CIFRAS DEL CENTRO DE INTERNAMIENTO DE LA ZONA FRANCA

La mitad, a su país

TONI SUST
BARCELONA

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La existencia de los centros de internamiento para extranjeros es motivo de polémica por la situación ambigua que los caracteriza: quienes dan con sus huesos allí no lo hacen por delinquir, sino por estar en situación irregular en España. Pero es un hecho que en el CIE ingresan dos perfiles de foráneos: los que tienen antecedentes penales, y que en algunos casos llegan de la cárcel para ser expulsados, y los simpapeles que son interceptados en la calle por la policía, gente que en muchos casos ha perdido el trabajo y después, los papeles, y que a menudo cuentan con un pareja e hijos y deben acreditarlo para quedar libres y evitar la expulsión. Entre las quejas más destacables sobre el CIE figura la de esta convivencia: los que no han delinquido reciben con inquietud la repentina compañía de los que llegan de centros penitenciarios.

Hace dos semanas, el secretario de Estado de Interior, Ignacio Ulloa, visitó el CIE de la Zona Franca y anunció la intención del Gobierno de primar que quienes sean ingresados en este tipo de centros, en los que la estancia máxima es de 60 días, sean los extranjeros que hayan cometido delitos. Incluso precisó que desde enero se está poniendo en práctica esa apuesta. Las cifras muestran que hasta ahora no era así. Según datos de la Fiscalía de Barcelona, durante el 2011 un total de 1.909 extranjeros y un total de 33 mujeres ingresaron en el CIE de la Zona Franca. La presencia de mujeres en el centro de internamiento Barcelona es casi anecdótica: suelen estar allí en tránsito hacia otros CIE. De estas casi 2.000 personas un 47,7% tenía antecedentes penales. Tan solo 65 fueron internados en función del artículo 89, que prevé la expulsión como sustitución de la pena de cárcel.

Otra de las cuestiones que los números subrayan es la efectividad del CIE como sistema. Es decir: en un centro previsto para asegurar que un extranjero será expulsado, ¿cuántos de los internos son realmente expulsados? Durante el 2011, algo menos de la mitad: 949 internos se fueron a sus países, mientras que otros 958 quedaban libres. Demasiados libres y no tantos expulsados como para que se pueda hablar de una gran efectividad. En el 2010 los expulsados suponían el 66,6%. También está bajo relativa sospecha el periodo máximo de 60 días de estancia en un CIE, que hasta el 2009 era de 40 días.

Uno entre 2.000

Los datos de la Fiscalía de Barcelona son contundentes: de todos los extranjeros internados en la Zona Franca durante el 2011 tan solo uno estuvo más de 50 días, lo que pone en cuestión la ampliación del periodo. De media, los internos pasaron 29 días en el CIE. Por nacionalidades, los marroquís son el mayor colectivo entre los internados: 452, aproximadamente la cuarta parte. Los argelinos, con 286 internos, ocupan la segunda plaza.