que conoce a Xavier Jaume le había dicho que todos los hechos «venían por parte del Madam's», otro de los clubs rivales. Moreno negó que tuviera deudas (como las que le reclamaba un grupo llamado Orca 666 que se atribuyó el ataque) y alertó sobre la «envidia» que despertaba su negocio «a unos rumanos encabezados por un hombre de nombre Florin que está relacionado con el propietario del Madam's y que se dedica a extorsionar a clubs de la zona» a cambio de protección.

Un caso misterioso que se puede quedar sin resolver y en el que Carles Monguilod, abogado de Xavier Jaume, considera que no hay pruebas concluyentes contra su cliente. «Veremos si las acusaciones se aguantan, porque todo parecen indicios hechos a medida para implicarlo», advierte.