Iniciativas solidarias

Tapones de plástico para curar a niños

PALAMÓS Un colaborador de la campaña del niño Richi García con sacos de tapas.

PALAMÓS Un colaborador de la campaña del niño Richi García con sacos de tapas.

MARINA GASCÓ
BARCELONA

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Montones de grandes bolsas transparentes a través de las cuales se ven tapones de todos los colores y tamaños. Todos de plástico, sin excepción. Tapas procedentes de briks de leche, zumos o refrescos; botellas de agua, aceite o licores; frascos de champú, suavizante o jabón líquido; tubos de dentrífico… Una tonelada y media de sacos repletos descansan en el garaje de Elisabet Martín y Carlos Hernández, una familia de Terrassa que se ha apuntado a la recogida de tapones para pagar los tratamientos médicos que necesitan sus dos hijos: Gerard Hernández, de 2 años, con un trastorno de espectro autista, y Ainhoa Hernández, de 1 año, con una alteración cromosómica infrecuente.

Hasta hace poco más de dos años, no eran más que piezas destinadas a coronar montones de basura en vertederos, pero ahora se han convertido en una opción para decenas de familias que, ahogadas por el descenso de ayudas, subvenciones y obras sociales, apuestan por el ingenio para conseguir encontrar una ayuda para curar a sus hijos. En un momento en que ha caído en picado la contribución económica a causas solidarias, una tendencia que se expande como una fiebre es recolectar tapones y tapas de plástico y depositarlas en puntos de recogida situados en escuelas, tiendas, bares y farmacias. Desde ahí, la familia promotora se encarga de transportarlas a su casa y posteriormente a una planta de reciclaje, que las paga a unos 200 euros por tonelada.

ÉXITO ROTUNDO / Tras el éxito rotundo de la familia de Iker, un bilbaíno de 15 años que sufre una extraña enfermedad, que consiguió reunir 20 toneladas de tapones, los padres de otros niños enfermos también han alcanzado sus metas gracias al reciclaje. Por ejemplo, los de Aitana García, que será operada de su cardiopatía congénita en Boston tras conseguir en menos de un año 168.285.000 tapones, con un valor de 99.771 euros. Esta niña de 11 años fue muy afortunada, ya que la Fundación Seur se hizo responsable de que este gran esfuerzo solidario fuera viable: cada día trasladaba un camión lleno de tapones de plástico gratuitamente.

COMO LA PÓLVORA / Los casos de Iker y Aitana se han propagado como la pólvora, pero no todas las familias han hallado tantas facilidades. Desde que Ainhoa

Alonso cumplió 4 meses, su madre, Laura García, la ha llevado a infinidad de médicos para averiguar qué mal la aqueja. Ahora tiene tres años y medio y aún no ha sido diagnosticada: sufre un problema neurológico desconocido. Tras haber acudido a todas las vías posibles para recolectar dinero, finalmente optó por los tapones.

Laura recorre cada día los locales de Terrassa que se encargan de recogerlos: «Tengo 40 cajas llenas de tapas y muchas bolsas aún por revisar». Y es que no solo se trata de que la gente colabore y reúna tapones, sino que, una vez, llegan a las casas correspondientes, las bolsas deben ser supervisadas una por una. Con la misma circunstancia se ha encontrado la otra familia de Terrassa. Dice Carlos Hernández: «Nos llegan chapas de metal, monedas e incluso juguetes, y nos pasamos horas y horas seleccionando los tapones que nos envían porque si no la planta de reciclaje no nos lo acepta».

Aquí no termina el esfuerzo que invierten las familias en la recogida, ya que también se deben encargar del transporte, porque ninguna fundación de envíos se ha solidarizado con su causa: «Si tengo que ir muy lejos a buscar bolsas pequeñas de tapones, acabo gastando más en gasolina», apunta Elisabet Martín.

Las dos familias de Terrassa se muestran muy agradecidas a sus conciudadanos: «La gente está muy concienciada. Voy por la calle y veo gente que tira la botella y se guarda el tapón, es de agradecer», relata Laura emocionada. Elisabet agrega: «Sin la colaboración de la gente, no llegaríamos a final de mes y aunque no es la solución definitiva, nos ayuda, sobre todo moralmente».

CINCO TONELADAS EN UN MES / En Catalunya el caso que está teniendo más repercusión mediática y, por lo tanto, recaudando más dinero es el de Richi García, un niño de 6 años, de Palamós, con un tumor cerebral. En España no se lo pudieron extirpar y su familia se trasladó a Boston. Mientras, en su pueblo, asociaciones y particulares han creado SOS Richi, que organiza actividades, de las cuales la recogida de tapones es de las que mejor funciona: cinco toneladas en un mes. «Este es un método fácil para que la gente pueda aportar su granito de arena sin mucho esfuerzo y si otros lo han conseguido, ¿por qué nosotros no?», confía Ricardo García, el padre de Richi.