Análisis

Los Reyes son los padres

NACHO CORREDOR

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La tribuna estaba protagonizada por dosjarrones chinos. Los expresidentes Jordi PujolyRomano Prodi,autor de una memorable frase que aludía a lamanca da finezzade la política española, hablaban sobre el futuro de la Unión Europea. Y, de hecho, cuando uno habla del futuro de la Unión es inevitable hablar también del futuro de la democracia. Tanto es así que la mención al movimiento del 15-M no se eludió y elpresidentPujolvaticinó hace dos días que, si bien no tendrá una concreción política a corto plazo, tal y como pasase con el Mayo del 68, la revolución cultural y el cambio de valores puede estar protagonizado por los jóvenes que hace meses estuvimos en sitios como la plaza de Catalunya.

«Nos hemos dado cuenta de la noche a la mañana de que los Reyes son los padres», me comentaba ayer un amigo en relación con la crisis. Y, tal y como pasó el día en que nos rompieron esa ilusión, estamos todavía en estado deshock. ¿Quiere decir mi amigo que nos hemos dado cuenta de que el Estado del bienestar es insostenible? ¿Quiere decir que la democracia está controlada por Goldman Sachs y aún no lo sabíamos? ¿Quiere decir que las instituciones no han sabido responder a los retos que tenemos como sociedad? ¿Quiere decir que la actividad política ha pasado a tener más capacidad gestora que de transformación social? ¿Quiere decir que tenemos que volver a generar, de nuevo y entre todos, ilusión? Probablemente, un poco de todo.

Lo que pasó hace unos meses en España no es tan diferente de lo que ha ido pasando en el resto del mundo, con los matices que se quiera, o de lo que está pasando últimamente en Nueva York. Si bien el diagnóstico de la crisis económica requiere de análisis profundos, lo cierto es que las crisis colaterales (la de valores y la de las instituciones, especialmente) se han puesto en evidencia. Y, en este sentido, hay que felicitarse porque, con el 15-M como punto pivotante, nos hemos dado cuenta colectivamente.

DiceEduard ValloryenEducar en la política (Editorial Pòrtic, 2003) que en un contexto como el actual «podemos quedar a merced tanto de simplificaciones antisistema que llevan a la parálisis como de demagogos extremistas», y, por eso, «para que la democracia funcione» es necesario que «reconozcamos la vocación de las personas que tienen la política como vocación».

La política son los representantes públicos, tan humanos e imperfectos como cualquier otro, pero también lo son los periodistas, los activistas sociales, los profesores universitarios y todo aquel ciudadano preocupado e implicado por y para su entorno. Pongámonos, pues, a trabajar todos juntos, porque el enemigo está ahí fuera.