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La trencería viral de Barcelona donde se hacen trenzas los famosos

De aquí salen ‘looks’ más comentados que la ‘pashmina’ de la reina Letizia. En esta trencería viral de Poble Sec se avistan ‘influencers’, cantantes, mucho futbolista. Tiene 1,2 millones de seguidores en TikTok  

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Iván Castillo, ayer, en La Trencería del Flow.

Iván Castillo, ayer, en La Trencería del Flow. / Ana Puit

Ana Sánchez

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De aquí salen trenzas con más de 14 millones de visualizaciones. ‘Looks’ más comentados que la ‘pashmina’ de la reina Letizia. Es una trencería de Poble Sec con efecto viral. Acumula 1,2 millones de seguidores en TikTok; 214.000 en Instagram. Hasta 300 mensajes reciben al día. “En una ocasión –relatan- tuvimos la oportunidad de trenzar literalmente a un príncipe de un país árabe”. Que no se entere Froilán. 

La Trencería del Flow (av. del Paral•lel, 151). Entre peines, secadores y extensiones se avistan más famosos que en una alfombra roja. ‘Influencers’, cantantes, mucho futbolista. De Bad Gyal a Mariano Díaz, el jugador del Sevilla FC, sin mencionar todos los contratos de confidencialidad que han tenido que firmar. También hacen trenzas a famosos a domicilio. “He tenido la oportunidad de hacer una gira con Jhay Cortez y de peinar a Arcángel”. Iván te lo cuenta con tono de currante. Sigue siendo el primero que llega a trabajar y el último que se va a casa.  

Haciendo un 'time-lapse' para las redes.

Haciendo un 'time-lapse' para las redes. / Ana Puit

Iván Castillo es “el hombre del flow”. Así lo llama José Manuel Pinto desde sus tiempos de portero en el Barça. “¿Vives de esto?”, le siguen preguntando con cara de meme. Hace 10 años que se gana la vida haciendo trenzas. “Todo esfuerzo –sonríe- tiene su recompensa”.  

Empezó de niño en Honduras. Tendría 10, 11 años. “Estaba obsesionado con estos peinados”, recuerda. Por los jugadores de la NBA. Practicaba con su madre, con su hermana, consigo mismo. “Siempre lo comparo con alguien que sabe dibujar –se encoge de hombros-: no sabes explicar por qué. Es algo que yo sé hacer desde muy chico, sin formación ninguna. Como que naces con esto”. 

Se mudó a Barcelona con 17. Y empezó a atreverse a hacer más peinados. Con amigos dominicanos, sobre todo. “Con ellos empecé a crear mi pequeña comunidad -recuerda-. En el 2005, 2006, era más común entre dominicanos”. 

Hacía trenzas en una habitación de casa. “Sin lucro ni nada –cuenta-. Era practicar, practicar, practicar”. No tardó en alquilar un sillón en una peluquería de Poble Sec. Y un día –hará 10 años- le contactó José Manuel Pinto, entonces jugaba de portero en el Barça. “Le gustó lo que hacía y me ayudó mucho con las promociones –detalla Iván-. Le estaré eternamente agradecido”.  

Lista de espera

Los clientes se fueron multiplicando –tuit a tuit, boca a boca- y abrieron local propio. Entonces solo eran tres: él, su mujer y un barbero. Aún les daría otro empujón en redes -agradece Iván- Paula González, la ganadora de ‘Gran hermano 15’, ahora reconvertida en ‘influencer’. Pasaron a ser 10 trabajadores. Dos, tres semanas de lista de espera para conseguir hora.   

Dos clientes de La Trencería del Flow, ayer.

Dos clientes de La Trencería del Flow, ayer. / Ana Puit

A estas alturas, las #trenzas en formato ‘hashtag’ ya superan los 3,8 billones de visualizaciones solo en TikTok. Hace años que es la baza sorpresa de todo ‘influencer’. Google se ha llenado de famosos postureantes, trucos, tutoriales, redes que se incendian con debates polémicos. A La Trencería del Flow el ‘boom’ tiktokero les explotó de repente. “Subí un ‘time-lapse’, subí otro, un colega me ayudó –detalla Iván-. De un mes para otro, un millón de seguidores”. Es hipnótico verles hacer trenzas a doble velocidad. 

Ya no es tan extraño, aseguran. Ya no es tabú. Las trenzas, aseguran, se están normalizando. “Hoy en día se las hace tanto la señora de 70 años como un niño de 5”. Se ve todo tipo de clientela. “Desde el rockero más heavy metal que te imaginas a la señora que va a la iglesia”. 

Detalle de un peinado en proceso.

Detalle de un peinado en proceso. / Ana Puit

"Ya verás que no es lo que parece -te garantiza Iván-. No es nada inhumano", se ríe. Y te hace una trenza para posturear en apenas 20 segundos de ‘time-lapse’. Combina la cháchara de peluquería con una tele con vídeos musicales. En los espejos se ven las mismas caras de paciencia que si estuvieran en una maratón de ‘Cuéntame cómo pasó’. Hay peinados de 30 minutos y de 6 horas. Nancy lleva dos y mantiene intacto el rictus de Santo Job entre trenzas kilométricas. Noelia hoy estará tres: se va a hacer tooodo el pelo de trencitas. “En otro sitio tardaron 7”, sonríe por lo bajini. Aquí se lo hacen entre dos personas.  

Puliendo las trenzas kilométricas de Nancy.

Puliendo las trenzas kilométricas de Nancy. / Ana Puit

“¿Te dolió?”. Es lo primero que te preguntarán al verte la trenza, te garantiza Iván. “Suelen interpretarlo con el dolor –se encoge de hombros-: ‘Trenzas es igual a sufrir’. Pero muchos que lo dicen nunca se las han hecho”. La verdad es que no, no ha dolido. Nadie a la redonda se queja de los tirones. Los clientes hacen menos aspavientos que Isabel Preysler en su documetal navideño.  

Un cliente, a punto de salir a la calle.

Un cliente, a punto de salir a la calle. / Ana Puit

¿Lo que más preguntan los curiosos tiktokeros? "Por qué meten las trenzas en agua caliente". Así suelen acabar los vídeos en redes. “Cuando trabajas con extensiones sintéticas -explica Iván-, toda esa extensión larga trenzada queda muy dura. Al hervirla en agua caliente, la extensión coge una textura muy natural y suave".

Ahora se hacen trenzas muchos futbolistas: Marc Cucurella (Chelsea), Óscar Mingueza (Celta), Mariano Díaz, (Sevilla FC), Cristian Tello (Arabia Saudí), Jordi Mboula (él juega en la liga italiana) se deja caer cada semana. “También nos han contratado para hacer peinados para anuncios de marcas grandes a nivel mundial –añade Iván-. Algún cartel que veas de una tienda súper grande con trenzas probablemente las hayamos hecho nosotros aquí”. 

¿Que qué engancha? “Es un peinado que te da bastante seguridad”, responde Nathalie Pérez, la mujer de Iván. “Empodera un montón”. Y encima te levantas ya peinado, se ríen. Te puedes tirar sin tocarte el pelo –promete algún cliente- hasta dos meses

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