Actividades lunáticas

Planes para hacer hoy bajo la luna llena en Barcelona

Pilla unas balas de plata y échate a la noche este lunes, aaaauuuuu. En Barcelona te puedes unir a los hombres lobo ‘runners’ y ciclistas

Luna llena en Barcelona.

Luna llena en Barcelona. / Alvaro Monge

Ana Sánchez

Ana Sánchez

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Te entrarán ganas de llamar a Iker Jiménez. ¿Eso son aullidos? A poco que atines la oreja, dirías que a estos hombres lobo les salen gallos. Ahora se te pueden poner los dientes largos sin necesidad de que te abduzca una mata de pelo con tupé a lo ‘Teen wolf’. Hoy, 27 denoviembre, hay luna llena: te puedes unir a hombres lobo ‘runners’ y ciclistas.  

Full Moon Run

Un grupo de 'moonrunners' corren bajo la luna llena con Barcelona de fondo.

Un grupo de 'moonrunners' corren bajo la luna llena con Barcelona de fondo. / Jordi Cotrina

“Aaaauuuuuuu!!!!!”. Ese es su grito de guerra. «Ven a trotar a la luz de la luna llena», incitan, como si los hombres lobo de ahora se hubieran hecho 'runners'. Hombres y mujeres lobo. Llevan corriendo bajo la luna llena desde el 2015. «Sin luces -describen-. Sin frontales. Sin reloj. Sin GPS. Sin móviles. Sin música. Solo tú, tus zapatillas y tus 5 sentidos». «Se trata de volver a los orígenes», explica Carlitos González, el 'moonrunner' originario. «Se trata de recuperar los motivos que nos llevaron a correr por primera vez -añade-. Olvidándose del crono y de la foto para subir al Facebook». Empezaron siendo 13. Han llegado a reunirse más de 80. Quedan la noche de luna llena de cada mes. «Caiga en lo que caiga -prometen-. Y caiga (del cielo) lo que caiga».

Suelen quedar sobre las 22 h. Concretan la ubicación en su canal de Telegram: moonrunnersBCN. Corren por El Prat, Collserolla y la carretera de les Aigües. Son recorridos «asequibles», dicen, de 8 kilómetros como máximo. No se han encontrado a ningún hombre lobo, de momento, pero nunca faltan jabalís. «A quien buscamos sin suerte -dicen- es a la mujer de la curva».

A ratos compartes frases sin fuelle, a ratos corres en silencio. Corres y escuchas. Los grillos, las pisadas, los latidos en diferido. “Pum pum pum pum”. No sabes cuánto falta. No hay reloj que mirar. No hay ansia por llegar. La quedada termina con pícnic colaborativo: cada lobo-runner aporta algo para picar. Hay quien lleva gambas y quien ha compartido incluso grillos y gusanos. ¿Qué es lo que engancha? “Correr, disfrutar, respirar y olvidarte de todo”, responde Ismael Utrilla, uno de los “últimos locos” que quedan. Y cuando acabas, se ríe, “parece como te hubieras tomado tres Redbulls”,

Full Moon Ride

Parada con vistas en una Full Moon Ride.

Parada con vistas en una Full Moon Ride. / Instagram: federicomerlo_photo

“Traed casco y luces”. Es la única condición para asistir, explican estos ciclistas lobo. Cada luna llena hay salida en bici, normalmente hasta la cima del Tibidabo. Al principio eran 15, 20 ciclistas, ahora suelen ser 40-60, con el buen tiempo llegan a juntarse más de 100. Organiza Veni Vidi Bici, una asociación que promociona la cultura ciclista, «con especial énfasis en las bicicletas clásicas de carretera», explican.

“La organizamos nosotros – detalla Federico Merlo, copresidente de Veni Vidi-, pero ahora tiene vida propia y hay varios grupos que eligen subir el día de luna llena sin necesidad de convocatoria”. Ellos siguen haciéndola cada mes. Normalmente quedan en Lesseps a las 20 h. “La idea –añade Federico- es compartir sin estrés una montaña llena de magia como la del Tibidado, compartir de forma sana y sostenible y acabar con una pizza, casi siempre en la Balmesina”. Es un evento –reivindica Federico- que pide más espacio urbano para las bicis. “Nos hermanamos con el movimiento que pide un túnel de bici para Vallvidrera: Bikevidrera”.  

«Hay compañerismo y camaradería -prometen, siempre se espera a los que vienen más atrás». Las edades son tan variadas como las bicis. Se ven clásicas, Fixie, de montaña, mucha Brompton. ¿Qué tiene de especial pedalear bajo la luna llena? «Es como si asistieras a tu propia película de suspense», prometen. Aparte de los ciclistas lobos y la niña de la curva -se ríe-, también es habitual cruzarse aquí con jabalís. «Algunos son bastante fotogénicos».