Una ballena sobrevive más de 100 años con un arpón

ANTONIO MADRIDEJOS / BARCELONA

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Unos esquimales de Alaska cazaron el pasado mayo una ballena de aspecto senil, aparentemente muy vieja, pero nunca imaginaron que el animal llevaba surcando los mares desde los tiempos de la guerra civil norteamericana y la abolición de la esclavitud. La gran sorpresa llegó cuando fue descuartizada: la ballena, que técnicamente es un rorcual boreal o Balaenoptera borealis, tenía incrustado un arpón de un modelo inconfundible patentado en 1879 y que se fabricó hasta 1885. Si fue arponeada por aquel entonces y obviamente no murió, el cetáceo tenía un mínimo de 120 años.

El proyectil cónico, con una flecha de nueve centímetros de largo, estaba incrustado en la grasa justo al lado del omóplato. Fue fabricado en New Bedford (Massachussetts), que en el siglo XIX era uno de los principales puertos balleneros de EEUU. El artilugio llevaba también las inscripciones tradicionales que los nativos de Alaska usan para reclamar luego a sus presas.

EJEMPLARES LONGEVOS

Una ballena de gran tamaño puede vivir sin problemas unos 70 años y se conocen ejemplares de hasta 120, explica el especialista Àlex Aguilar, biólogo de la Universitat de Barcelona (UB). Sin embargo, determinar la longevidad media de los cetáceos es una tarea compleja porque muchos ejemplares son capturados antes de viejos y, además, las técnicas no son del todo precisas. "A diferencia de los cachalotes, cuyos dientes forman círculos concéntricos de crecimiento, como si fueran anillos de los árboles --dice Aguilar--, con las ballenas se usan métodos bioquímicos con un mayor margen de error". "Nunca habíamos tenido la oportunidad de datar una ballena con esta precisión", proclama John Bockstoce, del Museo de Ballenas de New Bedford, que es quien dio a conocer el hallazgo.

Los 120 años que Bockstoce calcula es una edad lógicamente discutible, pero no debe estar muy lejos de la realidad. Por una parte, el animal debería tener suficiente tamaño, al menos 10 años de edad, como para ser un objetivo preferente para un ballenero de la época. Por otra, que el arpón dejara de fabricarse en 1885 "no significa forzosamente que se dejara de usar", precisa Aguilar.

El modelo de arpón tenía, además de la flecha, un pequeño depósito de explosivos que estallaba pocos segundos después del impacto para rematar a la presa. Según declaró Bockstoce a la prensa local, el arma "fue disparada probablemente con un fusil desde la cubierta de un barco, pero obviamente no alcanzó los órganos vitales del cetáceo". Aguilar recuerda el caso reciente de un cachalote capturado con un arpón de hace 35 años. "No, no habría sido un problema para la ballena vivir con ese artilugio --concluye el científico de la UB--. De hecho, hay hombres que han sido heridos con metralla o balas y que, si no hay infecciones, viven con los trozos sin problemas".