Actividades prohibidas

"No traeremos más mesas a la playa": hablan los bañistas de Badalona sobre las sanciones de Albiol

Los usuarios explican a EL PERIÓDICO cómo les afecta la 'mano dura' del alcalde en el litoral durante el verano

ANTECEDENTES I Albiol sanciona la "música molesta" y la acampada en la playa de Badalona

CONTEXTO I Por qué Badalona tiene un solo refugio climático contra el calor para sus 223.000 habitantes

Badalona. 16.08.2023. Barcelona. Playa de Badalona para reportaje sobre la normativa y sus sanciones propuestas por el consistorio de García Albiol para determinadas acciones en las playas de Badalona . Fotografía de Jordi Cotrina

Badalona. 16.08.2023. Barcelona. Playa de Badalona para reportaje sobre la normativa y sus sanciones propuestas por el consistorio de García Albiol para determinadas acciones en las playas de Badalona . Fotografía de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Gerardo Santos

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Playa del Pont del Petroli de Badalona, miércoles 16 de agosto. Por la mañana han caído cuatro gotas que, lejos de refrescar el ambiente, lo han cargado con más bochorno. A primera hora de la tarde, un grupito formado por cuatro mujeres y otros tantos críos aprovecha la sombra del emblemático puente para tomar el fresco: "No creo que sea nada malo poner una mesa en la playa para comer o cenar", opina una de las mujeres ante la mirada asertiva de sus compañeras.

Ninguna de ellas conocía el detalle de las sanciones que recoge el bando municipal que el acalde Albiol firmó a principios de julio. Montantes que van de los 600 a los 1.500 euros por conductas como "la utilización de equipos de música o similares o cualquier otro instrumento que emita sonido y que produzca molestias al resto de personas usuarias de la playa", o por "la instalación de tiendas de campañatoldossombrillas parasoles con los laterales no diáfanos, mesas de tipo cámping y la acampada organizada", entre otras 14 actividades.

Una familia aprovecha la sombra del Pont del Petroli, en la playa de Badalona

Una familia aprovecha la sombra del Pont del Petroli, en la playa de Badalona / JORDI COTRINA

"Pues no vendremos a la playa con mesas nunca más, que tampoco nos sobra el dinero para ir pagando multas", dicen, resignadas, las mujeres del Pont del Petroli.

Vecinos y foraneos se desplazan a las playas de la ciudad en busca del fresco. No son muchas más las opciones, la falta flagrante de refugios climáticos (Badalona solo cuenta con uno, el parque de Can Solei i Ca l'Arnús) y la precariedad energética de muchas viviendas, en las que no se puede mantener una temperatura digna, empuja a los badaloneses a refrescarse en las playas de su litoral. "Con el calor que hace no se puede cenar en casa, y aquí al menos se está más fresco", asumen.

Unos metros más al norte, tres turistas provenientes de Italia recogen sus bártulos, para ellos la jornada de playa ha acabado: "Llevamos viniendo a veranear a Badalona ocho años, y en todo este tiempo no he visto que crezcan los problemas de ese tipo", advierte uno de ellos. Los perjuicios que pueda ocasionar la instalación de tiendas de campaña, mesas de cámping, o el uso de altavoces no son nuevos. En efecto, el bando firmado por Albiol hace seis semanas no hacía más que recoger las actividades prohibidas (y sus respectivas sanciones) contenidas en la Ordenanza Municipal de Playas de Badalona, vigente desde junio de 2009.

Unos turistas se marchan de la playa de l'Estació

Unos turistas se marchan de la playa del Pont del Petroli / JORDI COTRINA

Fuentes de la Guàrdia Urbana de Badalona aseguran a este diario que la policía local "ha hecho mucha pedagogía sobre el tema de las molestias por el uso de altavoces o la instalación de tiendas de campaña". Los días siguientes a la firma del bando, los agentes se dedicaron a informar a los infractores. Durante el mes de julio, se registraron unas 400 incidencias (que no denuncias) por incumplir la normativa. Las mismas fuentes aseguran que progresivamente se ha empezado a sancionar, "sobre todo por molestias con altavoces o por instalar tiendas de campaña".

