El duro viaje del Congo a España

Un diplomático español llega a Brazzaville para resolver el problema de 7 familias adoptantes

MERCÈ CONESA / BARCELONA

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El diplomático español Miguel Fernández Palacios llegó ayer a Brazzaville (Congo) para ayudar a regresar a España a las siete familias --seis catalanas y una vasca-- que esperan volver al país con sus siete niños adoptados. Si la embajada española en Kinshasa (República Democrática de Congo) puso inicialmente mil y un obstáculos para conceder a esos menores un visado de entrada a España, ahora todo son órdenes para facilitar el regreso. Las trabas obligaron a las familias a estar 15 días atrapadas en Brazzaville --ninguna quería regresar sin su nuevo hijo-- y angustiadas por las noticias de la violencia desatada tras las elecciones en Kinshasa, donde se encuentra la sede diplomática de los dos Congos.

"Parece que todo empieza a resolverse", decía ayer al otro lado del teléfono Xavier Torrents, un vecino de Cambrils (Baix Camp), esperanzado por primera vez en muchos días. "Cuando volvamos, ya veremos quien se responsabiliza de lo ocurrido", afirmaba mientras se seguía preguntando: "¿Por qué la embajada española en Kinshasa puso pegas a unas adopciones hechas correctamente y con el visto bueno de las autoridades congoleñas?"

"Lo que queremos es volver", subrayaba. El problema de Torrents y Natàlia, su esposa, es que Olivia, la niña congoleña de seis meses que han adoptado, está en Kinshasa y ellos en Brazzaville. El resto de pequeños están junto a sus nuevos padres en esta última ciudad, pero Olivia no. "Nosotros contamos con una ventaja", decía Torrents. "Tenemos plazas reservadas desde ya hace días en el avión que parte mañana --por hoy, jueves-- de Kinshasa a París y eso nos garantiza la salida, porque hay muy pocos vuelos desde Congo a Europa". "El siguiente --puntualizaba-- no sale hasta el sábado".

Traslado de capital

Brazzaville aún tiene menos vuelos que Kinshasa, por lo que el diplomático español intentará trasladar a todas las familias de Brazzaville a la capital del otro Congo y lograr plazas en los vuelos de hoy o del sábado. Por lo menos, el fin momentáneo de los disturbios en Kinshasa facilitará esos movimientos. "La frontera entre los dos Congos que, estuvo cerrada en algunos momentos, ya está abierta", afirmaba un Xavier Torrents mucho más animado que en días anteriores y con la ilusión de poder abrazar pronto a Olivia, su hija.