SALUD

Logros y retos en el tratamiento y estudio del cáncer de mama

La tecnología genómica permite el cribaje de los tumores menos agresivos y reducir al menos en un 30% las quimioterapias. Obesidad, sedentarismo y retardar el embarazo aumentan el riesgo de la enfermedad que sufre una de cada nueve mujeres

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Carme Escales

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Cada año en Catalunya se diagnostican unos 4.500 cánceres de mama. El 90% de sus tumores (la masa de células que evolucionan incorrectamente) se descubren en estadio localizado, es decir sin metástasis, sin que el foco canceroso se haya propagado. «Como máximo afecta al pecho y a los ganglios de la axila o, en algunos casos, menos, a la mamaria interna, que es una zona que queda detrás del esternón», detalla la oncóloga que coordina la Unidad de Mama del Hospital Clínic de Barcelona, Montse Muñoz.

Gracias a la tecnología genómica, hoy se puede saber a qué tumores les hará falta aplicar más o menos quimioterapia o, incluso, los casos en que no será necesaria. “En la última década, ese cribaje de tumores menos agresivos ha conseguido reducir al menos en un 30% las quimioterapias. Y la selección que se perfecciona día tras día”, apunta Muñoz.

Individualizar así los tratamientos ha mejorado la calidad de vida de las pacientes de esta enfermedad que afectará a una de cada nueve mujeres en algún momento de su vida. “Ha sido posible personalizando el estudio de los genes, en función de sus mutaciones”, precisa el oncólogo e investigador del Institut Oncològic Dr. Rosell - Hospital General de Catalunya, Xavier González. Según dice, hace 35 o 40 años el cáncer de mama se contemplaba como uno. Poco a poco se fueron distinguiendo tumores sensibles a los tratamientos hormonales, bautizados más tarde como Luminales al descubrir los principales genes hiperactivados y desactivados en ellos.

"Los cánceres de mama de mejor pronóstico son los Luminales A, que equivalen a entre el 30 y el 40% de todos los detectados», explica la oncóloga del Hospital Clínic, Montse Muñoz.

A principios de los 90, se detectó como marcador genético de tumores especialmente agresivos la proteína HER2, que favorece el crecimiento de las células cancerosas. Esa ha sido una de las principales dianas de la investigación sobre cáncer en los últimos años, que ha hecho que los tumores Her2 positivos pasaran de ser los de peor a mejor pronóstico. Ahora se estudia qué es lo que hace que nuestro sistema inmunitario reconozca o no un tumor y, por lo tanto, pueda luchar contra él de manera natural. “Agrupar los tumores según su expresión genética ha sido una ventana abierta a la inmunoterapia”, apunta González.

Tipos de cáncer de mama

Hoy se distinguen cuatro tipos de cáncer de mama: “los triple negativos (15% de los tumores localizados, con un 70% de curación); los HER2+ (entre un 15 y un 20% de los tumores localizados, 85% de ellos curables; y los Luminales, entre el 65 y el 70% de los restantes. Pueden ser de tipo A (la mitad aproximadamente), los más benignos, con menos crecimiento, el 90% de los cuales se curan, y los Luminales B, que se curan en el 75 o 80% de los casos”, explica la oncóloga del Hospital Clínic, Montse Muñoz. “Los cánceres de mama de mejor pronóstico son los Luminales A, que equivalen a entre el 30 y el 40% de todos los detectados. Aunque los demás también tienen buen pronóstico, sobre todo en comparación con cánceres localizados en otros órganos”, añade Muñoz. Aunque hay cierta evidencia de cánceres de mama más agresivos en mujeres menores de 40 años, la oncóloga afirma que “la agresividad del tumor depende de la biología de las células que lo componen y no de la edad”.

Cánceres propagados

Incluso los cánceres de mama en estado de metástasis han mejorado mucho su pronóstico. Según datos de pacientes tratadas en el Institut Català d’Oncologia (ICO), a los 5 años del diagnóstico de metástasis, casi un 38% de ellas aún vive, mientras que hace 20 años, la supervivencia era del 20%. Hoy, solo entre un 5 y un 10% de las pacientes son diagnosticadas desde un inicio con un cáncer de mama avanzado o metastásico. Pero un 25% de las que tenían la enfermedad localizada en el diagnóstico acabarán desarrollando metástasis con los años.

"La agresividad del tumor depende de la biología de las células que lo componen y no de la edad de la paciente”, puntualiza la especialista del Hospital Clínic

Se calcula que las pacientes de cáncer de mama pueden recaer a los 10, 15 o incluso 20 años después de la primera detección. El seguimiento en el hospital suele oscilar entre los 5 y los 10 años y después se prosigue en el CAP. En el Hospital Clínic se ha implementado un programa de seguimiento compartido (ACMA) entre los profesionales hospitalarios y los de asistencia primaria.

