Los pilares de la ansiedad

«El hombre es el doble de ansioso que la mujer», señala el catedrático de Psiquiatría Enrique Rojas

PSIQUIATRA. Enrique Rojas es especialista en trastornos de la personalidad, depresión y ansiedad. Sobre esta ha escrito el libro 'Cómo superar la ansiedad' (Temas de Hoy).

PSIQUIATRA. Enrique Rojas es especialista en trastornos de la personalidad, depresión y ansiedad. Sobre esta ha escrito el libro 'Cómo superar la ansiedad' (Temas de Hoy).

CARME
ESCALES

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Taquicardia, temblores, hipertensión e hipersudoración o tics localizados son algunos de los síntomas físicos que puede desencadenar una ansiedad llevada al extremo. «La ansiedad es una manifestación esencialmente afectiva, una emoción negativa presidida por miedos y temores», explica el psiquiatra Enrique Rojas.

Igual que la depresión, la ansiedad puede tener un origen externo a la persona (exógeno) o interno (endógeno). La ansiedad endógena es la que «viene de un desorden bioquímico cerebral, en el que una serie de secreciones de sustancias, presididas por la adrenalina, dan lugar a una cascada de miedos anticipatorios. Se vive el presente empapado de un futuro incierto, desdibujado, inquietante», señala Rojas. Estrés profesional y dificultades económicas, relaciones afectivas e ignorancia, «por ejemplo por no saber gestionar bien la propia trayectoria afectiva» -precisa el especialista-, la cultura o la falta de ella y la amistad son algunas de las causas de la ansiedad de tipo exógeno.

Según Rojas, catedrático de Psiquiatría y autor del libro Cómo superar la ansiedad (Planeta, Temas de Hoy), «en estos momentos, en Occidente, la mujer es tres veces más depresiva que el hombre. En cambio, el hombre es el doble de ansioso que la mujer. Y esto es así porque la mujer es la que transmite la afectividad, a pesar de los cambios evolutivos de la sociedad, y sigue llevando una sobrecarga emocional muy grande. Sin embargo, el hombre lleva la sobrecarga a nivel profesional, y eso desarrolla en él más temores, inquietudes y desasosiegos con relación al futuro», dice.

CRISIS Y VELOCIDAD SOCIAL / La evolución tecnológica que tantos cambios ha introducido en el mundo, acelerando los procesos productivos, tanto en fábricas como en despachos de profesionales liberales, ha jugado su papel en el incremento de la ansiedad global en las sociedades más avanzadas. Poder hacer más cosas en menos tiempo también multiplica más las ambiciones y el estrés hacia su concreción. Pero la crisis económica lo ha teñido todo de incertidumbre, añadiendo más ansiedad aún a la población.

«La crisis ha afectado, sobre todo a los profesionales, empresarios, constructores, restauradores, que, sin un estamento físico, flotan, sujetos a los vaivenes de la economía, viven sentados en la punta de la silla siempre pensando en lo peor», puntualiza Rojas. En su consulta ve muchos cuadros clínicos en los que se mezclan ansiedad y depresión, «con el común denominador del sufrimiento psicológico», apunta el terapeuta.

ADICCIÓN AL TRABAJO // La ansiedad, según aclara en su libro dedicado a este trastorno el doctor Rojas, se estudia hoy bajo muchos parámetros, como por ejemplo ansiedad y tipo de vida, ansiedad y nivel profesional y, algo clave en la sociedad contemporánea vinculada al progreso científico y tecnológico, ansiedad y adicción al trabajo. «En Estados Unidos, periodistas y abogados son los profesionales que padecen más ansiedad», desvela Rojas. «Probablemente, el periodismo es la profesión en la que la gente vive más el estrés, porque hay que estar siempre en la falda de la noticia, no hay tiempo más que para trabajar, la gente se casa con el trabajo», detalla.

Existen tres tipos de ansiedad: la superficial, la profunda y las crisis esporádicas, no por ello menos importantes. «La ansiedad superficial es la que conocemos como irritabilidad, la expresada con nerviosismo, reacciones desproporcionadas, exageración de problemas y conversión de la adversidad en drama», explica Rojas. «La ansiedad profunda provoca un bloqueo, un malestar para funcionar y una paralización de la conducta grave», añade el experto. «Hay una tercera modalidad que son las crisis de ansiedad o pánico. Son episodios muy breves en los que hay una borrachera de ansiedad muy grande, que puede durar entre tres y ocho minutos, en el que aparecen taquicardia, dificultades respiratorias, pellizco digestivo, hipersudoración, temblores y tres espectros amenazadores: temor a la muerte, temor a la locura y temor a perder el control», enumera Rojas. «Y, a partir de esas crisis, el paciente estará siempre en guardia, al acecho, temiendo la aparición de un nuevo episodio», destaca.

Ese miedo al miedo suma puntos a la predisposición a la angustia, por el temor a que se repita la crisis. «Por ello se establece una relación muy profunda entre crisis de ansiedad y fobias, puesto que el lugar en el que se produce la crisis de ansiedad se vuelve fóbico. En el autobús, fobia a coger el autobús; en un vuelo de larga distancia, fobia al avión. Una crisis de ansiedad en el momento de dar una charla en público da lugar a fobia a hablar en público. Si sucede en una gran plaza, agarofobia. Si es en un espacio cerrado, claustrofobia. Aunque las fobias se curan todas mediante la terapia de la implosión, que es aproximar al individuo al espacio maldito», dice Rojas.

LA FRONTERA DE LA PATOLOGÍA / Si todas las personas, en algún momento puntual, nos mostramos ansiosos por algo, ¿dónde se establece el límite de lo preocupante o patológico? «Hay una ansiedad positiva, la constructiva, por ejemplo, el temor a suspender un examen, que te lleva a prepararlo bien. El bloqueo es la frontera. Si la persona tiene un malestar superior al normal, somatiza síntomas, no rinde y su estado anímico impide, paraliza la actividad cotidiana, ahí está lo patológico. Incluso pueden aparecer en los sueños contenidos oníricos catastróficos, muy negativos», expone Rojas.

El tratamiento de la ansiedad contempla una terapia integral con farmacoterapia, psicoterapia, laborterapia -con pautas como no llevarse trabajo a casa-, socioterapia -el trabajo de las relaciones personales y sociales para contrarrestar- y biblioterapia, libros de psicología aplicada que ayudan a tomar perspectiva respecto a la patología.

«Por ansiedad hay pocas bajas porque la persona que tiene ansiedad profesional no lo reconoce, no tiene conciencia de ello y entra en el bucle del workaholic, el adicto al trabajo», incide el psiquiatra. «Sí se dan bajas por los síntomas que se derivan de ella», concluye Rojas.