historias de apasionados por la observación del tiempo

"He visto un rayo caer a solo 300 metros de mí"

Jordi Camós observa el Tibidabo desde su oficina.

Jordi Camós observa el Tibidabo desde su oficina.

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La afición de Jordi Camós por la meteorología se cimentó a su más tierna infancia:«Me gustaba ver nevar, las tormentas y la lluvia».Aunque reconoce que hubo un hecho que le hizo iniciarse.«Estando con el esplai vimos caer un rayo». Reconoce que pasó miedo, pero la descarga de adrenalina que sintió fue tal, que cuando volvió a casa comenzó a interesarse por cómo se formaban. Desde entonces son unos cuantos los rayos que ha podido captar.«He visto uno a 300 metros».

Con el acceso a internet fue descubriendo el mundo de los foros, y le alegró mucho descubrir que no estaba solo. Así, comenzó a quedar en las faldas del Tibidabo con otros aficionados para poder ver nevar«en el único sitio de Barcelona en que nieva cada año».Así nació en el 2006 el Comando Tibidabo. «Sé que el nombre puede sonar algo friqui, pero era muy apropiado».Con ellos empezó a aficionarse a la caza de tormentas.«Un día en busca de rayos metí el coche en un lodazal y tuvo que venir una grúa a sacarlo».

Sin embargo, quizá no sea lo más extraño que ha hecho por su pasión. Una Nochebuena recibió un aviso que alertaba de nieve en el Tibidabo y no lo dudó un solo instante. Dejó a su familia plantada y cogió el coche:«Cayeron cuatro copos, pero técnicamente vi nevar». Su familia no acababa de entender esta afición, ni sus arrebatos, aunque como en otros casos, lo acabó aceptando a regañadientes.

Camós reconoce que con hijos de por medio la perspectiva cambia.«Con dos niñas ves que quizá arriesgas demasiado y te lo planteas de otra manera, con más calma».