Factores de riesgo

Sedentarismo, retardar el embarazo -una tendencia al alza-, y el aumento de la obesidad son factores de riesgo del cáncer de mama, es decir, contribuyen a desarrollarlo cuando ya existe predisposición genética en un organismo para que suceda. Tal como explica la doctora Muñoz, “debido a la pérdida de hábitos saludables, (desequilibrio alimentario y falta de ejercicio físico) crece la grasa en el cuerpo, que es donde se fabrican las hormonas, con lo que se aumenta la resistencia a la insulina, y el nivel de azúcar en la sangre, la diabetes, pero en general causa también inflamaciones y alteraciones metabólicas relacionadas con el cáncer”.

Secuelas del cáncer de mama

La mastectomía (extirpación de la mama) es el rastro más visible del tratamiento para la curación del cáncer de mama. Y esta alteración de la autoimagen conlleva un impacto emocional en la vida de las pacientes. La aceptación, propia y de la pareja o el entorno más próximo es uno de los aspectos que conviene trabajar, a ser posible de la mano de la psicooncología. «El miedo, durante y después del tratamiento, además de esa aceptación, son otras de las secuelas psicológicas de la enfermedad», indica Meritxell Rovira, presidenta de gAmis (Grup d’Ajuda Mama i Salut). En el terreno físico, añade Rovira, «hay dolores, en los huesos, por ejemplo, que quizás ya no desaparecerán, también cansancio y linfedemas, y un importante descenso de la libido, que dificulta las relaciones sexuales». Además, las relaciones familiares y laborales se pueden ver afectadas, pues el rendimiento puede disminuir debido al cansancio derivado del proceso de cáncer, con sus consecuencias económicas. La entidad Mujeres por la Justicia Laboral, nació hace un año para reclamar cambios legales que protejan a las trabajadoras con la enfermedad.

La preservación de la fertilidad

Ser madre después de haber vivido un cáncer, además de ser ya una realidad factible, es una esperanza que se añade a la propia recuperación de la normalidad en la vida de una paciente. El 13 de junio pasado, profesionales implicados en su día a día en el estudio y tratamiento del cáncer de mama y las técnicas de reproducción asistida para la preservación de la fertilidad en pacientes en situación de riesgo compartieron experiencias y avances en una jornada dedicada a ello. «Las mujeres están dispuestas a interrumpir su tratamiento hormonal para cumplir su deseo de ser madres», puntualiza la oncóloga Montse Muñoz, del Servicio de Oncología Médica del Hospital Clínic, organizador de la celebración, junto al Institut Clínic de Ginecologia, Obstetrícia i Neonatologia (ICGON) y la Fundación Medicina Fetal Barcelona. La congelación de óvulos, embriones y tejido ovárico son los principales puentes desde la medicina que en la actualidad ya se están implementando para poder alcanzar el sueño de ser madre después de un tratamiento de cáncer. El embarazo natural también es posible.

I+D para curar y mejorar la vida

La caída del cabello por el efecto de la quimioterapia es una de las principales afectaciones psicológicas de las pacientes de cáncer. Por ello también los investigadores tienen en cuenta este aspecto como diana de estudio. «Existe un método que ya implementan algunos hospitales, que, mediante la aplicación de frío sobre la cabeza mientras se recibe la quimio, reduce la caída del cabello», explica Xavier González, miembro de SOLTI, grupo cooperativo de investigación clínica especializado en el cáncer de mama. La reducción de los efectos secundarios, con medicamentos para evitar los vómitos o fármacos para evitar la bajada de defensas son otros ejemplos de estudio en paralelo a los de la propia curación. Otro tipo de investigación, en este caso, alimentaria, se ha realizado desde el ICO con la Fundació Alícia. «Hemos creado una colección de menús para pacientes en tratamiento según el tipo de cáncer, por ejemplo, el de mama, pues existen muchos mitos sobre alimentación y cáncer, y especialmente en el cáncer de mama», explica la responsable de la Unidad de Cuidados del ICO, Társila Ferro.

Sexualidad después del cáncer

Curar el cáncer y garantizar la vida de las pacientes es el primer y más grande reto médico ante esta enfermedad. Pero garantizar la mejor calidad de vida posible también es un objetivo. De ahí las orientaciones sobre nutrición y ejercicio físico. Este último, «es un buen aliado para las pacientes con tratamiento activo. Ayuda a reducir el cansancio físico que las terapias generan, mejora el estado emocional y el manejo del peso, siempre ajustando la intensidad a la capacidad posible en cada momento. Algunos estudios relacionan el ejercicio físico y el normopeso con un mejor pronóstico”, explica la doctora en Enfermería Társila Ferro del ICO. Sobre la gran olvidada, la sexualidad de las pacientes, Ferro afirma que «es una afectación frecuente que hasta hace pocos años las pacientes planteaban escasamente y los profesionales preguntábamos poco, pero ahora las enfermeras de las unidades de cáncer de mama ya sistematizan la atención a la sexualidad”. Disminución de la libido, sequedad vaginal, alteración de la autoimagen y estado emocional requieren en algunos casos la intervención de ginecólogos y psicooncólogos.

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