¿Por qué baja la fertilidad?

La contaminación atmosférica incrementa el riesgo de no conseguir la gestación. Dieta y estilo de vida también son factores determinantes

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Carme Escales

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Si bien la edad de la madre es la principal causante de la disminución de la fertilidad, por reducirse con los años tanto la calidad como la calidad de los óvulos, también se sabe que la dieta, la actividad física y el estilo de vida son factores que pueden contribuir a una mayor o menor fertilidad. Expertos de ámbito internacional en nutrición y disruptores endocrinos (sustancias químicas que pueden alterar el sistema hormonal del organismo) y su posible influencia en la concepción se congregaron el pasado noviembre en Barcelona al simposio internacional sobre dieta, estilo de vida y fertilidad. En una de las ponencias, a cargo del  codirector del simposio, jefe del Grup de Recerca en Infertilitat de Barcelona del IMIM y responsable de la sección de Reproducción Humana del Servei d’Obstetrícia i Ginecologia de l’Hospital del Mar, Miguel Ángel Checa, se enfocó el impacto negativo de la contaminación atmosférica en la fertilidad. Según explicó, “las pacientes sometidas a niveles más altos de contaminación en la ciudad tienen peores tasas de embarazo, aunque sea por fecundación in vitro, además de un mayor riesgo de aborto”. Checa ha dirigido el trabajo de tesis doctoral de la doctora Mireia González basado precisamente en contaminación y fertilidad y realizado gracias al seguimiento de cerca de 200 mujeres del área de Barcelona y de Girona con una media de edad de 37 años, que se sometieron a un tratamiento de fecundación in vitro. Sobre los resultados del mismo, su autora precisa que “el incremento de las partículas en suspensión, sobre todo las más pequeñas, los 3 días previos a la transferencia y en el día de su realización, se asocia de forma directa con un mayor riesgo de aborto y de no obtener la gestación”. Ante ello, González afirma que “no hay que cambiar la técnica de realización de la fecundación in vitro, sino que deben cambiar las ciudades en relación con la contaminación derivada de la combustión de los motores”.

Alimentación y hábitos

La experiencia de los expertos en reproducción confirma que nuestro estilo de vida está afectando a la procreación. “Hacer deporte de manera moderada, modificar la dieta y evitar cualquier consumo de tóxicos puede incrementar o no hacerlo puede disminuir el tiempo para quedarse embarazada”, declara el Dr. Checa. Sobre la dieta, afirma, conviene asegurar en ella “legumbres, verduras, fruta, pescado, especialmente con omega 3 (pequeño, como las sardinas y pescado azul) y reducir el consumo de carne roja, priorizando la de pollo y pavo. Y hay que intentar evitar azúcares refinados y bollería industrial”, añade. “También el estrés que eleva el cortisol (hormona que se libera como respuesta al estrés) tiene un efecto nocivo para sobre la reproducción”, apunta Checa.

Estilo de vida y calidad de semen

También alimentación, deporte, nivel de estrés y contaminación tienen su impacto en la calidad del semen que en los últimos años ha mostrado un claro descenso, en cantidad y calidad de los espermatozoides. Los parámetros de calidad seminal establecidos por la Organización Mundial de la Salud han ido progresivamente rebajando los niveles de exigencia para adecuarse al común denominador que muestra claro retroceso en cuanto a producción, movilidad y rapidez de los espermatozoides. “Trabajar con el ordenador sobre los genitales o llevar el teléfono móvil en el bolsillo, así como la exposición a altas temperaturas puede empeorar la calidad seminal”, según indica el Dr. Checa, que es también profesor asociado de la Universidad Autónoma de Barcelona y Coordinador del Master Internacional de Medicina Reproductiva.