INVESTIGACIÓN DE LA AVALANCHA MORTAL EN UN RECINTO PÚBLICO

El Madrid Arena vendió 6.200 entradas más de las permitidas

EL PERIÓDICO
MADRID

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los organizadores de la fiesta de Halloween en el Madrid Arena, en la que murieron cuatro jóvenes a causa de una avalancha, vendieron 16.791 entradas para el evento, el 58% más del aforo máximo permitido para la ocasión, que era de 10.600 personas. La cifra se conoció ayer, cuando concluyó el recuento de las cuatro urnas que aún no se habían contabilizado de las ocho que la policía halló en las instalaciones del recinto madrileño. En una primera fase del recuento, el pasado viernes, se abrieron cuatro de las ocho cajas y se hallaron 9.257 boletos. Ayer, la policía encontró 764 entradas en un receptáculo, 3.000 en otro, 1.832 en una tercera caja y 1.938 en la cuarta.

A estas cifras habría que añadir la presencia de al menos 2.000 personas que se colaron en el recinto procedentes de un botellón que se estaba celebrando en la zona, según los abogados de las familias de Rocío Oña y Belén Langdon, dos de las fallecidas aquella noche. Los letrados insistieron en que también hay que contabilizar a las personas que asistieron con invitaciones y pulseras de libre acceso, con lo que el número total de asistentes podría rondar los 20.000.

DENUNCIAS DE MANIPULACIÓN / De confirmarse esa presencia de público, se duplicaría la cantidad de 9.650 entradas vendidas que declaró Miguel Ángel Flores, el propietario de Diviertt, la empresa encargada de organizar la fiesta. En su declaración judicial, Flores admitió que pudieron colarse unas 4.000 personas que provenían del botellón. El abogado de la familia Oña, Felipe Moreno, aseguró que «están en tela de juicio las declaraciones que se están realizando ante la comisión de investigación y ante el juez». La Fiscalía de Madrid ha rechazado las denuncias de manipulación que Diviertt realizó esta misma semana, cuando alegó que las urnas estuvieron unos días desaparecidas y que cuando se localizaron dos de ellas estaban cerradas con bridas de plástico, pese a que la empresa asegura que las cerró con candados. Fuentes de la fiscalía han negado que se rompiera «la cadena de custodia», como insinúa Diviertt, puesto que las cajas «no eran un instrumento del delito hasta que el juez tuvo conocimiento» de su hallazgo.

El juez instructor del caso, Eduardo López, autorizó ayer una reconstrucción en el pabellón para que los abogados puedan comprobar desde el mismo recinto las circunstancias en las que se produjeron las avalanchas durante la fiesta de la noche del 31 de octubre.