Medida antisequía
Resignación en las playas de Barcelona por la limitación de duchas: "A saber dónde está la más próxima"
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¿A qué playas puedo ir con mi perro en Catalunya este verano?
Solamente una ducha en cada playa de Barcelona funciona este verano, como medida contra la sequía en Catalunya. Esta restricción del agua es fruto de la declaración de estado de excepcionalidad tras una primavera de escasez hídrica. Aunque se anunció la limitación de duchas en abril, miles de bañistas de Barcelona desconocen este junio la novedad: mayoritariamente son turistas, aunque el público barcelonés ya se asoma al litoral con la proximidad del fin de curso.
El Periódico ha recorrido el frente marítimo de la capital para observar cómo se ha implantado la nueva política de ahorro de agua. El denominador común de los testimonios consultados es la resignación pese a un alto desconocimiento de la situación. Al ver que muchas duchas públicas no están operativas, se conforman y pasan por alto enjuagarse después de horas rebozados en crema solar, sal y arena. "Cuando lleguemos a casa ya pasaremos por la ducha", explica un grupo de jóvenes de la zona ante la limitación de agua.
Poca señalización y sin traducción al inglés
Además, la falta de señalización que indique dónde se encuentra la ducha en funcionamiento más cercana desemboca en pasividad para buscarla. Una vecina de la Barceloneta reconoce que no se pondría a andar por toda la playa para encontrar de cuál sale agua: "A saber dónde está la próxima ducha que funciona". De hecho, según algunos de los presentes de la playa del Bogatell (extensión de 702 metros), prefieren irse de la arena con la piel salada que perder el tiempo recorriendo toda la costa para descubrir qué ducha está en marcha.
Los carteles en los postes de las duchas explican el contexto de sequía en catalán. No hay traducción al inglés. La brecha lingüística ha supuesto un problema relativo para los turistas, porque al pulsar el botón ya comprenden que no podrán pasar por agua dulce. Sin embargo, no captan la urgencia que hay detrás: "No entiendo qué pone en el cartel, al probarlas ya hemos visto que no funcionan, pero no sabemos por qué". Otros se despreocupan de esta restricción porque solamente estarán de vacaciones en la ciudad unos días y no les afectará durante el resto del verano: "Me marcho ya mañana", respondía un visitante preguntado.
La resignación por parte de los bañistas se puede comprobar fácilmente observando la poca aglomeración de gente para llegar a las duchas. Hoy por hoy no se están formando colas para acceder a la única ducha operativa por playa, pero el pico de la temporada alta será la prueba del algodón del futuro que puede tener esta limitación.
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