Enésimo SOS vecinal en el Vallès contra el amianto: "Pedimos a la Generalitat un censo en cada ciudad"

Tres años después que la Generalitat de Catalunya anunciara una subvención de 4,5 millones de euros destinados a la eliminación de 13 toneladas de amianto en Badia del Vallès (Vallès Occidental), los vecinos de la comarca, vertebrados por La Coordinadora del Movimiento Vecinal del Vallès (CONFAV), denuncian la “falta de progreso y de estrategias” por parte de la administración catalana y de los ayuntamientos de la comarca. Les piden así “acciones claras” para acabar “con esta problemática social y sanitaria”, una acción que llevan más de ocho años reclamando cuando se constituyó la Comissió de l'Amiant.

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Así lo ha expresado el presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Sabadell (FAV) y miembro de la Coordinadora, Manuel Navas, quien en nombre de las asociaciones de vecinos de la comarca ha reclamado al Govern que ejecute, por un lado, un censo de los datos actuales del amianto que alberga cada municipio del Vallès y, por otro, una hoja de ruta para retirar el amianto de todas las ciudades. 

El amianto es una sustancia tóxica, inductora de enfermedades respiratorias crónicas y cánceres que pueden manifestarse décadas después de que el material empiece a desintegrarse y diseminar fibras nocivas. “La problemática se halla en toda Catalunya, en toda la comarca y en el Vallès, pero Badia es un caso singular”, expresa el presidente de la Asociación de Vecinos de Badia del Vallès, Juan José Díaz. Desde la coordinadora vecinal recuerdan que el amianto está prohibido desde 2002 en España por su peligro denunciado por la Organización Mundial de la Salut (OMS), que estima que más de 100.000 muertes de pulmón están relacionadas con esta sustancia. 

La alta cantidad presente en Badia del Vallès responde a las construcciones de principios de los años sesenta, cuando se utilizaban técnicas de edificación industrializada para adquirir viviendas de forma más rápida. Es por ello que Badia se ha convertido en un municipio donde la totalidad de edificios residenciales están severamente afectados. 

“Nos prometieron que el 2023 era el año del desamiantado y no lo ha sido”. Ahora, los vecinos de la ciudad temen que este año tampoco lo sea debido a los “continuos retrasos” en la ejecución de los planes aprobados y presupuestados para hacer frente a una situación que califican de “emergencia social y sanitaria”. El colectivo ha anunciado que tiene previsto reunirse con el director de la Agencia de Residuos de Catalunya, Isaac Paraire, el próximo 12 de marzo.

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Los portavoces de diferentes asociaciones vecinales de la comarca (de las de Cerdanyola del Vallès o Sabadell entre ellas) han leído ante los medios de comunicación una carta que enviarán este jueves 7 de marzo al presidente de la Generalitat, Pere Aragonès; al conseller de Salut, Manel Balcells; y a todos los alcaldes de la comarca, donde piden que la administración realice las acciones “prometidas” y así cumpla con los términos anunciados: que en 2023 la ciudad de Badia estaría 'desamiantada' y que en 2032 en Catalunya ya no quedará ningún edificio con este material.

Escenario que, de hecho, prevé el Plan catalán para la erradicación del amianto en Catalunya 2023-2032, con el objetivo, fijado por la Unión Europea, de retirar al amianto de todos los edificios públicos antes del 2028 y de todo el territorio antes del año 2032.

Badia, un caso singular

"La nuestra es una ciudad de amianto, no hay otro caso en todo el Estado donde haya un municipio en el que la totalidad de edificios estén afectados por este grave problema. Seguimos siendo rehenes del amianto, como lo han sido todas las personas que han vivido aquí", recuerda el presidente de la Asociación de Vecinos de Badia.

El proyecto de construcción de Badia del Vallès se inició en 1970 por iniciativa del Instituto Nacional de Vivienda para acoger a una parte de la población que, proveniente mayoritariamente de otros lugares del Estado, llegaba a Catalunya para encontrar empleo en el potente sector industrial del Vallès y en el área metropolitana de Barcelona.

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La construcción de los más de 5.300 inmuebles que se llegaron a edificar finalizó en el año 1973, pero las viviendas no se entregaron a sus primeros ocupantes hasta el año 1975. “La necesidad de construir lo más rápidamente posible y hacerlo con el menor coste propició el uso de técnicas muy industrializadas en las que la presencia de elementos construidos con fibrocemento era generalizada”, explicó en enero la Comisión del Amianto (2016). Además, constató “la existencia de numerosos problemas relacionados con la calidad de los materiales que, a lo largo del tiempo, han afectado a la habitabilidad de los edificios de Badia”.