Psicología

"No paro de juzgarme": cinco pasos para dejar de hacerlo

El exceso de autocrítica destruye la valoración personal

Persona tranquila en casa

Persona tranquila en casa / 123RF

Ángel Rull

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Juzgarse a uno mismo implica una evaluación crítica y continua sobre nuestras acciones y pensamientos, enfocándose primordialmente en fallos y debilidades, en lugar de reconocer las fortalezas y los logros. Este proceso interno frecuentemente resulta en pensamientos negativos y reproches, los cuales pueden ser extremadamente limitantes y dolorosos.

Si bien la autoevaluación es una herramienta esencial para el crecimiento personal, cuando se convierte en un ejercicio de crítica constante y severa, inicia un ciclo destructivo de negatividad. Este ciclo puede afectar profundamente la percepción que tenemos de nosotros mismos y restringir nuestra capacidad para disfrutar la vida y alcanzar nuestro potencial.

Reconocer este hábito es el primer paso para cambiarlo. A menudo, estos juicios internos no son realistas y están basados en estándares de perfección inalcanzables que nosotros mismos establecemos. Es importante cuestionar estos estándares y ajustar nuestras expectativas hacia metas más realistas y compasivas.

¿Por qué lo hacemos?

Las razones detrás de la autoevaluación severa son diversas y complejas. Culturalmente, muchos de nosotros hemos sido criados en ambientes donde se valoran extremadamente el éxito y la perfección, y cualquier señal de fracaso se ve como un defecto personal grave. Esto nos predispone a ser implacablemente duros con nosotros mismos.

En la sociedad actual, la constante exposición a las vidas aparentemente perfectas de otros a través de las redes sociales puede intensificar la autocrítica. Nos comparamos constantemente con los logros de otros, sin tener en cuenta las batallas internas que cada uno enfrenta. Esta comparación puede alimentar un sentimiento de insuficiencia y fomentar una mayor autocondena.

A nivel personal, experiencias de rechazo o crítica durante nuestras vidas, especialmente si estas ocurrieron en las etapas de desarrollo temprano, pueden dejar cicatrices emocionales que nos predisponen a dudar de nuestro valor y a criticarnos duramente. Romper este ciclo requiere una comprensión profunda de nuestras experiencias pasadas y cómo estas han modelado nuestras respuestas emocionales.

¿Qué consecuencias negativas tiene?

El hábito de juzgarse severamente tiene diversas consecuencias negativas. Emocionalmente, puede llevar a estados de ansiedad y depresión, ya que la constante autocrítica erosiona la autoestima y puede hacer sentir a la persona que nunca es suficiente, sin importar sus esfuerzos o logros.

Socialmente, este patrón puede causar que las personas se aíslen por miedo a no cumplir con las expectativas de otros, o por vergüenza de sus percibidas insuficiencias. Esto puede reducir la calidad y cantidad de interacciones sociales, agravando el sentimiento de soledad y tristeza.

A nivel profesional, la tendencia a autoevaluarse negativamente puede llevar a la procrastinación o a la parálisis por análisis. El miedo a cometer errores puede impedir la toma de decisiones y el avance en proyectos personales y profesionales, limitando el desarrollo y la realización de la persona.

Pasos para dejar de juzgarte a ti mismo

A menudo, nos encontramos sumergidos en una lucha interna continua donde somos simultáneamente críticos y sujetos de nuestra propia crítica. Esta tendencia a evaluarnos de manera severa puede transformarse en un patrón constante que, lejos de ayudarnos a mejorar, termina socavando nuestra autoestima y calidad de vida.

¿Qué podemos hacer para dejar de juzgarnos?

1. Reconoce y nombra tus pensamientos autocríticos

El reconocimiento consciente de los pensamientos autocríticos es esencial. Anota cuándo y cómo te criticas: ¿Es en el trabajo, en situaciones sociales, o al compararte con otros? Observar estos patrones te ayuda a entender el contexto y a desarrollar estrategias específicas para cada situación.

2. Pon a prueba la validez de tus juicios

Una vez que identifiques estos pensamientos, es crucial cuestionar su validez. Pregúntate: ¿Tengo pruebas concretas que respalden esta crítica? ¿Estoy magnificando aspectos negativos e ignorando los positivos? Esta técnica de confrontación ayuda a ver la situación con más objetividad y a reducir la severidad de los juicios internos.

3. Aprende a aceptar los errores como parte del aprendizaje

Adoptar una perspectiva que acepte los errores como parte esencial del crecimiento personal es fundamental. Cada error ofrece una oportunidad única de aprendizaje y desarrollo. En lugar de castigarte por un fallo, intenta preguntarte qué puedes aprender de esa experiencia y cómo puede ayudarte a mejorar en el futuro.

4. Cultiva la compasión hacia ti mismo

Desarrollar compasión por uno mismo es quizás uno de los pasos más complejos pero también más liberadores. Tratar de hablarte a ti mismo con la misma amabilidad y comprensión que tendrías hacia un amigo en una situación similar puede transformar radicalmente tu diálogo interno. Practicar la meditación de atención plena y otras formas de mindfulness puede ser muy útil en este proceso, ya que estas prácticas fomentan un estado de conciencia y aceptación sin juicio.

5. Establece metas realistas y celebra tus logros

Fijar objetivos alcanzables y celebrar los pequeños éxitos cotidianos puede fortalecer la confianza en uno mismo y disminuir la propensión a la autocrítica. Es importante establecer metas que supongan un reto pero realistas, lo que permite apreciar el proceso de avance sin centrarse únicamente en el resultado final. Celebrar los logros, por menores que sean, fomenta una visión más positiva de las capacidades personales y promueve un ciclo de feedback positivo.

El proceso de dejar de juzgarse a uno mismo no es sencillo ni se logra de la noche a la mañana. Sin embargo, cada paso que se da hacia la comprensión y mejora de la relación con uno mismo representa un avance hacia una vida más plena y feliz. La clave está en la constancia y en la búsqueda de un equilibrio saludable entre la evaluación constructiva y la aceptación de nuestras imperfecciones como parte de nuestra condición humana. Este camino, aunque complejo, es profundamente gratificante y esencial para vivir de manera auténtica y satisfecha.

* Ángel Rull, psicólogo.