EL RIESGO EN LA PENÍNSULA

La tierra que empuja

España es un país de elevada sismicidad por la confluencia de dos placas tectónicas

ANTONIO MADRIDEJOS
BARCELONA

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En la Navidad de 1884, la Tierra tembló durante 20 segundos seguidos sobre Arenas del Rey. Como registraron los diarios de la época, el seísmo causó 900 muertos y 2.000 heridos en toda la comarca, especialmente en Arenas del Rey, Alhama y Ventas de Zafarraya, y destruyó unas 4.500 viviendas. Atendiendo a los daños y a las características del terreno, al terremoto se le calculó con posterioridad una magnitud de entre 5,8 y 6,7 en la escala de Richter, dependiendo de los autores. Entre el epicentro de aquel temblor y el de Lorca median apenas 240 kilómetros en línea recta.

La clave está en el Mediterráneo.«La península Ibérica es un área con una notable sismicidad porque en la región confluyen dos placas tectónicas, la euroasiática y la africana», resume Antoni Teixell, catedrático de Geodinámica Interna de la UAB. El terremoto de Arenas del Rey, el de Lorca y otros muchos de menor magnitud que acontecen todos los años, a menudo de forma casi anónima, tienen«el mismo origen», insiste Teixell.

En la ribera sur la virulencia es aún mayor, como prueban los recientes seísmos de Argelia (2003), Agadir (1960) y Alhucemas (2004).

2.500 sacudidas al año

En España se producen cada años unos 2.500 terremotos detectables por sismógrafos, de los cuales una veintena los aprecia la población, según el Instituto Geológico Nacional. Aunque los seísmos no siguen ninguna pauta, al menos conocida, cada 10 años aproximadamente se registra uno con una magnitud 5 o superior.

El temblor de Lorca es el mayor desde el que en 1999 sacudió La Puebla de Mula (Murcia), que también fue de 5,2, aunque en aquella ocasión no hubo que lamentar pérdidas humanas. Los simógrafos españoles detectaron un temblor aún mayor en el 2007, de magnitud 6,1, pero tuvo su epicentro bajo el mar a unos 200 kilómetros del cabo de San Vicente, en Portugal.

La placa africana tiende a avanzar hacia el norte a un ritmo de 2,5 centímetros al año. Sin embargo, no es un movimiento regular, sino que la resistencia que opone la placa euroasiática se quiebra en forma de terremotos. La mayor sismicidad en España -es decir, las zonas donde se libera la energía acumulada por la presión- se sitúa en las provincias de Granada, Almería, Murcia y Alicante, y en menor medida en el Pirineo. Obviamente, no son ni Japón ni Nueva Zelanda, pero conviene no bajar la guardia. Luis Suárez, presidente del Colegio de Geólogos, declaraba recientemente que un terremoto destructivo podría llegar a España«en un futuro no muy lejano».