PSICOLOGÍA

Hijos tiranos: síntomas para identificarlos

El 'síndrome del emperador' aumenta en las familias causando graves consecuencias

Un bebé llorando enfadado

Un bebé llorando enfadado / periodico

Ángel Rull

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El 'síndrome del emperador' se caracteriza por un comportamiento de los hijos cuya consecuencia termina siendo la dominación de los padres. Los niños utilizan una serie de actitudes con las que logran tiranizar la relación, haciendo que los progenitores se conviertan en esclavos. Aunque las consecuencias son más que evidentes desde el primer momento, la situación va empeorando con el tiempo, acabando en una adolescencia con problemas graves de conducta. Es aquí donde un mal comportamiento inicial desemboca en un trastorno con serias consecuencias.

Los hijos pasan por diferentes etapas, algunas caracterizadas por la necesidad de una mayor independencia o con rabietas ocasionales. Es común y no supone dificultades en el trascurso del día a día. Sin embargo, lo que puede parecer un signo de desarrollo podría estar confundiéndose con una problemática real en la que se basaría el síndrome del emperador. Es aquí donde los padres deben permanecer atentos a las señales.

Causas

El estilo educativo más permisivo y la influencia de la cultura occidental está haciendo que cada vez sean más familias las que tienen que enfrentarse a hijos tiranos. El problema empeora a medida que pasan los meses, se escapa del control paterno y tienen que buscar ayuda especializada.

El problema radica en la falta de límites a la hora de educar a un hijo. Al pasar de una sociedad muy restrictiva a una más abierta, se ha ampliado el modelo educacional sin haber encontrado todavía el equilibrio. Los padres deciden decir sí a todo, confundiendo los lazos familiares y los roles que deben existir. No se promulga una cultura del esfuerzo, sino que se recompensa de forma material sin que existan motivos para ello y apenas hay premios emocionales.

La sociedad también ejerce en este aspecto una mala influencia. El consumismo y las jornadas laborales dan menos tiempo a la convivencia familiar o al tiempo de ocio. Esto implica ver menos a los hijos e intentar suplir ese espacio con sobrecompensación a través de bienes materiales y una mayor permisividad.

Signos

Enfados, gritos, discusiones frecuentes o situaciones de aislamiento actúan como señales de alarma, pero también como consecuencias familiares, cuando se está sufriendo en casa el 'síndrome del emperador'. Los hijos abusan de un poder otorgado por los padres, aunque sea a nivel inconsciente y manejan las rutinas diarias. Se modifica el tiempo de ocio, los viajes o las horas dedicadas a la compra con tal de satisfacer las necesidades impuestas por los hijos, algo que se hace insostenible a medida que el niño crece.

Antes de llegar a la adolescencia con problemas de conducta, podemos observar ciertos síntomas que ejerzan de alarma para que podamos buscar la ayuda especializada necesaria:

1. Baja tolerancia a la frustración

Se aburre con facilidad y no consiente que se le niegue lo que está pidiendo. Ante la frustración se enfada, se muestra violento y hay pataletas. Además, empeora en los espacios públicos.

2. Visión egocéntrica

Como puede ocurrir dentro del narcisismo, el niño cree que el mundo gira en torno a él mismo. No solo aparece esta visión con la familia, sino también con personas extrañas.

3. Ausencia de empatía

Esto se hace visible cuando se relaciona con niños y niñas de su misma edad, apareciendo amenazas o agresiones.

4. Resistencia a las normas

No acepta los castigos, los cuales ve como injustos. Además, siempre que exista una norma, tendrá la necesidad imperiosa de saltársela.

5. Baja autoestima

Las conductas en las que aparece una necesidad de estar por encima de los demás pueden enmascarar baja autoestima, como es este caso.

6. Mala gestión emocional

No entienden sus emociones ni saben expresarlas. Se relaciona también con la empatía, ya que les cuesta entender también las de los demás.

El entorno familiar debe aportar seguridad, apoyo y cariño, existiendo un desarrollo para todas las partes. Con la aparición del 'síndrome del emperador', se rompen los vínculos y los padres llegan a sentir miedo de sus propios hijos. Es importante saber que toda situación puede mejorar, siempre y cuando se identifiquen los síntomas y se busque ayuda.

Ángel Rull, psicólogo.