historias de apasionados por la observación del tiempo

"De pequeño me daban pánico las tormentas"

Carles Nerín, con su hijo Joel, compañero de afición.

Carles Nerín, con su hijo Joel, compañero de afición.

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Carles Nerín vive su afición a la meteorología como el converso vive su fe, con pasión y con ciertas dosis de irracionalidad. Solo así se puede entender que de pequeño tuviese pánico a las tormentas y que ahora suba al Tibidabo a pasar la noche en vela esperando ver un copo de nieve:«Montamos guardia y nos hemos pasado noches sin dormir, pero puede resultar muy gratificante».

Poco a poco, durante su juventud fue naciendo un interés por todo lo relacionado con la meteorología.«No sé de dónde viene. Simplemente apareció», dice, aunque reconoce las dificultades de los inicios:«Era muy difícil coordinarse». A diferencia de la de otrosmeteolocos, su afición es compartida por la familia. En especial por Joel, su hijo de 19 años.«Supongo que, de verme a mí, se ha acabado enganchando». Aunque Joel también disfruta de la meteorología comoamateur, no descarta hacer de ella su medio de vida:«Estudia matemáticas, pero tiene asignaturas de física y son las que más le gustan»,cuenta le padre.

La posibilidad de cambio está en el horizonte, aunque el momento le queda todavía lejos.«Acaba de terminar primer curso». A través de la meteorología Nerín ha podido disfrutar con su hijo durante la etapa complicada de la adolescencia.«Es un punto de cercanía entre ambos».Y el dominio que su hijo posee de las nuevas tecnologías le ha servido para no quedarse desfasado.«Es su era y me ha ayudado a mantenerme en este mundo».Con internet todo resulta más fácil. Ahora no concibe su afición sin la presencia de la red.«Se ha convertido en una herramienta imprescindible».