Rutas singulares
3 oasis desconocidos en pleno meollo comercial de Barcelona
Tres recomendaciones de Marc Piquer, el tuitero tras @Bcnsingular, para encontrar paz junto a la plaza de Catalunya
Barcelona Singular: las perlas escondidas del barrio de Santa Anna
Marc Piquer
Periodista
Soy periodista desde 3º de EGB, vecino de Can Macians, en les Corts y visitante habitual del resto de barrios de Barcelona, unos 150 según mis cálculos. Me gustan todos, y me gusta casi todo. Quizás un día me veis desayunando un plato de cuchara en el Carmel o en Sarrià, y al siguiente, zampándome unos 'pancakes' en el Raval o la Vila de Gràcia. Ando mucho y, a veces, descubro cosas. No sé guardar secretos. Si quieres que te hable de mis hallazgos, sígueme y te los cuento.
Por mucho ajetreo que haya en la plaza de Catalunya, el Portal de l’Àngel o la calle de Canuda, te puedes identificar con los habitantes de Shangri-La, que vivían aislados del mundo exterior, y encontrar como ellos la paz en estos tres lugares que te recomiendo para relajarte, engullir algo y alucinar con las vistas. Uno, ya lo sé, es un centro comercial. Pero ni así llega el gentío.
1. Nineteen Restaurant
Como ya ocurre con Santa Maria del Mar, no es posible tener una visión completa de la parroquia de Santa Anna. Su parte posterior queda escondida, y hay que meterse dentro de un hotel (el Olivia Plaza) y sortear la recepción, para adivinarla. En la terraza del restaurante se dejan ver unos antiguos muros de piedra que protegen por detrás la colegiata, y la sensación es haber viajado de golpe a Tossa o Perelada. No, amigos: estamos en la plaza de Catalunya, en un hermoso patio de dos niveles donde sugiero -antes de 'coctelear'- probar las croquetas del chef y un jugoso lomo de ciervo.
2. La terraza de El Corte Inglés
Siguiendo la tradición de los otros El Corte Inglés, la última planta del antiguo Can Jorba está destinada al servicio de cafetería y restaurante. Las vistas desde la terraza son aquí más limitadas, pero lo que se ve no desmerece: edificios prominentes como el hotel Ohla o, en la esquina derecha, el cimborrio y las dos torres laterales de la Catedral. En la carta no hay muchas sorpresas, salvo dos platos de cuchara -garbanzos con langostinos y alubias con setas-, algún que otro postre -la tarta de polvito canario-… y sin atisbo de duda, el suplemento que te cobran por consumir en las mesas de fuera.
3. El Jardí de l’Ateneu
Lo más pertinente para deleitarse con todo lo que contiene y promueve esta prestigiosa institución cultural es hacerse socio, que no sale tan caro y además desgrava. Dicho esto, se agradece que el excelso jardín romántico del Ateneu Barcelonès ya no sea exclusivo para los asociados y sus acompañantes, si uno va a comer. Reservas, te mandan un sms de confirmación, y listos. El menú del mediodía es de lo mejorcito que hay por la zona, y el emplazamiento -al lado del estanque y junto a palmeras centenarias- no tiene rival que lo supere. Sus albóndigas mar y montaña me pirran, y no le hago ascos tampoco al bikini trufado o a la 'burger' Quim Monzó, aunque dudo que él la prefiera a una tortilla de patatas.
- El de la Policía Nacional para los robos en las viviendas: "Si los ves, no toques nada
- Comprobar si mi número de La Grossa de Sant Jordi 2024 tiene premio
- ¿Dónde se baila en Barcelona a partir de los 40 años?
- El primer gran 'beach club' de Barcelona abrirá en junio: así será su oferta
- Pedro Sánchez, en directo | comparecencia y última hora de la posible dimisión
- Alerta de la Policía Nacional sobre una estafa que puede afecta a miles de personas
- Primera sentencia de un TSJ que aplica la doctrina europea y obliga a hacer fijo a un interino en fraude
- Un juzgado de Barcelona concede una incapacidad absoluta a una vendedora con fibromialgia y agorafobia