Docuserie en Disney+

Bon Jovi, en busca del torrente de voz perdido: "A los 50 las cosas cambian. Y a los 60 piensas: 'Hostia puta'"

La docuserie 'Thank you, goodnight' repasa los 40 años de un grupo icónico a la vez que sigue a su líder en su lucha por recuperarse de una lesión vocal

De David Beckham a Robbie Williams: 2023, el año de los autodocumentales de famosos

A la felicidad por el absurdo: retrato íntimo de Steve Martin, el rey de la risa

Bon Jovi, en busca del torrente de voz perdido

Bon Jovi, en busca del torrente de voz perdido / Disney+

Juan Manuel Freire

Juan Manuel Freire

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En el principio, la docuserie 'Thank you, goodnight: La historia de Bon Jovi' (Disney+, viernes, día 26) iba a ser básicamente la celebración de cuarenta años de carrera. "Ese aniversario parecía una buena excusa para hacer algo", cuenta a EL PERIÓDICO el batería Tico Torres, el mayor de la banda. "Jon había visto una serie sobre la carrera de [el exjugador de fútbol americano] Tom Brady y propuso a su director y productor, Gotham Chopra, hacer algo parecido con nosotros. Cuarenta años dan para mucho. Cuando veo todo lo que hicimos, incluso yo mismo me sorprendo. Ahora entiendo por qué estoy agotado [ríe]".

Pero esta historia de triunfos, o adversidades superadas, se desdobló pronto en exploración íntima de los problemas de Jon Bon Jovi para seguir en plena forma vocal y física una vez cumplidos los sesenta. O, dicho de otro modo, para arrojar con confianza sobre el escenario "esos estribillos espectaculares y potentes de pop rock que solo piden que los canten 20.000 personas en un estadio", como resume Bruce Springsteen en la serie el principal gancho del grupo.

"Cuando Jon se puso en contacto conmigo, me pidió hacer una especie de retrospectiva", nos explica el director de la serie. "No era mala idea. Había mucho por contar. Además, a lo largo de los años Jon había ido almacenando infinitos materiales que iban a venirnos de maravilla. Pero mientras íbamos preparando la serie, empecé a sentir que algo no iba bien. Su voz no era la que era". Al final se decidió a preguntarle. Su respuesta fue, según Chopra: "Bueno, he estado teniendo algunos problemas estos dos últimos años y estoy en proceso de resolverlos. Ahora vamos a ensayar tres semanas antes de dar quince conciertos en Estados Unidos. En esta gira espero poder aclararme, saber si puedo hacer esto. Pero esto no iría en el documental, ¿no?". "Jon –le contestó Chopra–, esto va en el documental".  

De Nueva Jersey para el mundo

A lo largo de cuatro episodios de metraje generoso (el segundo llega a los 93 minutos), Chopra nos cuenta la historia de Bon Jovi y, sobre todo, Jon Bon Jovi en dos tiempos claramente diferentes: un pasado bastante vertiginoso y un presente de cavilación. En el ayer, viajamos hasta Sayreville, el pueblo de Nueva Jersey donde Jon creció en los sesenta en el seno de una familia de clase obrera; padre peluquero, madre florista. No parece el mejor punto del globo para hacerse estrella del rock, pero no muy lejos de allí bullía la escena de Asbury Park, donde Springsteen y Southside Johnny se presentaron al mundo. "Componían música sobre los lugares donde vivíamos", recuerda Jon en el documental sobre aquel encuentro revelador, que pronto le llevó a montar Atlantic City Expressway, primera de diversas bandas pre-Bon Jovi. 

Cuando en 1982 grabó la maqueta de su hit 'Runaway', no lo hizo con grupo propio, sino con músicos de sesión de Power Station, el estudio de Manhattan donde era chico de los recados. Nadie hace caso a la demo, salvando la gente de la joven emisora WAPP 103.5FM, The Apple, que al año siguiente incluyó 'Runaway' en un recopilatorio de talentos del área de Nueva York y logró convertirla en pequeño fenómeno a base de pincharla sin descanso. 

