Elecciones en Galicia

Galicia pone hoy a prueba la resistencia del PP para amarrar 20 años seguidos en la Xunta

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¿Quién ganará las elecciones en Galicia? Así están las encuestas

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Gómez Besteiro, Ana Pontón y Alfonso Rueda, ayer, entre los asistentes al homenaje a las víctimas del ‘Villa de Pitanxo’.

Gómez Besteiro, Ana Pontón y Alfonso Rueda, ayer, entre los asistentes al homenaje a las víctimas del ‘Villa de Pitanxo’. / RAFA VÁZQUEZ

X. A. Taboada

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Tras la campaña más larga, que prácticamente comenzó al día siguiente de las elecciones generales de julio, los gallegos deciden hoy en las urnas quién ocupará la Xunta de Galicia, que se reduce en esencia a dos únicas opciones: dar un giro e instalar de nuevo, quince años después, a la izquierda en San Caetano, aunque esta vez con el BNG con los galones de mando, o continuar con el PP al frente de la sala de máquinas, partido que sumaría cuatro años más en el Ejecutivo autonómico y se acercaría a los 20, de agotarse la legislatura, gobernando de forma consecutiva sin que nada ni nadie fuera capaz de minar su resistencia.

Pero estos comicios —como en cualquier otra prueba electoral, aunque en este caso más— trascienden como nunca las fronteras gallegas. Son los primeros tras las elecciones generales de julio y la investidura fallida de Feijóo y la controvertida de Pedro Sánchez, así como tras las polémicas generadas a raíz de la ley de amnistía y el traspiés del PP nacional sobre esta polémica iniciativa. Y tanto Pedro Sánchez como Feijóo se han empleado a fondo en la campaña gallega, en la que se han movido con claves de política nacional, por lo que el resultado tendrá influencia, en mayor o menor medida, sobre los siguientes movimientos de ambos. Uno saldrá reforzado y el otro, debilitado.

Salvo dos paréntesis, uno de ellos motivado por una moción de censura, la derecha es la que ha gobernado siempre en Galicia. Tras el tripartido de 1987 a 1989, en febrero de 1990 entró Fraga y estuvo como presidente quince años y medio. Lo sacó de la Xunta un bipartito encabezado por el PSOE —con Pérez Touriño— y secundado por el BNG y tras solo una legislatura (2005-2009), el PP volvió a sacar mayorías absolutas con Feijóo y a encadenar otros quince años seguidos con el bastón de mando, con Alfonso Rueda al frente los dos últimos años.

Ahora, en sus primeras elecciones como cabeza de cartel, le toca evaluar en las urnas la fiabilidad del PP ante los gallegos. Solo le vale la mayoría absoluta. Su predecesor lo dejó con 42 escaños y las últimas encuestas —de hace una semana— vuelven a dar al PP, con Rueda como candidato, mayoría absoluta, aunque ajustada, con 38 o 39 diputados. En el bando de la izquierda confían en un giro del electorado, porque si bien nadie duda de la hegemonía del PP en Galicia y de su implantación en todo el territorio, la absoluta sería tan ajustada que cabe la sorpresa. Al frente del vuelco los sondeos colocan esta vez al BNG y a su cabeza de cartel, Ana Pontón, toda una veterana que supo reunificar al frente nacionalista.

Estas son sus terceras elecciones como candidata a la Xunta. En 2016, sus primeras, sacó solo seis diputados, quedando a la sombra de las Mareas y el PSOE, pero en las segundas, en el año 2020, lanzó al Bloque a su mejor resultado en el Parlamento, con 19 escaños. Ahora podría superarlo con creces, rebasando holgadamente la veintena.

Pero por sí solo no se basta. Necesitaría el respaldo del PSOE, al que las encuestas previas sitúan de nuevo en tercera posición y con una pérdida notable de escaños por el trasvase de sus votos al BNG. Por el PSdeG concurre José Ramón Gómez Besteiro, que volvió el pasado año a la política activa tras permanecer siete años fuera de la vida pública por varias causas judiciales que se archivaron sin encontrar indicio alguno de culpabilidad.

El caso es que Besteiro fue proclamado oficialmente candidato a finales de octubre y, siguiendo una tradición tácita del PSOE, por una razón o por otra, los socialistas cambian de cabeza de cartel cada cuatro años. Pero el apoyo al BNG, en caso de que el PP non tenga mayoría absoluta, está garantizado, lo que le permitiría sortear el retroceso electoral.

Por la banda de izquierda compiten otros dos partidos cuyos orígenes tuvieron mucho que decir en la política gallega, cuando bajo el paraguas de En Marea y junto a otras formaciones, lograron catorce escaños en el año 2016. En 2020 desaparecieron y ahora van por separado: Podemos, por una parte, y Sumar, la nueva marca de Yolanda Díaz. Si Sumar saca escaño, saldrá en apoyo de BNG y PSOE.

Hay una tercera vía: que el PP se quede a uno de la absoluta, pero entre en el Parlamento Democracia Ourensana. Seguramente le daría su respaldo a Rueda, pues en Ourense tienen intercambiado entre los dos partidos la alcaldía de la ciudad y la presidencia de la Diputación.

Pero la lectura de estos comicios no solo será autonómica, pues la presencia masiva de dirigentes políticos nacionales de todos los partidos ha querido que la transcendencia traspase Pedrafita. Con una mayoría absoluta del PP Feijóo podrá respirar más tranquilo en Madrid, apuntalar su liderazgo y sobreponerse al enredo de admitir que estudió 24 horas la amnistía y que se abre a un indulto condicionado a Puigdemont. Quedarse a las puertas de la absoluta, le complicaría su carrera en la capital.

Para Pedro Sánchez sería un éxito, pero solo a medias y además con un gran riesgo, desbancar al PP de la Xunta. La consecuencia negativa para el PSOE incluso por esta victoria es que se haría a costa de brindar apoyo al BNG y aceptar el papel menguante de los socialistas en Galicia, si se cumplen los pronósticos de las encuestas. Un precio que se pagaría por hacer perder al PP uno de sus feudos históricos.

Y por supuesto, los comicios servirán para medir la nueva aventura política de Yolanda Díaz en su tierra, cuya candidata a la Xunta dejó su escaño en el Congreso sin estar obligado a ello, o la introducción de Vox en Galicia, cuya representación institucional hasta la fecha en la comunidad se reduce a un concejal obtenido en mayo del pasado año.

Tres candidatos juntos en el día de reflexión

No es habitual, ni mucho menos. De hecho debe ser la primera vez que ocurre. Los candidatos de los tres principales partidos —Rueda, Pontón y Besteiro— coincidieron en dos actos en la jornada de reflexión. La primera fue en el homenaje en Marín a las víctimas del Villa de Pitanxo. Allí estuvieron los tres juntos a corta distancia, como se aprecia en la foto superior. Por la tarde los tres fueron a ver el partido de fútbol entre el Celta y el Barcelona, pero mientras Besteiro y Rueda acudieron al palco de Balaídos, Pontón optó por sentarse en la grada. Al margen de estos dos actos tuvieron sus actividades de “relax” propias de los días de reflexión. Rueda fue a pasear con su familia al monte Pedroso de Santiago; Pontón a tomar el vermú y Besteiro, un café. Marta Lois, más radical, prefirió realizar un salto en parapente.

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