'Ángeles amarillos'

Así trabajan, contra reloj, los resucitadores del SEM

Una intervención en Molins muestra cómo se coordinan dos médicos, una enfermera y cinco técnicos sanitarios en una parada cardiorrespiratoria

El SEM destina parte de sus esfuerzos a llegar a tiempo las 3.000 paradas cardiorespiratorias súbitas que se producen al año en Catalunya

Tres vehículos del SEM y ocho sanitarios atienden una parada cardiorrespiratoria en Molins de Rei.

Tres vehículos del SEM y ocho sanitarios atienden una parada cardiorrespiratoria en Molins de Rei. / Ángel García

Óscar Hernández

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Diez minutos. Este es el tiempo máximo que una persona puede estar con el corazón parado sin morirse o sufrir graves secuelas. Por ello, cuando en la emisora y en la red informática del Servei d'Emergències Mèdiques (SEM) se activa un código "tres cero" las ambulancias más cercanas vuelan hasta el lugar donde se encuentra la persona inconsciente, sin pulso ni respiración. Cada segundo cuenta. Ya desde el instante que se recibe la primera llamada de un testigo en el 061 o el 112.

"El operador envía la ambulancia más próxima enseguida mientras recaba más información y al instante pasa la llamada a un médico que, por teléfono, y con la ayuda de la persona que ha llamado intenta confirmar si es una parada cardiorrespiratoria. En caso afirmativo, esa persona anónima ya puede empezar a reanimarlo con las instrucciones que le da por teléfono el facultativo y que consiste en ir haciendo presión en el pecho del paciente al ritmo que se le indica hasta que llega la primera unidad", explica Jorge Morales, director médico del SEM en la flamante central de este servicio de emergencias, en L'Hospitalet de Llobregat.

El operador suele pedir a la persona que acompaña al infartado que comience el masaje cardíaco hasta que llegue la ambulancia

Morales se aviene a comentar las impactantes fotografías de una resucitación en plena calle en Molins de Rei (Baix Llobregat) que realizó hace unos días el fotógrafo Ángel García, colaborador de EL PERIÓDICO y que corren por las redes sociales Twitter e Instagram. "Yo estaba en casa de mi madre -explica el fotoperiodista- cuando ella me avisó de que saliera al balcón porque estaban reanimando a alguien en la calle. Y lo que vi fue una increíble demostración de trabajo en equipo, de coordinación. Eran muchas personas atendiendo a la que estaba en el suelo. He estado en hospitales trabajando como fotógrafo y en ambulancias, pero nunca había visto algo así en directo".

Ocho especialistas sanitarios

Las fotos muestran el cuerpo del paciente sobre la acera. Y a su alrededor actúan dos médicos, un enfermero y cinco técnicos sanitarios que han ido llegando en cuatro vehículos del SEM de forma escalonada con una diferencia de seis minutos entre el primero y el último. "Es el procedimiento habitual en una muerte súbita. Primero va la ambulancia más cercana, en este caso una Unidad de Soporte Vital Básico, con dos técnicos sanitarios que ya colocan un desfibrilador al paciente. Enseguida llega una Unidad de Soporte Vital Avanzada, con técnico y enfermero, y tras ellos un Vehículo de Intervención Rápida, con un médico y un técnico, y un cuarto coche con un médico jefe de guardia y otro técnico sanitario", detalla el doctor Morales mientras examina las imágenes.

Para atender una parada cardiorrespiratoria pueden acudir dos médicos, un enfermero y seis técnicos como ocurrió en Molins de Rei

En las fotos se observa como el médico que dirige la intervención se sitúa junto a la cabeza del paciente "para poder ver bien a este y a todo el equipo", aclara el médico del SEM. A su lado, la enfermera. Ambos controlan los dos desfibriladores o DEA, el que llevaba la primera ambulancia, más sencillo, similar al que hay en lugares públicos, y el del vehículo de intervención médica, más sofisticado. Estos vehículos son más pequeños que una ambulancia, más maniobrables, y como no llevan llevan camilla disponen de muchísimo material para cualquier emergencia médica.

Asegurar el lugar

En la escena uno de los técnicos prepara un suero, para facilitárselo al enfermero, que ya ha preparado una vía. Una patrulla de la Policía Local mantiene la zona "asegurada", para evitar curiosos o algún riesgo para el personal sanitario y el enfermo. "También solemos tapar al paciente, en este caso con una manta de aluminio, o protegemos la zona con alguna lona o poniendo un vehículo al lado para evitar a los curiosos", indica el director del SEM. "En casos graves siempre les avisamos a Policía Local o a Mossos porque si llegan primero ya saben como hacer una reanimación cardiopulmonar", precisa.

Al poco rato, con la ayuda de los técnicos sanitarios, se le coloca en el pecho del enfermo un Lucas, un cardio compresor automático que mantiene el ritmo cardíaco. Antes se le ha entubado para facilitarle también oxígeno mientras se recupera. Por eso, en la imagen de este reportaje aparecen unas botellas de oxígeno junto al enfermo. "Debemos de mantener la oxigenación", aclara Morales. Al final el paciente es conducido al Hospital de Bellvitge una vez estabilizado. En casos similares es habitual realizar un electrocardiograma para confirmar si ha habido infarto. "En ese caso no entra por Urgencias sino directamente va a una unidad especial de hemodinamia para ser intervenido enseguida", añade el directivo del SEM.

Hasta un helicóptero

Esta resucitación en la calle que ilustra el reportaje es solo una de las 3.000 paradas cardiorrespiratorias o muertes súbitas que atiende cada año el SEM en toda Catalunya, casi una decena al día, aunque el año pasado, a causa de la pandemia y la menor actividad social, bajaron un 10%, hasta 2.727. De este total un 25% salvan la vida, un porcentaje similar al del resto de España y Europa, según el SEM. En todas estas intervenciones se coordinan no solo varios vehículos, "y a veces un helicóptero", sino también los hospitales que recibirán a los pacientes.

Los sanitarios del SEM colocan un cardio compresor automático, llamado Lucas, sobre el pecho del paciente, que mantiene el ritmo de su corazón.

Los sanitarios del SEM colocan un cardio compresor automático, llamado Lucas, sobre el pecho del paciente, que mantiene el ritmo de su corazón. / Ángel García

Todos y cada uno de los profesionales sanitarios del SEM tienen una misión en esta cadena, desde el telefonista al conductor. "La gente a veces piensa que los conductores de las ambulancias o de los otros vehículos de apoyo solo conducen, pero en el lugar actúan como técnicos sanitarios y realizan muchas funciones", explica el doctor Morales.

Y el fotógrafo que se topó con la escena debajo de la casa de su madre, aún sorprendido por la acción de los sanitarios, apunta un detalle: "Cuando acabaron hasta uno de ellos se encargó de recoger los residuos y envoltorios que habían dejado". Luego, al marcharse la última ambulancia, la calle recupera el ritmo. Poco después volverá a activarse otro código "tres cero" y comenzará una nueva y frenética cuenta atrás. Y otro paciente resucitará.

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