Gente corriente

Yuya Takaji: «En Japón la disciplina anula la espontaneidad»

Ha creado BalónQ para traer a jóvenes futbolistas de Japón a entrenar y convivir con los de aquí.

«En Japón la disciplina anula la espontaneidad»_MEDIA_1

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CARME ESCALES

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Futbolista en el país del béisbol. Esa fue la realidad de Yuya Takaji (Oita, 1982) hasta los 12 años. Empezó a jugar a fútbol a los 6, pero su país no organizó la primera liga de fútbol hasta 1993. Él siguió jugando, como amateur -algunos compañeros suyos participaron en el Mundial de Sudáfrica del 2010-. Estudió Educación Física y fue profesor de gimnasia en bachillerato, hasta que cogió la mochila y viajó a conocer el país en el que jugaba Ronaldinho.

-Vino para ver el fútbol que admiraba...

-Sí, vine para ver partidos en Madrid y en Barcelona. Estuve un mes, y los siguientes tres años hice lo mismo, hasta que en el 2008 decidí instalarme en Barcelona.

-Cambió la estabilidad del funcionario en Japón por la incertidumbre en un país del que ¿conocía al menos la lengua?

-No. Lo primero que hice fueron clases de castellano en la UAB y la EOI. Busqué una habitación en casa de una familia de aquí, para integrarme más, y la encontré en el barrio del Guinardó. Ellos hablaban siempre en catalán, por eso ahora lo entiendo perfectamente, y también lo estudio. Además, me he casado con una catalana.

-¿Cuál fue su primer trabajo?

-Como tenía tarjeta de estudiante, en principio no podía trabajar. Pero empecé a colaborar con el Club de Futbol Martinenc, que tenía al lado de casa. Ayudaba en los entrenos y, puntualmente, como árbitro. Y un día una fotógrafa japonesa que iba a las ruedas de prensa del Barça me invitó a ir. De pronto me vi enviando crónicas de partidos y ruedas de prensa a Japón, escritas y en vídeos que, en casa, la familia catalana me ayudaba a traducir del catalán para subtitular en japonés. Eran para la web de una firma japonesa de telefonía móvil.

-Y www.balonq.com, ¿cómo nació?

-Me di cuenta de que cada vez conocía a más gente interesada por el fútbol en Japón y que  muchas familias querían que sus hijos vinieran a hacer stages aquí para aprender. Los niños japoneses que juegan a fútbol adquieren mucha técnica, pero como no hay una liga les falta táctica. Eso no lo enseñan los entrenadores, se adquiere compitiendo. Por eso muchos quieren salir de Japón para aprender. Y yo empecé a poner en contacto a equipos locales, como el Sant Gabriel, el Gavà, el Vila Olímpica o el Europa, con padres interesados en enviar a sus hijos unas semanas aquí.

-¿Qué significa la Q de BalónQ?

-Pronunciada en inglés equivale al sonido de balón en coreano, chino y japonés.

-¿Cómo funciona un stage?

—Los chicos, de 10 a 22 años, se alojan en casa de familias de acogida, y algunos de ellos vienen con sus padres. Lo más habitual es una semana, con entreno diario y actividades lúdicas. Este verano han hecho el Campus de Xavi del Barça, en Banyoles. Han jugado amistosos con el Sant Gabriel y el Vila Olímpica y han visto diversos partidos.

-¿Son siempre campus internacionales?

-Sí, han jugado y convivido con niños noruegos, catalanes... Eso es lo mejor, tienen la experiencia de otras culturas, otros idiomas... Y, sobre todo, se estimulan las emociones de cada niño. En Japón la disciplina anula la espontaneidad. La educación del grupo, ya como sociedad, esconde la personalidad de cada uno. En cambio, aquí los niños no se cortan, cada uno expresa lo que siente, y a su manera. Creo que encontrar el equilibrio entre naturalidad y disciplina es la clave, y eso el deporte lo permite.

-Algunos de esos niños podrán competir en los Juegos de Tokio del 2020.

-El sábado, durante la primera elección del COI, yo estaba entrenando con los niños y pensé en los futbolistas jóvenes de 12 a 18 años que podrían jugar allí. Además, es una oportunidad excelente para que Japón ejerza con orgullo su valor más preciado, el de la hospitalidad, Omotenashi no kokoro: hospitalarios de corazón.