Actor de 'Entrevías'

José Coronado: "Al principio era lógico que se pensara de mí: otro guapito más"

El intérprete de series como 'Vivir sin permiso, 'Gigantes' y 'El inocente' da vida en ficción de Telecinco y Netflix a un 'abuelo coraje' de un barrio degradado

Coronado

Coronado / Mediaset

Inés Álvarez

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Cuando hace 30 años José Coronado (Madrid, 1957) probó con eso de la interpretación como un paso más allá de su incipiente carrera de modelo, muchos pensaron que era un guapito más que se subía al carro de la fama. Pero poco a poco fue aprendiendo el oficio y su físico pasó a ser el agradable envoltorio de un valioso contenido. De su condición de galán solo queda la galanura y, últimamente, en las series se mete en papeles de tipos duros, como el de 'Vivir sin permiso', 'Gigantes' y 'El inocente' con tal convicción que hasta da miedo. Ahora es en 'Entrevías', la aclamada serie de Telecinco, un abuelo que por amor a su nieta, una niña vietnamita adoptada, rebelde y consentida, se enfrentará a los malos. Uno muere por sus hijos, dice.

Nunca imaginábamos que llegaría el día en qu everíamos a José Coronado haciendo de abuelo.

(Ríe) La verdad es que cuando cayó en mis manos el guion y vi que mi papel era un abuelo, pensé: pero si soy la Santísima Trinidad, si soy un coyote... Pero el concepto que yo, y quizá tú, tenemos de los abuelos es el de los del siglo XX y, ahora mismo, con la longevidad más atrasada, uno puede ser perfectamente abuelo a los 60 años, ser un toro y tener muchas cosas que aportar todavía. Y la historia era tan original y novedosa, al contar una historia de amor a través de un abuelo y una nieta, que no dudé en aceptar el papel.

En series le hemos visto últimamente con personajes de tipo duro, incluso inquietante ('Vivir sin persmiso', 'Gigantes', 'El inocente'…). Tirso, a su modo, lo es, pero acaba mostrando su humanidad.

Tirso está anclado en el siglo XX. Fue militar. Hace 30 años, por temas que pasaron en Bosnia, colgó su fusil y abrió una ferretería. Es un hombre que a priori le ves y es el clásico misántropo, políticamente incorrecto, tiene su punto de racista, dice lo que piensa... Y es un antihéroe. Es un hombre de principios, pero no le gusta el mundo en el que vive. Su vida se reduce a sus amigos, que fueron soldados en Bosnia, y no encuentra una razón para ser un héroe en este mundo que no le gusta. Hasta que con su nieta, una chinita adoptada por su hija, encuentra una causa por la que luchar. 

Pero la vida se le complica.

Sí. Y veremos al Tirso cabreado porque le tocan la familia. Es que no es mucho de abrazos, ni de decir que te quiere, pero para él la familia es un pilar intocable.

Y va surgiendo esa humanidad que escondía ese tipo gruñón y amargado.

'A priori' Tirso no cae bien, porque es muy políticamente incorrecto. Pero su nieta le va a poner delante del espejo. Intentará enderezarla, pero es posiblemente ella quien lo enderece a él. Están condenados a pelearse, pero también a evolucionar y a crecer. 

La serie ha alcanzado grandes niveles de audiencia: unos dos millones de telespectadores y puede presumir de ser la serie española más vista de la temporada.

Es que es muy familiar. Están cubiertos todos los espectros de edad. Está la historia de Romeo y Julieta de la niña con Nelson, que yo creo que deleita al público juvenil. Y, luego, a los que somos más mayores, esta ficción nos toca bastante, porque uno de los grandes temas son los prejuicios. 

Pero no es el único.

No. Otro es sacar las entrevías del mundo, ciudades populares que se han creado en las entrevías de las grandes urbes, cuando hubo todo el exódo de gente del ámbito rural para ganarse la vida en la ciudad. Tirso se encontraba bien en su barrio, con su gente, pero cuando comenzó a llegar la inmigración, le empezó a tocar. No tanto por su racismo, sino porque se había ido desvirtuando. Y luego hay un suspense, un thriller, con los malotes que quieren hacer daño a mi nieta. Y sus puntos de comedia, que son necesarios para que respiren todas las series.

Aunque a regañadientes, Tirso aprende de Irene. Pero ¿qué ha aprendido Coronado de Nona Sobo, la actriz que da vida a su nieta?  

Sobre todo de su ilusión, que es algo que los actores, según va pasando el tiempo, podemos empezar a perder un poco. Yo intento que no, ¿eh? Intento trabajar cada día como si fuese el primero. Pero cuando veo a esta gente joven como es Nona con esa ilusión y con esa disciplina, y ese entendimiento de lo que es la profesión... Yo a Nona le auguro un gran futuro. Porque es, sobre todo, muy trabajadora. Yo he intentado hablar mucho con ella, porque, al margen de Tirso e Irene, están José y Nona, y me he erigido un poco en su padrino. Porque cuando llegó aquí hace tres años a hacer la prueba, era un bebé que no sabía nada y estuvo un año entero preparándose. En el rodaje ha sido muy agradable trabajar con ella.

