Manel Esteller, médico e investigador:«Es importante conservar aquello que nos diferencia»

<b>Los hallazgos que investigadores como Manel Estaller </b>pilotan desde sus microscopios posibilitan que nos podamos cruzar cada día con personas que han superado un cáncer. Manel Esteller lanza esta reflexión en su paseo por el barrio de Sant Gervasi.

La plaza  Espacio vecinal útil y aglutinador«EN LA PLAZA DE LA BONANOVA LOS VIERNES HAY MERCADO DE PRODUCTOS ARTESANALES. Y LOS VECINOS HACEMOS LA HOGUERA DE SANT JOAN»

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CARME ESCALES / BARCELONA

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El pasado domingo, 6 de septiembre, el investigador Manel Esteller, vecino de Sarrià-Sant Gervasi, cumplió 47 años. Celebrar la vida, sumar años, para mucha gente, hoy, no sería posible si no fuera por el trabajo de observación, comparación, experimentos y descubrimientos en las células en las que han enfocado su vida profesional científicos como este. "Hoy el 60% de los cánceres acaban bien. Cada uno de nosotros, en la calle, nos estamos cruzando, cada día, con exenfermos de cáncer. Sin embargo, hace 20 o 30 años no había ningún tratamiento para ellos", expone Esteller, que nació en 1968 en Sant Boi de Llobregat.

Venir a la ciudad -Barcelona- era una atractiva aventura para Esteller, cuando era todavía un niño. "Veníamos en el carrilet. Esta ciudad fue para mí, de entrada, la plaza de Espanya, porque era donde nos bajábamos para ir a la Fira, al Festival de la Infància i la Joventut y al parque de atracciones de Montjuïc", rememora el santboià. "Años después, ya llegábamos hasta la plaza de Catalunya. Y más arriba de la ciudad, se puede decir que he tardado casi 20 años en descubrirla", resume quien desde hace siete años vive en Sant Gervasi-La Bonanova.

13 años fuera de Catalunya

Sarrià-Sant Gervasi no es el primer distrito barcelonés en el que reside Manel Esteller. "Mientras terminaba mi tesis doctoral -centrada en la genética molecular del carcinoma de endometrio- viví en la calle del Grassot -en el barrio de El Camp d'en Grassot i la Nova Gràcia-"explica el investigador. Entre la vida en uno y otro distrito, Baltimore y Madrid se apropiaron de 5 y 7 años, respectivamente, de los despertares de este científico célebre a nivel mundial. Lo es por sus hallazgos en términos de epigenética, que se ocupa de estudiar la variabilidad, modificaciones e influencias de los componentes del ADN, el cuadro de mandos del organismo de un ser vivo.

Cuando regresó a Barcelona para establecerse aquí, varias razones lo llevaron a elegir Sarrià-Sant Gervasi. "Sant Gervasi es tranquilo y tiene muchos comercios de barrio. Además, aquí la temperatura es mejor, y creo que el aire también es un poquito mejor que en otros barrios. Está bien comunicado, junto a la Ronda de Dalt, que es la que utilizo para llegar cada día, en coche, a Bellvitge", enumera el vecino de La Bonanova, que trabaja en el Institut d'Investigació Biomèdica de Bellvitge (Idibell). Con su equipo, aborda el cáncer, las neurociencias, patologías infecciosas y enfermedades crónicas y degenerativas, como el Alzheimer, sobre el que quieren comparar el córtex de ancianos con y sin la enfermedad.

"Tradicionalmente, estos barrios de Sarrià se han considerado exclusivos, pero eso está cambiando. Ahora Sant Gervasi está aceptando a gente joven que ya no procede de las antiguas casas señoriales del entorno, y abren bazares chinos, que antes no había", precisa. "Yo creo mucho en la democratización de los barrios, tanto como en la democratización de la genética. Del mismo modo que hoy, a cualquier persona se le puede hacer una prueba genética, me parece bueno que haya cada vez más mezcla de gente en los barrios y poblaciones, y que las cosas buenas de cada uno se puedan extrapolar a otros", dice.

Archivos en Sant Boi

De su Sant Boi natal, Esteller se llevó consigo su "espíritu de pueblo y de pertenencia", resume. "Y eso que hoy seguro que hay muchísimos más vecinos que se sienten mucho más sanboians que yo", piensa el doctor, que guarda su archivo de datos en Sant Boi."Es una manera de volver a casa a menudo. Como dice esa expresión que me encanta: Amb els peus al born, però el cap al món"confiesa el vecino de Sarrià-Sant Gervasi.

Esteller suele decir que vive "muy cerca de la montaña, bajo el Tibidabo, pero no aislado", puntualiza. El comercio de proximidad, quiosco -compra dos o tres diarios al día-, farmacia, colmado y poder salir a pie a comprar es muy necesario para él a la hora de elegir el lugar donde vivir. "Por eso no he querido vivir en una casa aislada", señala. "Entiendo la gran compra, de vez en cuando, en un supermercado, pero creo que  es muy importante conservar aquello que nos diferencia de los otros, y en ese sentido, las tiendas de barrio nos distinguen", considera.

"Abrir y cerrar puertas, siguiendo pistas que llevan a otras pistas". Así define sus largas horas en el laboratorio. Tantas como para llegar a afirmar: "Sant Gervasi es mi segunda residencia. La primera es el laboratorio". Afortunadamente, como en toda segunda residencia, también halla momentos para la calma, en parques como el de la Vil·la Florida o desayunando en La Llar d'Or.