Psicología
Ocho pautas para acabar con la preocupación constante por el futuro
La ansiedad dirige nuestros pensamientos hacia el catastrofismo

Una mujer preocupada, mirando por la ventana / 123RF


Ángel Rull
Ángel RullLicenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
En la sociedad actual, es común que muchas personas se vean abrumadas por la preocupación constante por el futuro. El ritmo acelerado de la vida, las expectativas sociales y la incertidumbre económica pueden generar una ansiedad persistente que afecta nuestra salud mental y bienestar. Pero ¿qué podemos hacer para enfocarnos en reducir la preocupación constante por el futuro?
1. Practicar la atención plena
La atención plena es una herramienta poderosa para vivir en el presente y reducir la preocupación por el futuro. Consiste en estar completamente presente en el momento actual, observando sus pensamientos, emociones y sensaciones físicas sin juzgarlos. La meditación es una de las prácticas más efectivas para desarrollar la atención plena.
Al dedicar unos minutos cada día a meditar, se puede entrenar la mente para que se enfoque en el presente en lugar de preocuparse por lo que podría suceder en el futuro. Cuando surgen pensamientos ansiosos, se reconocen sin juicio y se redirige la atención a la respiración o a las sensaciones del cuerpo. Con la práctica constante, se nota que la capacidad para lidiar con la preocupación mejora significativamente. Encontraríamos así en la atención plena una de las claves para reducir la preocupación constante por el futuro.
2. Establecer objetivos realistas
La preocupación por el futuro a menudo surge cuando nos imponemos metas inalcanzables o excesivamente ambiciosas. Si los objetivos son demasiado altos, es probable que una persona se sienta constantemente presionada y preocupada por no alcanzarlos. Por otro lado, si son demasiado bajos, se podría experimentar una falta de motivación.
La clave está en encontrar un equilibrio. Se deben establecer metas que supongan un reto pero alcanzables. Se dividen los objetivos en pasos más pequeños y manejables para que se pueda medir el progreso y celebrar los logros a lo largo del camino. Esto reducirá la presión y la ansiedad asociada con la incertidumbre y dará un sentido de dirección claro.
3. Aprender a delegar y pedir ayuda
Muchas personas sienten la necesidad de controlar todos los aspectos de sus vidas, lo que puede llevar a una preocupación constante por el futuro. Aprender a delegar tareas y pedir ayuda cuando sea necesario aligera la carga mental y emocional. No hay que tener miedo de confiar en los demás y compartir responsabilidades, ya que esto liberará tiempo y energía para concentrarse en lo que realmente importa.
4. Aceptar la imperfección
Debemos comprender que la perfección es una meta inalcanzable y que se cometen errores como parte de la experiencia humana. La búsqueda constante de la perfección puede generar ansiedad y estrés innecesarios. En lugar de eso, hay que practicar la aceptación de las imperfecciones y las de los demás.
La autocompasión y el perdón son herramientas importantes en este proceso. Debemos ser amables con nosotros mismos cuando cometemos errores y recordar que el fracaso no define la valía de una persona. A medida que se cultiva una actitud más compasiva hacia uno mismo, se nota que la preocupación constante por el futuro disminuye.
5. Establecer un equilibrio entre trabajo y vida personal
La preocupación constante por el futuro a menudo está relacionada con el trabajo y las responsabilidades. Es esencial establecer un equilibrio adecuado entre el trabajo y la vida personal. Hay que dedicar tiempo a actividades que brinden placer y relajación, como practicar un hobby, hacer ejercicio o simplemente descansar.
Cuando una persona se permite momentos de descanso y diversión, puede recargar energías y reducir el estrés acumulado. Esto le ayudará a tener una perspectiva más equilibrada sobre el futuro y le permitirá enfrentar los problemas con mayor calma y claridad.
6. Educarse sobre la ansiedad y el estrés
El conocimiento es una herramienta óptima para combatir la preocupación constante por el futuro. Aprender sobre la ansiedad y el estrés, comprendiendo cómo funcionan en el cuerpo y en la mente, puede ser el primer paso para superarlos.
Al identificar los desencadenantes y síntomas de la ansiedad, la persona estará mejor preparada para enfrentarlos. Se puede aprender técnicas de manejo del estrés, como la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva o la visualización positiva. Cuanto más se eduque sobre estos temas, más capaz será de abordar la preocupación por el futuro de manera efectiva.
7. Buscar apoyo profesional
Si la preocupación constante por el futuro interfiere significativamente en la vida diaria y el bienestar, no hay que dudar en buscar la ayuda de un profesional de la salud mental. La Terapia Cognitivo-Conductual o la Terapia EMDR, entre otras técnicas, puede proporcionar estrategias efectivas para manejar la ansiedad y las preocupaciones.
Un psicólogo puede ayudar a identificar patrones de pensamiento negativos y a reemplazarlos por pensamientos más realistas y saludables. También puede ofrecer un espacio seguro para explorar las preocupaciones y trabajar en soluciones concretas.
8. Practicar el autocuidado
El autocuidado es esencial para mantener una buena salud mental y reducir la preocupación constante por el futuro. Hay que asegurarse de cuidar el cuerpo a través de una alimentación equilibrada, ejercicio regular y suficiente descanso. Una dieta saludable y la actividad física liberan endorfinas, las cuales son conocidas como las "hormonas de la felicidad" y pueden ayudar a reducir la ansiedad.
Además, debemos establecer límites saludables en las relaciones y compromisos para preservar el bienestar emocional. Aprender a decir "no" cuando sea necesario y priorizar las propias necesidades. El autocuidado no es egoísta; es una inversión en su salud y bienestar a largo plazo.
La preocupación constante por el futuro es un problema común en la sociedad actual, pero no tiene por qué controlar nuestras vidas. Con prácticas como la atención plena, el establecimiento de objetivos realistas y el autocuidado, podemos liberarnos de la carga de la preocupación y encontrar la paz interior.
A medida que se incorporan estas pautas en la vida diaria, se abrirán nuevas oportunidades para disfrutar del presente y afrontar el futuro con confianza y tranquilidad. La clave está en recordar que la vida se vive en el presente, y aprender a apreciar y valorar cada momento, incluso mientras nos preparamos para el futuro. La preocupación constante por el futuro no tiene por qué dominarnos; se puede tener el poder de tomar el control y vivir con serenidad.
* Ángel Rull, psicólogo.
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