Leonor Watling: " En 'Nasdrovia' se ve qué pasa si estás encerrado en pandemia con mafiosos rusos"

Acaba de estrenar la segunda y última temporadade la serie de Movistar Plus+ (producida por The Mediapro Studio), 'Nasdrovia' y Leonor Watling (Madrid, 1975) ya siente añoranza por el personaje que interpreta: Edurne. Porque con ella, y en ella, ha vivido el encierro físico y emocional que supone estar metida en una organización criminal como la mafia rusa. Y, encima, en pandemia. Watling, en cambio, se siente libre para ir pasando de la interpretación a la música (pertenece al grupo Marlango) según el proyecto que se le presente. Los últimos han sido la series 'La templanza' y 'Besos al aire'.

Edurne ya no está preocupada por envejecer, sino por sobrevivir. Cometer un asesinato la hizo entrar sin querer en la organización.

Nasdrovia, segunda temporada: la pesadilla de dos 'esnobs' entre la mafia rusia continúa

Después de ese final de la primera temporada estábamos muertos de ganas de ver los guiones. Porque de ahí...¿a dónde vas? Los cuatro guionistas han hecho un trabajo… Se lo han llevado a un sitio extraordinario y superoriginal. Es un poco más oscuro. Porque hay cosas que ya no hacen gracia. Tiene un tono muy difícil y muy bonito. Y Marc (Vigil), como director, toma la rienda de todos los actores. Estamos todos en ese tono realista dentro de situaciones ultrabsurdas, pero hechas desde la verdad. Una de mis escenas favoritas es Sergei (Michael John Treanor) diciendo a otro mafioso: «Tío, estás creando un ambiente tóxico». Y lo hace tan bien... Tiene tanta verdad... Porque una cosa es una cosa y otra es otra (ríe). Su trabajo es matar, pero otra cosa es que haya un buen ambiente laboral. Esa escena tiene el tono de la serie.

En la primera temporada Edurne tenía casi todo el peso.

Esta, en cambio, es más coral.

Y cuando aparece se le ve muy infeliz. No lo puede ocultar. Y esto a Boris, el capo, no le gusta.

Claro. La Edurne de la primera temporada estaba observando todo desde fuera. Pero ahora está dentro de la organización y mira para fuera como diciendo: «¡Qué marrón! ¿Ahora que hago?».

Julián (Hugo Silva) adopta otra postura muy distinta: él se integra muy bien.

Es esa cosa de como que si disimulas, no nos van a hacer nada. Y ella toma la opción de salir y pelear. Y luego las tramas de los rusos son increíbles. Están todos los personajes muy bien definidos, muy bien contados. Los entiendes a todos, tienen muchísimas capas… ¡Cómo pueden contar tanto, con unos planos tan bonitos y 'travellings' tan elegantes, en capítulos de solo media hora! 

Edurne y Julián pierden a una persona muy querida y reaccionan de manera muy diferente.

En tan poco tiempo está bien contada esa relación... Esa es la gota que colma el vaso. Él ni siquiera se ha deshecho. Está tan en el chip de sobrevivir, que piensa que es lo que toca. Es la fractura final entre ellos. 

En la primera temporada usted era la única mujer.

Bueno, aparecía la policía, pero poquito. Ahora la conoceremos un poco más. Y, también está John, que es una asesina a sueldo. Y está muy bien contada la relación que tiene con el otro asesino a sueldo, que le hace 'mansplaining'. Me encanta (ríe).

También conoceremos más a Yuri, el mafioso 'millennial'. Con él irrumpe el amor en 'Nasdrovia'.

Es cierto, en la primera temporada no hubo. Y su historia de amor es muy bonita. Hay amor y desamor. Porque la historia de Edurne y Julián es una historia de desamor y también es triste, porque es la ruptura definitiva de este núcleo bicelular.

La primera temporada era más claustrofóbica. Ahora hay más localizaciones. Los personajes viajan.

Cierto, estábamos siempre en el restaurante. Buscar localizaciones e ir fue un esfuerzo por parte de los guionistas y de producción. Estamos hablando de una serie sin un gran presupuesto y no mucho tiempo de rodaje. Me parece un prodigio. 

Aunque pronto vuelven al encierro: al que impone la pandemia.

Sí, ese contraste entre Helsinki, Moscú y el encierro en casa de los rusos me parece maravilloso. Y sale el presidente Pedro Sánchez diciendo que hay que quedarse en casa. Contar esas calles vacías, ese señor que grita desde el balcón... Lo grabamos hace un año y ellos lo escribieron en la pandemia. Me parece de una velocidad creativa monumental.

Surrealista que un mafioso esté tan preocupado porque la gente se ponga la mascarilla.

Dice: "Tenemos las ucis stauradas. ¡Por favor, guarden la distancia de seguridad!» (ríe).

Entre tanta oscuridad se intercala el colorismo del mundo drag.

Boris está obcecado con su concurso de 'drag queen', caiga quien caiga, y los rusos dicen: «Yo os voy a confesar que a veces veo 'Drag Race'».

En otras series no se ha querido tratar la temática del covid.

Esta se desarrolla en la actualidad, y como tocó esto, en lugar de hacer actualidad en un mundo paralelo, lo incorporaron. Y se ve qué pasa si te toca estar encerrado con unos mafiosos rusos.

Ha protagonizado otra serie que retrata la cuarentena: 'Besos al aire'. Es una comedia, pero ¿servirá de algún modo como documento?

No lo sé. Era hablar de esas primerísimas semanas. Y Aitor Gabilondo, que fue quien la produjo, tenía ganas de contar la parte bonita. Aunque para una gente no lo fue, para otra, sí. Porque hablas con amigos y algunos sí que dicen que la vida no se para. La gente se sigue enamorando, se sigue peleando, siguen teniendo hijos... Sigue la vida. No a pesar de eso, sino entre todo eso. Hay gente que vivía en el mismo barrio desde hacía 20 años y se conoció así. Lo dijo Paco León: "La gente no vive a pesar de… La gente vive». Con lo que le toca.

Y sobrevive. Como Edurne. Por cierto, ese final de la temporada es el de la serie. Pero podría seguir.

La serie podría seguir infinitamente. Yo haría de Edurne para siempre.

¿Y le queda tiempo para la música?

Estamos con Marlango volviendo a componer. Hemos tenido mucha suerte, porque hemos tocado mucho. Y con ganas de que se estrene 'Desde la sombra', con Paco León, un película superespecial pequeña, bonita, basada en una obra de Juan José Millás. Y de que llegue alguno de esos proyectos que estás en casa diciendo que ahora toca música, y de repente lo dejas todo.