ERC rebaja la inminencia del pacto con el PSC en Barcelona pero no lo descarta

No hay ningún pacto cerrado, por no puede descartarse. Este es el minuto y resultado de las negociaciones entre el PSC y Esquerra sobre la posibilidad de que los republicanos entren a formar parte del gobierno municipal, que actualmente lideren los socialistas en minoría. Este lunes, se han disparado las expectativas del acuerdo porque la líder de los Comuns en la ciudad, la exalcaldesa Ada Colau, ha asegurado que el pacto a tres bandas era "inminente". La portavoz de Esquerra, Raquel Sans, ha admitido que hay "conversaciones" sobre el tema, pero ha rebajado las posibilidades de acuerdo. "Hay conversaciones, que no negociaciones, y no estamos en fase de decidir sobre nada", ha dicho.

En definitiva, Esquerra niega que el acuerdo esté hecho e incluso que esté cerca, pero no niega que sea una posibilidad próxima, sea más o menos remota. Por ahora, Sans ha ganado tiempo asegurando que su partido está dispuesto "a hablar con todo el mundo", también con el PSC de Barcelona y Jaume Collboni. Lo que ha molestado a los republicanos es que Colau haya dado por cerrado el acuerdo, sobre todo después de que los votos de los Comuns frustraran en junio los planes de ERC que era pactar el gobierno municipal con Junts.

En el cuartel general de ERC, además, apostillan que cualquier pacto en Barcelona deberá decidirlo la federación del partido en esta ciudad, que desde el pasado mes de octubre lidera Eva Baró. Lo que no ha aclarado Sans es si deberá decidirlo la dirección de la formación en esta ciudad o si, en el caso de llegar a un pacto con el PSC, se someterá a una consulta interna de la militancia. Cuando en el mes de junio Junts y ERC llegaron a un acuerdo para gobernar en coalición la ciudad -el que luego se frustró-, esa consulta sí se celebró. Sans no ha querido entrar en esta cuestión: "No estamos en este estadio, no podemos entrar en futuribles".

Ventajas e inconvenientes

Entrar en el gobierno municipal daría a ERC ventajas evidentes, como ganar capacidad de influencia para un partido que ya lidera la Generalitat, que forma parte del gobierno de la Diputación de Barcelona -al lado del PSC- y cuyo votos en el Congreso son claves para la gobernabilidad del Estado. Así, entrar en el ejecutivo barcelonés supondría tener influencia en el segundo presupuesto de una institución catalana tras la Generalitat.

Pero no sería tan fácil, ya que este pacto también tiene contraindicaciones. Una parte del partido, sobre todo de la Federación de Barcelona, se ha mostrado muy crítica con los pactos con el PSC. De hecho, cuando en otoño se libró la batalla para controlar la Federación, se articuló una candidatura crítica que estuvo a punto de ganar y que tenía como bandera rechazar los acuerdos con los socialistas. Si ahora se firmara un acuerdo PSC-ERC en la ciudad estaría por ver qué capacidad tiene el partido para digerirlo.

Las conversaciones sobre Barcelona deben entenderse en un marco global de contactos entre republicanos y socialistas que tiene como objetivos otros acuerdos. Por ejemplo, la negociación de los presupuestos de la Generalitat de 2024. Para ERC, los votos del PSC son imprescindibles. Desde Esquerra, insisten en negar que las dos cuestiones estén vinculadas. Los dos próximos meses serán decisivos para discernir si son o no cuestiones independientes.