Naturismo

Catalunya se queda sin playas nudistas: "Cada vez viene más gente con bañador y haciendo fotos"

La poca señalización y falta de normativa, el dominio del bañador y el temor a recibir acoso o a ser fotografiado y colgado en redes asfixian la práctica naturista

"La desnudez no es una invitación al sexo"; los prejuicios que alejan a los jóvenes del nudismo

El pueblo naturista de Fonoll cumple una década de existencia con muchos tabús que aún quedan por romper

Illa Roja

Illa Roja / David Aparicio

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Una playa apartada en un entorno tranquilo, donde la única ropa que había eran las toallas sobre la arena. Así era la Cala Illa Roja, en Begur, una de las playas de mayor tradición nudista de Catalunya. Esa imagen, sin embargo, hace tiempo que es historia. Ahora la playa se llena cada verano de "textiles"- como llama el movimiento naturista a los bañistas con bañador- y los nudistas han pasado a ser casi una especie en extinción. De hecho, esta misma semana, la playa bullía de bañadores y biquinis.

Las entidades naturistas reclaman señalización, indicación y protección de este tipo de espacios

En la costa catalana, Illa Roja no es ninguna excepción. Lo cierto es que las playas para practicar nudismo en Catalunya están desapareciendo. Aunque esta práctica se encuentra enmarcada dentro del derecho de libertad de expresión, la masificación de las costas y la falta de protección de estos espacios -cuando no falta la señalización adecuada son los bañistas quienes no respetan el carácter del lugar- hacen que los nudistas cada vez tengan menos sitios donde practicar el naturismo de forma segura y tranquila.

"Más gente vestida"

"Cada vez hay más gente que va vestida a estas playas, y esto nos incomoda", lamenta Segimon Rovira, presidente del Club Català de Naturisme (CCN). "Hay inferioridad de condiciones entre la gente nudista y los textiles, tenemos mucho menos espacio. Los textiles pueden entrar en los espacios nudistas y no pasa nada. Pero nosotros no nos sentimos cómodos en espacios no nudistas: no queremos incomodar y nos pueden llegar a increpar", añade.

Desde el CCN se impulsa un proyecto de protección y promoción del nudismo. Su objetivo principal es preservar los espacios naturistas. No excluyen a grupos mixtos -como familias o parejas donde algunos miembros no se sientan cómodos con ir desnudos-, pero su objetivo es crear un ambiente tranquilo y seguro para practicar este estilo de vida.

Espacios no seguros

De hecho, la reducción de los espacios nudistas provoca a su vez la desaparición del movimiento. Rovira destaca que "aquellos que se quieran iniciar en esta práctica se sentirán más seguros si encuentran lugares para hacerlo". Si introducirse en este mundo -o practicarlo esporádicamente- puede provocar vergüenza e inseguridades, hacerlo en un entorno donde todos los demás van vestidos y sentirse observado por ellos aleja a los potenciales nudistas.

Es el caso también de los jóvenes, que influenciados por otros factores como la presión estética y la inseguridad de sus cuerpos, así como la creciente sexualización de la desnudez, se han convertido en una minoria dentro del colectivo. Las mujeres, especialmente las jóvenes, también temen al acoso y que eventuales imágenes suyas -tomadas sin consentimiento por móviles vecinos- acaben circulando por internet. La antropóloga Livia Motterle también ve una ruptura generacional. "Los jóvenes han sido anatestesiadas/os por las redes y las tecnologías y, si luchan por algo, lo hacen especialmente allí -afirma-. En las redes es donde enfocan su relación con el cuerpo, a través de selfies".

Lugares buscados

Hay más factores que ponen la alfombra roja a la extinción de las playas nudistas. Un número creciente de usuarios textiles acuden a esas playas, muchas veces situadas en espacios reservados y tranquilos. "Estas calas se han hecho muy populares por internet", explica Rovira, "Se han publicado muchos artículos y listados de playas donde no se especifica que son nudistas". La belleza de estos lugares también atrae a muchas personas que quieren hacerse fotos para subirlas a las redes. Fue el caso de Illa Roja. "Cuando abrieron el chiringuito -que ya no está- se favoreció un turismo de ir y hacerse fotos", añade Rovira, lo que aumentó la masificación y, con ella, la incomodidad de los nudistas. "Cada vez hay más gente nada respetuosa y que hace fotos sin pedir permiso", señala.

La Federación Naturista-Nudista de Catalunya cuenta con un listado de playas naturistas en su página web. De estas, poco de más de la mitad aparecen como tal en una búsqueda rápida de Google. Muchas de ellas simplemente son descritas como playas vírgenes y apartadas, factor que atrae a muchos turistas a visitarlas. Desde la federación no quieren mantener estas playas en secreto. Al contrario, su objetivo es dar a conocer esta práctica y promover su filosofía, pero para ello estas playas se deben catalogar como espacios nudistas.

El papel de los ayuntamientos

"Los ayuntamientos deben señalizarlas, informar de lo que eso significa y promover el turismo naturista, de alto poder adquisitivo", enumera Rovira. A la práctica, sin embargo, muchos consistorios ponen reparos a su promoción.

El Síndic de Greuges publicó una resolución en 2018 que reclamaba la protección del nudismo. Pedía a todos los ayuntamientos que se asegurasen que en su municipio "hubiera algún espacio para hacer nudismo con tranquilidad".

A raíz de esta resolución, el ayuntamiento de Begur, después de una potente campaña mediática del Club Català de Naturisme, señalizó como tal la Cala Illa Roja. "Es una playa de tradición nudista y con esta señalización buscamos promover el civismo, que sea una playa inclusiva y con buena convivencia", explican desde el ayuntamiento.

Ordenanzas municipales

Aun así, no existe ninguna ordenanza municipal que proteja esta minoría. Su mención en la normativa municipal solo se da para restringir su práctica a espacios en concreto. Es el caso de ayuntamientos como el de Barcelona, Tarragona, Castelló d'Empúries o el Castell-Platja d'Aro. El consistorio de este último explica que la prohibición del nudismo en su playa responde a que es un lugar de "tradición familiar".

Rovira cree que los ordenanzas municipales deberían incluir aspectos para promover el nudismo y conservar los pocos espacios que tienen. "Sería ideal a nivel de toda Catalunya", añade.

Alternativas

A rebufo de la ofensiva textil, los naturistas acuden a lugares como campings específicos o a pueblos como El Fonoll, localidad de Tarragona donde se puede vivir y hacer turismo 100% naturista. "Desde la pandemia, cada vez más gente quería vivir aquí. Hemos llegado al tope", explica Núria Espinal. Ella y su marido administran el pueblo con ayuda de voluntarios. "Es un espacio más familiar, diferente a las playas, donde cada vez hay más gente que no respeta la filosofía nudista" denuncia Espinal. "En cambio, la gente viene aquí y está encantada, nadie molesta", añade.

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