Rutas insólitas

Barcelona Singular: la ronda de la Universitat como no te imaginas

Recórrela como no lo hace nadie: sin prisas. Marc Piquer, el tuitero explorador de @Bcnsingular, redescubre vestíbulos colosales, calaveras en el suelo, objetos de culto y 'showrooms' inauditos

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Cali Balado y Quique Andreu, en el showroom La Casa del Alcalde.

Cali Balado y Quique Andreu, en el showroom La Casa del Alcalde. / Montse García

Marc Piquer

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La calle quizás más anodina del centro de Barcelona -o la que suscita menos interés- gana enteros a medida que se le coge el gusto a recorrerla como no lo hace nadie: sin prisas. Aunque la pérdida del club de jazz Milano ha sido un auténtico mazazo, la ronda de la Universitat -con sus edificios y vestíbulos (colosal el del número 17), y una renovación constante de su oferta comercial- sigue siendo un destino mucho más apetecible de lo que seguramente te imaginas.

Vestíbulo del número 17 de la ronda de la Universitat.

Vestíbulo del número 17 de la ronda de la Universitat. / Marc Piquer

1. Resurgir de las cenizas

El Centre Comarcal Lleidatà

Sala de juego del Centre Comarcal Lleidatà, antes de que cerrara por la pandemia.

Sala de juego del Centre Comarcal Lleidatà, antes de que cerrara por la pandemia. / Montse García

Hasta bien entrados los noventa, los leridanos que vinieron a vivir a Barcelona, dejando atrás las penurias del campo, hallaron aquí el mejor antídoto contra la soledad; jugaban a la 'botifarra', participan en talleres de encaje de bolillos o se apuntaban a clases de coro. “Hoy, con las redes sociales, ya no existe esta necesidad de juntarse”, admite Jesús Escales, presidente de una entidad casi centenaria a la que la pandemia asestó un golpe casi mortal.

El tesorero del Centre Comarcal Lleidatà, Climent Llorens.

El tesorero del Centre Comarcal Lleidatà, Climent Llorens. / Marc Piquer

El Centre Comarcal Lleidatà lleva clausurado desde marzo de 2020 y los socios escasean, pero la junta actual no se amilana: está reformando por completo las dos plantas y, entretanto, planifica cómo reinventarse. El propósito es transformarse en un ateneo del siglo XXI, que impulse actividades culturales y promueva a poetas y cantautores de las comarcas de Ponent. Se permitirá asociarse a los que no son paisanos, y el bar cocinará 'cargolades' y otras excelencias de la 'Terra Ferma'. A pesar de tanto cambio, ahí sigue la primera guitarra de Lluís Llach, que él donó, convertida en todo un objeto de culto. / Ronda de la Universitat, 1.


2. Templo bávaro

Alt Heidelberg

Entrada de Alt Heidelberg.

Entrada de Alt Heidelberg. / Marc Piquer

Resucitó en febrero de 2022 tras cerca de dos años cerrada, pero todavía está lejos de latir como en los ochenta, cuando se llenaba hasta los topes con gente local. “Nunca hemos atraído al turismo”, reconoce Roger Figueres. “La ronda ha cambiado mucho y el barcelonés ya no pasa”. Fue el abuelo de Roger, Joan Figueres, quien junto a su cuñado Joan Font abrió esta taberna alemana en 1934, tras volver de Karlsruhe, donde regentaban un negocio de importación de cítricos y aceite de oliva (se largaron por patas al llegar Hitler al poder). Sin embargo, el restaurante no se decoró como una típica 'bierhaus' -con relojes de cuco, escudos y jarras- hasta la década de los 70. Se le han añadido luego más detalles: un surtidor que recrea el puente viejo de Heidelberg, y murales con paisajes bávaros que pintó uno de los camareros.

Detalle de la taberna alemana.

Detalle de la taberna alemana. / Marc Piquer

Nada de esto sería suficiente reclamo si la comida no estuviera a la altura de la carta de bebidas. Lo está: las salchichas de Max Zander, las ensaladillas y especialidades como el jamón asado a la cerveza o el plato alsaciano 'choucroute garnie' solo pueden traer felicidad y ganas de brindar por todo lo alto: Prost! / Ronda de la Universitat. 5.


