Benedicto XVI se inclina en Viena ante las víctimas del Holocausto

GONZALO CÁCERES / VIENA

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En medio de una intensa lluvia, el papa Benedicto XVI rindió ayer homenaje a las víctimas del Holocausto con una breve y silenciosa plegaria ante el monumento de la plaza de los Judíos de Viena. Con la cabeza inclinada, las manos entrelazadas y en compañía de los líderes judíos de Austria, el Pontífice permaneció en silencio frente al monumento levantado en la Judenplatz, justo donde se hallaba la antigua sinagoga.

"Es el momento de expresar nuestra tristeza, nuestro arrepentimiento y nuestra amistad a los judíos", comentó el Papa a los periodistas que le acompañaron en el vuelo de Roma a la capital austriaca. Con su breve pero profundo gesto, el Pontífice exteriorizó su dolor por los crímenes nazis, de forma similar a cuando visitó el campo de concentración de Auschwitz, en mayo del año pasado. En aquella ocasión, Benedicto XVI se preguntó durante un discurso: "¿Por qué, Señor, callaste? ¿Por qué toleraste todo esto?"... Preguntas que desataron una agria polémica sobre el papel de la Iglesia católica durante el nazismo.

CONVERSIÓN FORZOSA

El monumento de la Judenplatz, además de homenajear a las víctimas del Holocausto, recuerda el martirio que sufrieron las víctimas de otra persecución, la de 1421. Aquel año, con la ayuda de muchos católicos, se quiso forzar a los judíos a convertirse al cristianismo. Más de 300 personas prefirieron morir a convertirse y 200 de ellas fueron quemadas vivas. Con el monumento erigido en Viena, se quiere mantener vivo ese testimonio, prueba de fe y de una resistencia heroica en una ciudad clave para el desarrollo del judaísmo.

El acercamiento de Benedicto XVI a los judíos fue ampliamente saludado como un gesto de buena voluntad, pero ha recibido no pocas críticas por la falta de diálogo con las otras iglesias. "Se trata de una peregrinación católica", se argumentó desde la jerarquía eclesiástica.

ABORTO Y EUTANASIA

En un acto organizado por el presidente austriaco, Heinz Fischer, con las principales personalidades de la vida civil del país, el Pontífice expresó su admiración por el proceso de unidad europea, insistió en la necesidad de "prohibir" el aborto, rechazó la asistencia para las personas que desean morir voluntariamente y criticó los efectos negativos de la globalización.

La peregrinación del Papa, que ayer fue vitoreado en la plaza Am Hof en su primera aparición pública en Viena, alcanzará hoy su máxima expresión cuando visite el santuario de Mariazell. Allí, tras haber tenido que variar su programa de actos por culpa de la persistente lluvia, participará en la celebración de los 850 años de la basílica, que se levanta en las montañas de Estiria. Mañana finalizará su estancia en Austria.