Otras fuentes policiales coinciden en señalar que no se trata de sanciones excepcionales del presente verano, sino que más bien responden al normal desarrollo de la temporada de baño en la ciudad: "Con el paso de las semanas, la gente se va acostumbrando y la situación, a estas alturas de verano, está muy controlada". Dos patrullas vigilan el litoral badalonés cada día, una por la mañana y otra por la tarde. Los fines de semana, la Guàrdia Urbana cuenta con un dron para cuidarse no solo de que la normativa se cumpla en la arena, sino también para la seguridad de los bañistas en el agua.

"Hay problemas más graves"

Jordi y Carme descansan junto a una pasarela de madera, de las que ayudan a las personas con movilidad reducida a desplazarse hasta la orilla, para poder bañarse. "El límite, para mí, sería no molestar a los demás, pero eso es muy personal", opina Jordi cuando se le pregunta sobre la música alta. Tanto él como Carme son usuarios de los servicios de asistencia al baño para personas con movilidad reducida: "La verdad, hay problemas más graves que un altavoz o una mesa en la playa, como por ejemplo la accesibilidad para personas en nuestra situación", sentencia Carme.

Carlos, un asiduo a la playa badalonesa, releyendo uno de los clásicos de la literatura de aventuras

Carlos, un asiduo a la playa badalonesa, releyendo uno de los clásicos de la literatura de aventuras / JORDI COTRINA

Carlos, uruguayo de nacimiento, vive en Badalona desde 1987. A primera hora de la mañana da largos paseos playa arriba y playa abajo. Asegura que cada día, cuando empieza el servicio de socorrismo, la megafonía de la playa emite el mismo aviso, en castellano y en catalán: "El Ayuntamiento de Badalona les informa que serán sancionadas con una multa de 600 a 1.500 euros...", recita Carlos, impostando una voz metálica. Otros usuarios de la playa aseguran a este diario haber escuchado también el mensaje. Algunos, incluso, explican que es útil, ya que muchos bajan el volumen de sus altavoces cuando oyen la advertencia por megafonía.

Preguntado por su opinión sobre las actividades prohibidas y las respectivas sanciones, Carlos responde críptico: "Como decía mi padre, solo un paso separa lo sublime de lo ridículo. Lo mejor es que no demos ese paso". Lo que quiere decir Carlos, con aquella enrevesada sorna tan típica del cono sur, es que "la clave está en la educación y la conciencia civil" de los bañistas. Para Carlos es más grave que el agua esté sucia, o que los usuarios de la playa ensucien la arena.

Lasha escucha música junto a dos amigos, en la playa de l'Estació

Lasha escucha música junto a dos amigos, en la playa de l'Estació / JORDI COTRINA

Lasha está tumbado en la arena de la playa de l'Estació, junto a dos amigos. La brisa de levante transporta la música que emite su radiocasete hasta el paseo, una decena de metros hacia el interior. Él mismo pausa la reproducción para poder conversar con este periodista: "Yo quiero venir a la playa a disfrutar, a relajarme, escuchar música y bailar", admite. ¿Molestias a los demás usuarios de la playa? "Bueno, si a alguien le molesta me lo puede decir y yo bajo el volumen sin problema, ¡las cosas se arreglan hablando como personas!", exclama Lasha.

El bando de Albiol sanciona el uso de cualquier dispositivo o instrumento "que emita sonido y que produzca molestias al resto de personas usuarias de la playa". ¿Dónde se sitúa la línea que separa la incomodidad de la molestia? Hay que recurrir a la ordenanza de 2009 para establecer un límite objetivo: "Se entiende que se produce la molestia cuando el ruido supera los 40 decibelios (dB)".

Se trata de un límite que una conversación normal (50 dB) ya excede, según datos de la Universidad de Barcelona, recogidos en este mismo diario. El sistema de megafonía que recuerda la prohibición de reproducir "música molesta" incumpliría él solito la ordenanza de playas y sería sancionado, si pudiese abonar la multa.

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