3. Delirio vaquero

The Ranch Smokehouse

The Ranch Smokehouse.

The Ranch Smokehouse. / Marc Piquer

Conducir en medio de la nada por las carreteras secundarias de Tejas es una experiencia iniciática que tiene su momento culminante cuando emergen a lo lejos tres letras de neón chispeantes -BBQ-, y un cartel luminoso debajo tanto o más importante: “We are open”. Vale, he visto muchas pelis americanas. Pero también he cruzado Tejas en coche, y te juro que si estás hambriento y eres carnívoro empedernido no hay lugar que apetezca más que una 'barbeque joint'. Afortunadamente, ya no hace falta que cruces el charco. A pocos metros de la plaza de Catalunya, la brasería The Ranch Smokehouse te transporta al sur de los Estados Unidos al segundo de probar sus piezas ahumadas, que se derriten en la boca: costillas de cerdo duroc al estilo de Saint Louis y, sobretodo, el jugoso 'brisket' de Black Angus, corte de carne del pecho de la ternera un punto gelatinoso que únicamente se sirve los viernes por la noche, hasta terminar existencias. Y como me imagino que la verás en la carta, te advierto: sí, hay quien se pide la hamburguesa Fatness, bañada con salsa de fresa y que viene dentro de un dónut glaseado relleno de crema de cacahuete. / Ronda de la Universitat, 20.


4. Baldosas pirata

Pavimentos Escofet y el modelo 'calavera'

Baldosas modelo calavera en la ronda de la Universitat.

Baldosas modelo calavera en la ronda de la Universitat. / Marc Piquer

El 'panot' hidráulico se estrenó en Barcelona en 1892, en el tramo de acera de la ronda de Sant Pere donde Pavimentos Escofet tenía su comercio. Junto a otros fabricantes, como Butsems i Fradera u Orsola, Solà & Cia, ideó varios prototipos de losetas con las que embaldosó travesías enteras del Eixample, tal y como exigían, hastiados de tanto polvo y barro, los flamantes moradores. Se presentaron hasta 18 propuestas diferentes, pero al final el Ayuntamiento solo autorizó que se pusieran cinco, entre ellas la icónica flor. Uno de los modelos que ya no se manufactura, por lo que su presencia ha ido menguando, es el rombo con cuatro círculos, popularmente denominado 'calavera'. Encontrarás unas cuantas en la ronda de la Universitat, precisamente donde Escofet se mudó en 1920, trasladando pieza a pieza la excepcional decoración modernista que ya embellecía el establecimiento en su anterior ubicación. Pese a que la empresa bajó la persiana hace unos 15 años, el exterior está protegido y lo podrás admirar siempre. Las 'calaveras', por el contrario, búscalas y písalas mientras duren. / Ronda de la Universitat, 20.


5. Ventas exclusivas

La Casa del Alcalde

Cali Balado y Quique Andreu, en el showroom La Casa del Alcalde.

Cali Balado y Quique Andreu, en el showroom La Casa del Alcalde. / Montse García

Quien consigue penetrar en la Casa Bosch i Alsina, atónito se queda. Este inmueble levantado en 1892 por los Bassegoda sorprende por su tribuna, repleta de dragones, y el precioso vestíbulo. Pero lo que causa más admiración es la planta noble, con vitrales y una chimenea de cuando residía el naviero Ròmul Bosch i Alsina, alcalde de Barcelona en 1905. Desde mediados de los noventa el piso pertenece a la familia Balado, un referente en la capital catalana del 'prêt-à-porter', que lo usó como estudio de diseño de nuevas colecciones. Posteriormente, Cali Balado y su marido -el exbaloncestista Quique Andreu- lo habilitaron como 'showroom', en cuyas estancias se dan a conocer marcas de ropa bastante exclusivas. “Al principio las tiendas no nos conocían, y al llamar y responderles: ‘La Casa del Alcalde, dígame’, nos colgaban”, recuerda Andreu. Ahora ya la mayoría de clientes sabe quién hay detrás de este pomposo nombre, pero no entienden su verdadero significado hasta que acuden a esta dirección, y alucinan en colores. / Plaza de Catalunya, 8.

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