UN BANQUERO ENFERMO

Francisco Luzón: "El dinero es como el estiércol, solo tiene valor si se esparce"

El expresidente del Banco Exterior de España y mano derecha de Emilio Botín en el Santander explica su nueva fundación de afectados por la ELA

DAVID GARCÍA MATEU / BARCELONA

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Francisco Luzón (El Cañavate, Cuenca, 1948) fue uno de los pesos pesados de la banca española. Uno de los hombres más poderosos del país. Su currículum da vértigo: presidente del Banco Exterior de España y de Argentaria, número dos del Santander junto a Emilio Botín, impulsor de misma entidad en tierras latinoamericanas... Y ahora, enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica, la dolencia popularmente conocida como ELA. Todas sus respuestas las reproduce un altavoz conectado por 'bluetooth' a una aplicación para móvil.

-¿Su filosofía de vida ha cambiado desde que le diagnosticaron ELA? Soy el mismo de siempre pero con otra visión. La enfermedad ha sido el detonante de una reflexión profunda sobre mí mismo y sobre la vida. Quiero ser como he sido hasta ahora, con mi personalidad y carácter, y no lo que la enfermedad haga de mí.

-Pero el ritmo de vida debe ser diferente. Cuando me diagnosticaron ELA le di muchas vueltas a qué hacer y qué no hacer. Decidí seguir siendo yo mismo, me resisto a ser una persona inactiva. Que te diagnostiquen ELA implica la suma de un miedo y un dolor profundo interno; una tentación de anegarse en la oscuridad.

-Usted, en cambio, no se rinde, ¿los amigos le acompañan? Algunos. La enfermedad da miedo hasta a los amigos. Es muy dura para todos y respeto que algunos prefieran no estar cerca, porque les duele. Aún así, estoy contento por quienes están conmigo. [Después de años], me sorprende que muchos hayan vuelto conmigo.

-¿Incluso le acompañan al Santiago Bernabéu para ver los partidos? Sí. ¿Y sabes cómo me llaman? Aita. Desde que mi hija era pequeña la llevaba a ver los partidos del Real Madrid y como papá en vasco es ‘aita’, pues todos los abonados que se sientan a mí alrededor también me llaman así.

-Ahora que ya no puede celebrar los goles a viva voz, ¿cómo lo hace? Me dan abrazos. Las emociones las expreso con canciones. [De repente suena el himno conmemorativo del Real Madrid por su décima Copa de Europa mientras sonríe].

-¿Siempre ha sido un melómano? Y amante de las habaneras [apunta su mujer, que le acompaña]. Como en el fútbol, con el ELA también nos tenemos que unir para ser más fuertes y ganar nuestra Champions particular. Las luchas dispersas no valen para nada, somos pocos y esparcidos; yo lo que quiero es unir al medio millón de enfermos para mejorar su calidad y dignidad de vida.

-De ahí su Fundación Luzón. Esta propuesta está siendo muy bien recibida y ya hay tres países de Latinoamérica que quieren ponerla en marcha. Si bien primero queremos desarrollarla en España, la medicina es universal. La investigación tiene que ser global y por eso me voy a subir al carro de diez centros internacionales de referencia.

-De los 65 millones de euros que recibió de jubilación, le quedaron 32 limpios. ¿Cuántos de ellos dedicará a la fundación? Pondrá el suficiente dinero para que la fundación funcione durante sus primeros cuatro o cinco años de vida [responde su mujer]. La fundación no va a ser patrimonial, sino que se encara hacia la gestión. Queremos conseguir una atención clínica asistencial de apoyo a los enfermos y a las familias; coordinar las instituciones sanitarias; relacionar las asociaciones de pacientes y coordinar el mapa de investigación en España para evitar duplicidades.

-¿Y hoy qué van a hacer para conseguirlo? Tenemos una agenda bastante apretada con visitas en el Hospital de Bellvitge y reuniones con los comités de investigación.

-¿No quiere descansar? [Su mujer contesta por él] No… no quiere descansar… esta misma noche hemos leído que hay un concierto de Michael Nyman en el Palau de la Música y a los dos nos gusta mucho, pero cualquiera se lo propone… Tiene una permanente hiperactividad.

-Por cierto, ¿cuánto tiempo llevan casados? Seis años, tres de ellos con la ELA [continúa su mujer]. Pero él mantiene su tenacidad y su entrega. Los signos de la enfermedad solo se han evidenciado ahora. Sí que es cierto que poco a poco fue perdiendo la voz y desde hace un año habla por la aplicación y el altavoz. Pero tiene una ventaja: todo queda registrado [dice él por la ‘app’ mientras se blande de risa].

Al finalizar la entrevista se funde en un abrazo con todos, y lo último que reproduce su frío altavoz como despedida es… “El dinero es como el estiércol, solo tiene valor si se esparce”.