Un mánager pintoresco

En 1984, la banda formada por Jon fichaba por Mercury y quedaba en manos del feroz mánager Doc McGhee, el mismo de Mötley Crüe o Skid Row. Fue uno de los principales responsables de su éxito, uno de los mejores defensores de su metal transfigurado en pop. Sin su ayuda quizá no habrían acabado vendiendo más de 28 millones de copias de 'Slippery when wet', disco de 1986 con himnos irresistibles: 'You give love a bad name', 'Livin' on a prayer' o, diga lo que diga Jeff Tweedy de Wilco, que la masacra en su reciente libro 'Un mundo en cada canción', la vaquera 'Wanted dead or alive'. El teclista David Bryan reivindica en nuestra entrevista un segundo disco no demasiado bien recibido, '7800º Fahrenheit' (1985), "que he redescubierto haciendo la serie y que en realidad tenía muy buenas canciones; un claro precalentamiento para la explosión de justo después". 

David Bryan, teclista de Bon Jovi, en la nueva docuserie

David Bryan, teclista de Bon Jovi, en la nueva docuserie / Disney+

Pero McGhee, al que precedía un aura de maleante, también metió a la banda en alguna situación comprometida. En 1988, después de seis años paseándose por los juzgados, fue declarado culpable de introducir más de 18.000 kilos de marihuana de Sudamérica a Estados Unidos. Y escapó de la cárcel gracias a, entre otras cosas, convertir a Bon Jovi en cabezas de cartel de un festival en la antigua Unión Soviética para promover la paz y la armonía: el Moscow Music Peace Festival. 

Jon y Richie

En la serie no se ocultan los problemas del grupo con las drogas y, sobre todo, el alcohol, que convertía a algunos de sus miembros en borrachos nada divertidos. "Yo nunca bebí antes de un concierto", me asegura Tico. "Para mí lo primero era el concierto". A lo que David añade: "Era más importante dar el concierto que la fiesta". La excepción debió ser aquella intensa jornada de dos conciertos en un solo día en Guadalajara (México) en febrero de 1990, al final de la gira del disco 'New Jersey' (1988). "Había unos preparando margaritas en el escenario", recuerda Tico en el documental. "No paramos de beber durante todo el concierto de la tarde y el de la noche"

Tico Torres, batería de Bon Jovi, en la nueva docuserie

Tico Torres, batería de Bon Jovi, en la nueva docuserie / Disney+

Por entonces estaban agotados físicamente y, según dice en la serie el emblemático guitarrista Richie Sambora, "hartos unos de otros". No mucho después, tanto el propio Richie como Jon, incapaces de hacer convivir sus egos, se atrevían con discos en solitario. La marcha definitiva de Sambora se produjo en 2013, en mitad de la gira de un álbum, 'What about now', cuyas partes de guitarra fueron en gran parte responsabilidad del productor John Shanks, algo que no gustó a Richie. Pudimos ver al grupo reunido para su ingreso en el Rock & Roll Hall of Fame en abril de 2018. Cuatro años después fallecía su antiguo bajista Alec John Such. La mortalidad entraba en escena. 

Honestidad ante todo

"Después de 2013 empezaron los problemas de verdad", dice Jon en la serie. "No estaba a la altura de mis expectativas. Estos últimos años he probado muchas cosas distintas para volver a estar como hace diez años. A los 50 las cosas cambian. Y a los 60 piensas: 'Hostia puta'". Tras el tercer concierto de la minigira de 2022, Jon lee reseñas en la prensa que certifican su inquietud. No cancela ninguna de las doce fechas restantes, pero tras la última, su esposa Dorothea le dice seriamente: "Es hora de dejarlo". 

En verano de ese mismo año, Jon se somete a una cirugía para corregir una cuerda vocal atrofiada. Todavía sigue recuperándose y, según dijo recientemente a 'Fox News Digital', ha dejado su suerte "en manos de Dios". Según el teclista David Bryan, Jon ha sido muy honesto todo el tiempo: "Sabía que estaba mal, sabía que necesitaba la operación, y se la hizo. Ahora está cantando otra vez, disfruta. A medida que te haces mayor, se te empiezan a saltar las piezas y es necesario que alguien te las recoloque [ríe junto a Tico]". 

Para el director de 'Thank you, goodnight', la historia de (Jon) Bon Jovi no es tan distinta de la de grandes atletas con los que ha trabajado anteriormente: "Esta trama me resulta muy familiar", dice Chopra. "He hecho la misma clase de historia con [el añorado jugador de baloncesto] Kobe Bryant cuando se rompió el tendón de Aquiles, o [el luchador de artes marciales mixtas] Conor McGregor cuando trataba de volver tras una lesión en la pierna, o Tom Brady cuando cumplió cuarenta años y se preguntó si todavía podía jugar a su nivel habitual". El rock es deporte. Y extremo. 

Suscríbete para seguir leyendo

TEMAS