El problema de la chatarra espacial

Rusia anuncia que su sonda averiada caerá el domingo sobre el Índico

   ANTONIO MADRIDEJOS / Barcelona

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La malograda sonda rusa Fobos-Grunt, que desde noviembre orbita sin control alrededor de la Tierra, se desintegrará casi por completo al reentrar en la atmósfera, probablemente el próximo domingo según la agencia oficial Roskosmos, aunque al menos una veintena de trozos, con un peso conjunto de unos 200 kilos, podrían sobrevivir

al calor y la fricción. La última previsión rusa indica que el ingenio se precipitará sobre el Índico al norte de Madagascar, pero las garantías son

relativas y, de hecho, el margen de error alcanza a buena parte del planeta, incluido el litoral barcelonés.

La sonda tiene el tamaño de un gran coche y pesa unas 12 toneladas, aunque siete corresponden a combustible que se volatizará nada más entrar contacto con la atmósfera, a unos 100 kilómetros de altitud.

Aunque el riesgo de que los restos sólidos hieran a alguien es escaso

-habida cuenta de la inmensidad de los océanos y de las zonas terrestres deshabitadas-, el desgraciado ocaso de la Fobos-Grunt es un nuevo toque de atención sobre un problema en aumento: la gran cantidad de restos de viejos satélites y otros trozos de chatarra que deambulan por el espacio cercano y que tarde o temprano acabarán cayendo sobre la Tierra. El pasado septiembre, por ejemplo, el gran satélite estadounidense UARS se precipitó sobre aguas del Pacífico y un mes después pasó lo mismo con el alemán Rosat, en este caso en el Índico. Y en diciembre cayó en Siberia un satélite ruso Meridian.

16 ÓRBITAS DIARIAS / De acuerdo con la

altura actual de la Fobos-Grunt y el ritmo de descenso, Roskosmos ha calculado como momento más probable para el impacto las 13.12, hora española, aunque asume que las posibilidades reales empiezan bastante antes y acaban bastante después. A las 13.12 horas, la sonda se encontrará sobrevolando el Índico, entre Madagascar y las costas de Kenia, pero como el margen horario aún es elevado solo se pueden descartar las latitudes altas de ambos hemisferios (regiones cercanas a los polos). Es decir, como la sonda da 16 vueltas alrededor de la Tierra cada día, que caiga dos horas antes o dos horas después puede variar el destino final en miles de kilómetros. De hecho, si no se precipita en el momento anunciado, la Fobos-Grunt sobrevolará el litoral barcelonés seis horas después (19.28) y pasará sobre Lleida y Andorra la madrugada del lunes (01.35). El peligro es escaso, eso sí.

La sonda está fuera de control, pero su posición se conoce al detalle gracias a las antenas de seguimiento. De hecho, hasta el astrofotógrafo francés Thierry Légault, conocido por sus espectaculares imágenes de la Estación Espacial, fue capaz de captarla desde Niza. La órbita elíptica de la sonda se situaba ayer entre los 145 y los 190 kilómetros de altitud, aunque la caída se había acelerado con respecto a días pasados.

Precisar el momento de caída es imposible por una combinación de factores que incluyen la aerodinámica de la sonda (con paneles solares), la actividad solar y las características irregulares de la propia atmósfera. «Si se detectara en el espacio un pequeño asteroide en dirección a la Tierra, sería más fácil calcular el lugar de caída que en el caso de una sonda como esta», resume Miquel Serra-Ricart, investigador del Instituto de Astrofísica de Canarias.

«Todo depende del rozamiento atmosférico acumulado. Un pequeño cambio en las condiciones de las capas más externas puede hacer que se precipite en la reentrada unas horas antes o después», insiste Antoni Broquetas, profesor de la Universitat Politécnica de Catalunya (UPC). Broquetas recuerda que la velocidad que alcanza la nave, hasta siete kilómetros por segundo, supone una «gran indeterminación» sobre los posibles lugares de impacto. Además, los restos que sobrevivan al paso de la atmósfera -«que serán los más duros e internos», según Serra-Ricart»- se podrían repartir por un área de hasta 500 kilómetros de largo. La sonda lleva un instrumento científico con una fuente radiactiva, pero la cantidad de cobalto-57 es tan escasa, menos de 10 microgramos, que se descarta cualquier riesgo.