En la película 'Tu hijo', su personaje también se toma la justicia por su mano para vengarlo. ¿Qué haría usted por un hijo?

Por los hijos, todo. Uno muere por sus hijos, eso está claro. Y el que no lo piense es que no ha entendido lo que es ser padre o madre. Es el amor más incondicional que hay. Hijo o nieto. Para mí es lo mismo. Se hace todo. Eres capaz de hacer la mayor locura porque no te toquen a tu familia. Y más si es línea directa.

Nicolás, su hijo mayor, nacido de su relación con Paola Dominguín, va haciendo sus pìnitos. Lo último ha sido 'Masterchef celebrity' y la serie 'Valeria'. ¿Cómo ve su carrera?

Bien, pero a Nicolás lo que le apasiona por encima de todo es la naturaleza. Ha abierto con unos amigos un negocio de probióticos y plantas. A él lo que le gusta es ese mundo y vivir en el campo. Pero, evidentemente, ha mamado la profesión de actor desde que nació y le gusta, le inquieta, le interesa. Pero cuesta tanto hoy en día hacerse un hueco... Hay tanta gente, que resulta difícil. Pero él es un tipo que vive feliz con sus perros, sus cabras y sus gallinas y le sobra el mundo. Yo le envidio muchas veces.

José Coronado en 'Entrevías'

José Coronado en 'Entrevías' / Mediaset

Decía en una entrevista que antes era más fácil ser actor porque había menos.

El aprobado era mucho más barato en esa época, sí. Y te permitían lo que me pasó a mí, que tuve que ir aprendiendo por el camino. Aunque ahora pienso: ¡cabrón, qué malo que eras! 

Cuando empezó, muchos pensaron (pensamos, lo reconozco) que era un guapito más. Pero ha ido acallando muchas bocas. Y le pedimos disculpas.

Yo entiendo que al principio se pensara eso porque tenían razón. Es que no había otra cosa que ofrecer que tuviera, en opinión de algunos, un físico agradable. Al principio estaba muy bloqueado, muy sobreactuado, pero tenía que seguir. Al haber tan pocos actores, eso permitió que me perdonasen esa falta de oficio y que fuese aprendiendo en el camino. Luego la situación se tornó.

¿Al lograr el reconocimiento? 

Porque, pasados los 10 años que calculo que tuve que estar para sacarme el carnet de actor, que son los 10 años de carrera, creo que puedo decir que soy actor. Y a partir de ahí no ha hecho más que sumar ese físico que se me ha dado, y que alguien piensa que puede estar bien, pues una vez que te has hecho actor ayuda. Pero al principio es lógico que la gente pensara: otro guapito más que viene aquí,. A ver...

Hablando de físico. Ha conseguido dejar de ser el típico galán, pero mantiene la galanura.

Cuando me empezaron a decir que era un galán, fui como un loco al diccionario a buscar qué significaba esa palabra. Y recuerdo que era algo así como hombre apuesto, educado, de principios. Y dije: si es todo bueno lo que dice. ¿Por qué hay este miedo? Lo que hay que hacer también es ser un buen actor. La galanura, no solo en el oficio de actor, en cualquier otro, es de esos suplementos que ayudan.

¿En qué punto de su carrera se encuentra? En otra profesión vería cerca la jubilación, pero un actor no se la plantea. 

Siempre me he sentido un privilegiado por poder vivir de mi carrera. Siempre he pensado que me había tocado la lotería y sigo pensando, cada día que voy a trabajar, la suerte que tengo. Y, sobre todo ahora, que encima vas controlando las herramientas de la interpretación y te has abierto a más y entiendes el oficio, me sigue apasionando Lo único que estoy intentando es ver las cosas más a distancia e intentar enamorarme de lo que tenga entre manos. Porque en esta profesión te ofrecen tantas cosas, que luego se caen y te pasan por la izquierda. Debo tener la capacidad de enamorarme de lo que he firmado e ilusionarme y pensar que lo mejor que puedo hacer es lo que estoy haciendo. Y a vivir, que son dos días. 

Y encima, el coronavirus, y en su caso el infarto, hacen temer que sean menos. Aparte de salud, ¿qué más pide a la vida que no haya conseguido ya?

Yo le pido que lo que me toque vivir sea con paz. Con paz en todos los sentidos. Sin alterarme, sin pelear... Disfrutando, saboreando lo que quede de vida. Tanto el coronavirus como el infarto me hicieron meditar mucho, reflexionar sobre el tema de qué es la vida. Y saber priorizar realmente lo que es importante y relativizar las cosas que pasan, que muchas veces nos destrozan y nos llevan incluso al hospital. Darles a estas la importancia que tienen. Entonces llevo una vida muchísimo más suave y estoy intentado subirme a este caballo de paz que me lleve a ese final.